“En el aire seguro que la mente se queda en blanco…
… y puedes ser libre”
Luna
Una de las aspiraciones que el ser humano ha pretendido alcanzar a lo largo de la historia de la humanidad es la capacidad de volar. Una cualidad que siempre ha estado presente en muchas de las mitologías y leyendas que han acompañado a varias civilizaciones a lo largo de las eras. La capacidad de levitar en el aire y elevarse es uno de los elementos que envuelve el sentido de la maravilla de muchos mitos populares. En el noveno arte no es menos: el género por antonomasia asociado a las viñetas, el de superhéroes, da por hecho la capacidad de volar de muchos de sus personajes. Un hecho fantástico que en la vida real, ley de la gravedad mediante, es físicamente imposible e irrealizable. Pero, ¿qué ocurriría si se diera un avistamiento en una gran ciudad de una persona volando en el cielo? De repente, mirar hacia arriba y observar, con asombro, una figura de mujer en lo alto y a lo lejos flotando en el aire. Ese es el punto de partida del cómic que abordaremos hoy: “Podía Volar” – “She Could Fly” –, de Christopher Cantwell, Martín Morazzo y Miroslaw Mrva, editado en castellano por Medusa Cómics.
Ese hecho tan desconcertante obsesiona a Luna, la protagonista de esta historia. Ella es una adolescente que padece un trastorno obsesivo-compulsivo con pensamientos ilógicos recurrentes y encuentra, fascinada ante este hecho, una válvula de escape para sus angustiosos días. Luna tratará de resolver el misterio de la mujer voladora que se ha visto volar en Chicago. No será la única: Intereses corporativos, seguridad nacional y espionaje internacional se entremezclarán conforme avance el relato mientras que nuestra protagonista tratará de escapar de sus obsesiones recurrentes a través de la resolución del enigma de la mujer voladora.
Más allá del enigma que supone avistar a una mujer volando en el cielo, más lejos de las implicaciones en materia de seguridad nacional o de lo que supone una tecnología que permita a una persona volar (y la ventaja competitiva que otorga a una empresa capaz de reproducir esa capacidad) el relato se sostiene fuertemente en la dolencia de Luna. Un personaje muy bien definido y construido por Cantwell, que como él mismo afirma fue diagnosticado de trastorno obsesivo compulsivo. El guionista, que debuta en el mundo del noveno arte con esta personal obra, es conocido por el gran público como uno de los creadores de la serie de televisión “Halt and Catch Fire”. En su primera incursión en las viñetas nos brinda una historia con suficientes elementos de interés para continuar avanzando entrega tras entrega, si bien el punto fuerte de la obra descansa en la caracterización de Luna y de la hábil síntesis de su enfermedad, muy bien definida en el argumento. Pero Cantwell no olvida el resto de elementos ni personajes de la trama, que se van entrelazando para construir una propuesta solvente.
A ello súmese el apartado gráfico, donde nos encontramos el dibujo de Martín Morazzo, («The Network» o «Ice Cream Man«) que con su personal estilo y dotando de gran expresividad facial a los rostros de los personajes, amplifica de forma exponencial el guion, en una narración gráfica ágil en los momentos de acción y fuertemente descriptiva (gracias a las hábiles metáforas que esconde el relato) cuando es necesario ilustrar lo que pasa por la cabeza de Luna. Los colores elegidos por Miroslaw Mrva, fundamentalmente leves y sobrios, refuerzan tanto la sensación de soledad que envuelve a la protagonista como el reto que supone resolver la incógnita de ver volar a un ser humano sin explicación aparente.
“Podía Volar” supone otra muestra del excelente olfato editorial que sigue teniendo Karen Berger, que sumó este título al excelente catalogo que está creando en su sello Berger Books para Dark Horse Comics. La serie, que contó con cuatro entregas, ha cosechado el éxito necesario en los Estados Unidos para que, el segundo arco argumental, “She Could Fly: The Lost Pilot”, ya sea una realidad en su país de origen. En España, y con una celeridad que es de agradecer, la edición ha corrido a cargo de Medusa Cómics en un excelente formato en cartoné de 144 páginas que comprende el primer arco argumental completo. Un volumen para disfrutar de su lectura de tirón, donde lo costumbrista se entremezcla con la ciencia ficción, en un relato con el suficiente potencial para definir una enfermedad mental sin descuidar una trama de resolución de un enigma. En definitiva, un acierto de tebeo.