
Cuanto más alto, la caída suele ser de una dureza mayor. En cierta medida, esa frase resume lo que le deparó a Marie Charlotte Amélie Augustine Victoire Clémentine Léopoldine de Saxe-Coburg-Gotha (Bruselas, 7 de junio de 1840-Meise, 19 de enero de 1927), más conocida como Carlota de México, cuando acabó el frágil imperio mexicano que apenas duró tres años y un mes, incapaz de resistir el envite republicano de Benito Juárez. Unos hechos que vienen, debidamente ficcionados en el cómic que hoy nos ocupa: “Carlota Emperatriz. Integral 2” (“Charlotte Impératrice”), de Fabien Nury y Matthieu Bonhomme, recién estrenado en castellano por Norma Editorial.

Si el primer integral fue un sorprendente hallazgo el pasado año, este segundo reafirma y consolida todas las expectativas, al mantener Nury tono y tempo de forma magistral en los dos últimos actos de esta solvente obra que discurre entre lo histórico y lo fabulado. “Adiós, Carlota” y “Sesenta años de soledad” (“Soixante ans de solitude”), los dos álbumes que lo forman, suponen, respectivamente la salida de la emperatriz de México y la decadencia que vino después. Del mismo modo que en el primer integral recogía su matrimonio con Fernando Maximiliano José María de Habsburgo-Lorena con la pérdida de la inocencia posterior y la toma del Imperio mexicano, tras la costosa guerra de Francia, Inglaterra y España contra la república de Juárez, en “La Princesa y el Archiduque” (“La Princesse et l’Archiduc”) y “El Imperio” (“L’Empire”), ahora viene la pérdida y la reclusión en soledad, en un descenso a los infiernos notable en lo dramático, mientras la protagonista pierde el poder que conquistó en la nación azteca, primero frente a un marido ausente y luego frente a la adversidad, al desistir Napoleón III del enorme dispendio que suponía a las arcas francesas mantener una guerra de la que no veía réditos.
Con esos mimbres históricos, Fabien Nury construye una tragedia en toda regla, la de la caída de esta monarca, que supo manejar las intrigas de palacio y a los peones que el mundo puso en sus manos, pero que no se libró de serlo ella de un juego mucho más grande. Este volumen nos lleva por esa caída, desde el auge al olvido de la reclusión. De México a Meise, pasando por París y Roma, en un descenso sin esperanza de vuelta. Donde nadie es inocente, pues eso es lo primero que se pierde en este relato. Hábilmente fabulado por Nury en una ficción asentada en lo histórico que se siente y padece, donde el camino hacia la decadencia toma cuerpo y forma, sembrado con oficio a lo largo de la trama.

Matthieu Bonhomme, con su arte, traslada de forma efectiva la magnitud del drama en unas viñetas de fuerza considerable. De las que seducen por encuadre y composición, perfiladas con eficacia, contundentes o delicadas según lo que muestran, siempre efectivas. Bañadas por el eficaz color de Delphine Chedru, nos sumergen en esa época en la que comenzaban a caer imperios colonialistas para nunca volver a levantarse. Donde sus máximos exponentes, antaño figuras gloriosas, quedaban relegados del foco principal, pues el poder cambió de manos sin remisión. Quedando solo ya la frustración y la locura, hábilmente sintetizadas en el transcurso del relato. Como exponente, cabe citar una de las páginas ambientadas en Roma, protagonizadas por Carlota y su hermano, una que no desvelaremos su contenido pero que es tan nítida y certera como dura, donde se aprecia el vértigo de la caída en desgracia de la protagonista, en unas viñetas dibujadas por Bonhomme, que juega hábilmente con lo que se expresa y lo que simboliza lo mostrado. Quizá ésta sea la página que sirve de catalizador y eje para dar mayor carga y fuerza a todo el relato, por todo lo que implica y supone.

Cierto que lo que cuentan estas 168 páginas, traducidas al castellano por Eva Reyes de Uña, es todo novelado y ficcionado, pero posee la habilidad de estar asentado de forma aparentemente natural en lo histórico, dotándose así de una sólida verosimilitud que otorga al conjunto de una férrea fuerza dramática. Eso desprende “Carlota Emperatriz. Integral 2”: una potencia conceptual y desarrollo impecable que no solo corrobora las buenas sensaciones de su primera parte, sino que las eleva y consolida como uno de los dramas históricos en viñetas para leer de un tirón, por lo bien trazada que están la pérdida, la caída, el ostracismo, la desesperación y la demencia de la protagonista de este drama. Un autentico viaje a la derrota, hábilmente escrito y magistralmente dibujado.
