“- Me han dicho que eres lo que llaman una “Bruja de la noche”.

– Así nos llamaban los alemanes. Pero nos gustaba”

No siempre las victorias militares traen para los soldados momentos de plenitud. Tras la Segunda Guerra Mundial hubo varios casos de ellos, especialmente en las tropas soviéticas. Quedando en ocasiones “La Dictadura del proletariado” en apenas “Dictadura”. Por muy héroe de guerra que un soldado hubiera sido, ni la crítica ni disidencia en voz alta se permitió. Ante la represión, lo más conveniente era el silencio. Incluso se prohibió a las integrantes de “Las Brujas de la Noche” hablar de sus hazañas, relegando a muchas de ellas de su carrera militar.

Resulta paradójico que, siendo la Unión Soviética el único país del eje que contó con escuadrones de mujeres pilotando, después lo relegara al olvido. Comenzaba así la Guerra Fría, tras los acuerdos de Yalta que repartieron el mundo entre el bloque capitalista y comunista. Una época en la que a los prisioneros de guerra soviéticos se les trató peor entre sus filas que cuando eran reos de los nazis (Stalin así lo determinó: «Todos los que no luchan hasta la muerte son unos traidores a la Madre Patria.»); un tiempo en el que se extendía “la sociedad igualitaria” en varias naciones con gobiernos títere de Moscú, donde lo único que desapareció fue la libertad de mercado a la vez de la de opinión. Por el contrario, la iniciativa individual quedó como una quimera, en la que el poder y el control reprimía cualquier atisbo de disidencia.

Todo esto queda reflejado en el último volumen de Battlefields: “La caída y ascenso de Anna Kharkova” (“Battlefields: The Fall and Rise of Anna Kharkova”), donde Garth Ennis, Russ Braun y Tony Aviña nos cuenta el final de la destacada aviadora que conocimos en “Las Brujas de la noche” y “Madre Patria”. Personaje ficticio basado, en el batallón real de mujeres rusas que hicieron de las noches un tormento para los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial: el 588.º Regimiento de Bombarderos Nocturnos.

“Volábamos en pequeños bombarderos biplanos, al anochecer. No sé cuánto daño hicimos, pero al menos no dejamos dormir a las ratas.”

En esta ocasión, Garth Ennis, sigue documentándose de forma precisa para construir, en tres actos, lo que les ocurrió a muchos soldados rusos tras “la gran guerra”. Desde enfrentarse a injustos consejos de guerra a ir de instructores a la Guerra de Corea, que no dejó de ser un test para que se midieran Estados Unidos y la Unión soviética sus capacidades estratégicas, tecnológicas y Militares. Así nos va a llevar el cómic hasta los años ´60. En todo ese tiempo, seremos conscientes de “la caída” de Anna Kharkova, como metáfora y síntesis de muchos aquellos combatientes que cayeron en desgracia en los años de totalitarismo comunista.

Bien armado el guion, discurre con plena efectividad a lo largo de las décadas que nos muestra, reflejando los momentos que aborda de cada conflicto. Excelente contexto para que la trama gane altura y fuerza. Russ Braun se encarga de pilotar el argumento a través de páginas que atrapan por la precisión narrativa, bien lubricada por los colores de Tony Aviña.

Así concluyen los “campos de batalla” de Garth Ennis, en este TPB donde Aleta compila el material de la última miniserie de esta saga editada en Estados Unidos por Dynamite. Con portada de Garry Leach, que sintetiza lo que nos espera dentro, las 80 páginas que nos esperan en «La caída y ascenso de Anna Kharkova» cierran en lo más alto Battlefields, dejando un notable sabor de vuelo de crucero y ascendente.