Turncoat, una negra distopía

Estamos en una fecha indeterminada, posiblemente un futuro cercano. El mundo ha sido sometido por una raza alienígena que ha modificado sustancialmente el modo de vida del ser humano. Tras muchos años bajo su yugo, una resistencia organizada ha conseguido expulsar a los invasores. Ahora, la humanidad se enfrenta a una realidad incierta, ya que las cosas han cambiado tanto que volver a establecer una sociedad exclusivamente humana parece una utopía irrealizable.

Sirva el anterior párrafo anterior no como sinopsis, sino a modo de contexto, una somera descripción del escenario en el que se enmarca la acción de Turncoat, miniserie de 4 números creada por Alex Paknadel (Arcadia) Artyom Trakhanov (Undertow) para Boom! Studios. La auténtica trama se basa en una investigadora privada, Marta Gonzalez, a la que se le presenta un caso de desaparición. Como no podía ser de otra forma, la investigación no tardará en destapar secretos ocultos que pueden hacer tambalear el sistema. «Turncoat» es un noir en toda regla, casi académico en su fondo, que se apoya en todas las convenciones del género para ofrecer mucho de lo que ha hecho grande a la novela negra. Un misterio a resolver, unos personajes de turbio pasado muy bien perfilados psicológicamente, y una podredumbre que corroe las entrañas de una sociedad en la que no existen buenos ni malos.

Turncoat4La novedad que diferencia a «Turncoat» del resto de historias similares es el mundo en el que se mueven sus personajes. Porque Paknadel y Trakhanov han creado un universo original, subyugante y, a ratos, abrumador. La manera en que los «alienígenas invasores» han transformado la sociedad resulta sumamente novedosa y llamativa. Si estamos atentos a las viñetas, apreciaremos mil detalles de ese cambio, detalles que a veces son tremendamente evidentes pero que otras veces resultan muy sutiles. Un buen ejemplo de todo esto es la curiosa representación que se nos ofrece de objetos de uso tan cotidiano como la televisión, el teléfono o algunas de las prendas que visten los personajes. Las armas, los elementos decorativos, incluso la propia comida, son elementos trastocados por la cultura alienígena. Esto nos puede dar una idea del profundo arraigo con que se ha establecido el cambio en la sociedad humana, cambio que a todas luces se antoja irreversible aún después de haber sido expulsados los invasores.

En mi opinión, en todos esos detalles radica la grandeza de este cómic, al haber conseguido los autores  introducir una historia de detectives tradicional en un entorno de ciencia-ficción insólito. Podríamos afirmar que la obra nos ofrece una distopía al nivel de lo que podían mostrar otras obras fundamentales del género como Blade Runner, cuya influencia se deja ver en más de una ocasión.

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El cómic, pues, introduce muchos conceptos y nos habla, en mayor o menor medida, de temas bastante serios como la postguerra, el precio del poder o la dignidad del ser humano. Cierto es que tampoco es necesario ponerse demasiado trascendental, ya que estos temas están introducidos en segundo plano, para que podamos comprobar la riqueza del cómic y su profundidad. No son elementos que entorpezcan la trama principal o nos hagan pararnos a pensar cada dos páginas, sino que ofrecen un subtexto interesante que posiblemente alcanzará su mayor relevancia en una segunda lectura.

Quizás el único pero que se le puede poner a «Turncoat» es la excesiva presencia de cuadros de texto y bocadillos de diálogo, que inundan cada página ofreciendo una gran cantidad de información. Esto puede hacer que el ritmo se resienta de cara a algunos lectores, pero hay que tener en cuenta que es un recurso ampliamente utilizado dentro del género negro.

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El estilo de dibujo de Artyom Trakhanov, aunque puede resultar feísta y algo esquemático en una primera impresión, termina revelándose como el arte perfecto para un cómic como este. La cantidad de conceptos y diseños originales que es capaz de plasmar el artista en cada página nos hace pensar en el laborioso trabajo previo que ha debido suponer la concepción de este cómic, por lo que es aconsejable detenerse a mirar los múltiples detalles visuales que impregnan la obra. Es de justicia también destacar el magnífico tratamiento del color por parte de Jason Wordie, que aporta múltiples tonalidades y ayuda a sumergirnos en ese mundo tan particular.

Aunque está claro que a día de hoy Image es la gran referencia en cuanto a cómic independiente americano, hay que reconocer el mérito de editoriales algo más modestas como Boom! Studios, que con obras como «Turncoat» demuestra un compromiso importante a la hora de ofrecer historias de calidad. Soy consciente de que con reseñas como esta me estoy ganando cierta fama de alentador al consumismo, pero mi consejo es que nadie deje escapar este cómic. Maravilloso.

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