“¿Recuerdas la lección de los 7 pecados capitales?
Gula
Avaricia
Ira
Lujuria
Orgullo
Envidia.
El mío… es la pereza”
Así se expresa el Padre Antonio, un sacerdote que ha vivido muchos años esperando reparar una injusticia que vió perpretar y que, de no resarcir ese daño, las consecuencias serán peores para la población. Sabe que sólo no podrá llevarlo a cabo. En la Texas de 1867 la vida no es fácil. Introducirse, además, en un territorio conocido como “Comanchería”, situado al oeste de Texas , en el noreste de lo que hoy se conoce como Nuevo México, totalmente ocupado por comanches entrañaba riesgos mortales. Donde para sobrevivir puede ser necesaria la ayuda, en un sentido figurado, de hasta el mismísimo diablo. Esa es la premisa de la que parte “The Seven Deadly Sins”, el western con guion de Tze Chun, arte de Artyom Trakhanov y color de Giulia Brusco, editado por TKO Studios.
Para llevar a cabo la misión, suicida a todas luces, el sacerdote no dudará en reclutar a un grupo de forajidos fuera de la ley. Una suerte de «pecados capitales reunidos y hechos verbo y carne«, marginados con un pasado cada uno lleno de sangre y atrocidades. Al mando de todos ellos, Jericho: un auténtico tipo de una pieza con la sangre fría requerida para hacer lo que sea necesario para lograr el éxito.
“Los rostros pálidos hablan de ti como si fueses el mismo diablo. Sé de lo que eres capaz…”
En otro momento de la historia de la humanidad podría ser irrelevante citar el grupo étnico al que pertenece Jericho, pero en los territorios que pertenecieron a la confederación, después de la guerra civil de Estados Unidos y a pesar de quedar abolida la esclavitud, promulgada en 1863 y entrando en vigor en la totalidad del país en 1865, si no eras blanco no eras bienvenido. Podría haber desaparecido la esclavitud, pero el racismo, la ignorancia y los prejuicios perduraban (¿Acaso alguna vez han desaparecido en la historia de la humanidad?). Jericho es afroamericano y es un ejemplo de cómo, al igual que en “The Fearsome Doctor Fang“, Tze Chun subvierte algunos roles de los géneros clásicos. En este caso con el Western, ese género que tomó un periodo histórico de gestación de una nación y lo mitificó dándole la épica y parámetros que hoy lo definen como tal. Chun sabiamente dosifica elementos que podremos encontrar en la filmografía de este género realizada por Sam Peckinpah, Sergio Leone, Clint Eastwood o Quentin Tarantino, entre otros, pero completa su fórmula introduciendo roles novedosos alejados de los estereotipos. Y ahí es donde gana enteros el relato: El trato a los afroamericanos y a otras minorías étnicas está presente en todo momento. Las aberraciones y horrores que pueden cometer los que se creen superiores y más civilizados es otra de las evidentes reflexiones posteriores a la lectura. Y como telón de fondo, el genocidio de un pueblo como el indio en ese periodo histórico. Esos elementos de reflexión conforman el paisaje que nos encontraremos en este relato, no exento por otro lado de altas cotas de violencia, sangre, sudor y arena.
Sin duda estamos ante una gran historia que de ser llevada al cine sería una gran película. Por suerte para los aficionados al noveno arte, “The Seven Deadly Sins” ha visto la luz en viñetas. Y eso nos ha permitido disfrutarla con el arte de Artyom Trakhanov («Undertow» o «Turncoat»). Con un estilo más cercano a la Bande Desinée francobelga que al mainstrean estadounidense, Trakhanov nos brinda excelentes páginas donde muestra desde la violencia más descarnada hasta momentos más introspectivos, todo en un ritmo narrativo trepidante al que el color de Giulia Brusco («Scalped» o «Django Unchained») nos hace sentir el calor del desierto al sol y la oscura frialdad que conlleva pasar la noche ahí. Sin duda, la aportación gráfica y plástica de estos artistas al volumen engrandece una historia que ya de por sí merecía ser contada con independencia del medio para hacerlo.
“Una promesa a un hombre es una promesa a Dios”
Como el resto de series con las que ha irrumpido TKO Studios en el mercado, “The Seven Deadly Sins” se ha editado íntegramente en tres formatos: digital, TPB y en formato grapa las seis entregas por separado junto a su correspondiente caja de coleccionista. La editorial pone también a disposición de los lectores la descarga digital gratuita del primer número en su página web, la primera de las seis balas que comprenden este acertado western.
“The Seven Deadly Sins” es, pues, arena, sangre y sudor. Es convivencia entre marginados outlaws cumpliendo una misión suicida. Es reflejar que, aunque la esclavitud no existiera en esa época, la vida siguió sin ser fácil y cómoda para muchos frente al racismo y los prejuicios. Pero también es acción y violencia desatada en un camino de redención. Quizá esta obra es un ejemplo más de porqué TKO Studios, a pesar de su breve trayectoria, es una editorial a tener en cuenta en el panorama internacional del cómic.