Y el SEÑOR vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era sólo hacer siempre el mal. Y le pesó al SEÑOR haber hecho al hombre en la tierra, y sintió tristeza en su corazón.
Génesis, 6: 5-6
Con esa cita se abre la primera página de The Goddamned, siendo el perfecto anticipo de lo que vamos a encontrar a continuación. Tal vez vosotros los lectores podáis mencionar cómics basados en historias bíblicas. A mí me vienen a la mente obras como Génesis de Robert Crumb (no mentiré, no la he leído), Noé de Darren Aronofsky (cómic creado al mismo tiempo que la película y, para mí gusto, muy superior al film) o Misterios de un asesinato de Neil Gaiman. «The Goddamned» es otra cosa. Jason Aaron y R.M. Guéra (tándem creativo que repite tras Scalped) cogen a un personaje tan icónico y poco explotado como Caín (recuerdo que el mencionado Gaiman lo utilizó para Sandman, pero poco más) y le meten en un auténtico western. Ambientado en la época del diluvio universal, pero un western al fin y al cabo.
La trama nos sitúa 1600 años después de la creación del Edén. Ese es el tiempo que ha bastado para que el vergel que conocieron Adán y Eva se haya convertido en un vasto páramo totalmente destruido y poblado por clanes de salvajes que poco se diferencian de las alimañas que deambulan a su alrededor. En ese desolado paisaje, Caín atraviesa la Tierra con la única esperanza de poner fin a su maldición: por más que lo intente, no puede morir. Y realmente en eso consiste toda la historia, en un personaje crepuscular harto de todo lo que le rodea pero incapaz de librarse de ello. Porque el Caín de «The Goddamned» es un auténtico badass, una suerte de mezcla entre el Lobo de DC y El jinete pálido que inmortalizó Clint Eastwood. El guión de Aaron es simple en cuanto a la trama, pero el escritor se vale de él para realizar un verdadero tratado sobre la maldad que anida en el corazón humano.
Pese a estar basado en la historia más antigua del mundo, «The Goddamned» es de lo menos bíblico que nos podemos echar a la cara. Los personajes están continuamente maldiciendo y blasfemando, con un lenguaje soez pero tremendamente apropiado para un cómic de este tipo. Y aún así, la violencia verbal se ve superada por una gran proliferación de escenas explícitas, sobre todo en las espectaculares secuencias de pelea donde la sangre chorrea a borbotones. Desde luego, los autores no han querido quedarse cortos a la hora de plasmar todo tipo de violencia, incluyendo la psicológica.
En cuanto al dibujo, R.M. Guéra ilustra con maestría la devastación de la Tierra por la que se mueven los personajes, y se luce especialmente en las escenas de acción. El artista no se ahorra ningún detalle, ya sea escabroso o no, para crear un auténtico fresco sobre la bestialidad y el primitivismo. Su estilo se acopla a la perfección a la historia, y se nota la experiencia previa de trabajar con Aaron. La narrativa visual es magnífica, y muy a menudo Guéra nos regala páginas dobles espectaculares. También el aporte de la colorista Giulia Brusco merece destacarse, ya que consigue darle la tonalidad perfecta al cómic pese a mostrar una reducida paleta de colores.
Aaron y Guéra, de momento, comienzan con buen pie una historia que puede llegar a convertirse en obra de culto muy pronto, otra más del extenso catálogo que publica Image. Este primer arco de «The Goddamned» derrocha calidad por los cuatro costados por lo que, a menos que seáis lectores demasiado sensibles a la violencia, no puedo más que recomendaros su lectura. Parece mentira que un cómic basado en el Génesis sea uno de los mejores ejemplos de historia postapocalíptica que podamos encontrar hoy día. Espero que podamos ver esta obra muy pronto en las librerías de nuestro país.