America hates freedom, son. That’s why they want you to always be on the hustle… That’s how they make you a slave. Get you chasing that bread… But I’m not a slave. I’m free. I’m a free fucking man, son.
Por desgracia, casi todos habremos experimentado en alguna ocasión un sentimiento tan terrible como el de la soledad. Pocas cosas habrá peores que sentirse abandonado, encerrado en una situación difícil y sin tener a nadie a quien recurrir. Si uno se para a pensarlo, da escalofríos. Pongámonos ahora en la piel de un sintecho, alguien obligado a vivir en la calle sin más expectativas de futuro que pensar qué podrá llevarse a la boca en las próximas horas. Esas personas invisibles para la sociedad, que no le importan a nadie, ya tuvieron protagonismo en un cómic reciente tan notable como The Dregs. Ahora, en el desembarco oficial de Tko Studios, nos llega este Goodnight Paradise, obra centrada en los desarrapados moradores de Venice Beach, California.
«Goodnight Paradise» acerca su mirada a la mísera existencia de Eddie, uno más de los homeless (muchos de ellos, veteranos de guerra) que sobreviven en Venice Beach, rodeado de turistas, bañistas y especuladores de nuevo cuño que quieren convertir la zona en una especie de parque tecnológico, moderno y hipster. En ese lugar y en ese momento, Eddie tendrá la mala fortuna de descubrir, en el interior de un contenedor, el cadáver de una joven indigente que llevaba poco tiempo en la comunidad. A partir de ahí, y movido por el instinto y el alcohol, Eddie pondrá todo su empeño en investigar el asesinato tratando de averiguar quién estuvo detrás.
Empecemos por lo bueno. El guionista Joshua Dysart (Swamp Thing, Hellboy, Harbinger) lleva cerca de 20 años viviendo en Venice Beach y empapándose de su ambiente culturalmente diverso y tolerante, tan lleno de jóvenes artistas callejeros como de indigentes que llevan tiempo establecidos en una comunidad propia. Toda esa experiencia de Dysart está perfectamente volcada en el cómic, convirtiendo a «Goodnight Paradise» en un fidedigno retrato de una incontestable realidad social que muestra diferentes rostros. Quizá sea esta la mejor virtud de la obra, la recreación totalmente verosímil del día a día de una persona sin hogar, representada a través del personaje de Eddie. Las condiciones de vida del protagonista, así como de muchos de los secundarios que aparecen en las páginas del cómic, avalan la intención de Dysart de presentar ese otro lado de nuestra sociedad como trasfondo de la trama (aunque en realidad es un elemento que nunca deja de estar en primer plano), así como de servir de denuncia de una situación que se agrava más cada año que pasa en los Estados Unidos.
Como ya sucedía en la mencionada «The Dregs», el guion utiliza este contexto para introducir en él una trama de investigación de un asesinato con muchos recursos sacados directamente de la novela negra americana. Así consigue que el interés del lector se incremente de manera exponencial, ya que la historia se mueve en dos planos al mismo tiempo. Esto queda rematado de un modo inmejorable con el dibujo del italiano Alberto Ponticelli (Unknown soldier, Dial H, Dark Knight), quien utiliza dos estilos distintos para diferenciar la línea temporal del presente de algunos flashbacks y escenas oníricas que aparecen en la trama. Ponticelli nos regala una Venice Beach soleada pero llena de claroscuros, en una composición bastante acertada del decorado. Lo que más aparece ante los ojos del lector es un lugar sucio y una existencia pobre y desarraigada, muy bien coloreada por Giulia Brusco con tonos terrosos y desérticos durante las escenas diurnas y grises en aquellas que se desarrollan de noche.
Aunque en conjunto «Goodnight Paradise» aprueba con buena nota, hay algunos puntos mejorables. En primer lugar, la trama presenta algunas decisiones un tanto forzadas en determinados momentos, casualidades que no terminan de empastar bien con el tono realista de una historia de este tipo. Por otra parte, encuentro que las razones del personaje protagonista por embarcarse en la odisea que emprende no están del todo bien planteadas, y uno no puede evitar preguntarse qué es lo que le mueve a jugarse la vida por averiguar la verdad.
Dicho todo ello, podemos concluir que «Goodnight Paradise» desarrolla un dibujo notable de una realidad complicada y tristemente asentada al otro lado del charco. El equipo creativo ha conseguido trasladar a las viñetas ese mundo terrible con un alto grado de verosimilitud, golpeando al lector con algunas situaciones que impactan por la naturalidad con que se nos muestran. Por tanto, Tko Studios nos desliza entre sus títulos de debut esta obra que, sin resultar memorable, presenta los suficientes alicientes como para que cualquier lector se acerque a ella, además de demostrar la intención del estudio por ofrecer obras adultas y de temática comprometida.
Podéis encontrar más información sobre «Goodnight Paradise» en la web de Tko, donde encontraréis el primer número para descargar de manera gratuita.