El Pacto de Goya: notable acuerdo

“Il manque la tête!!!”

Cuando en 1888 se procedió a trasladar los restos mortales de Francisco José de Goya y Lucientes (Fuendetodos, 30 de marzo de 1746 – Burdeos, 16 de abril de 1828) de Burdeos a Madrid, ocurrió un hecho insólito: faltaba la cabeza en la tumba que compartía con su consuegro, Martín Miguel de Goicoechea (Alsasua, Navarra, 1775 – Burdeos, 1825). El resto del cuerpo se trasladó finalmente a España en 1899, encontrando reposo finalmente en la ermita de San Antonio de la Florida ya en 1919. Sin embargo, del cráneo de Goya jamás se supo el paradero, quedando como un misterio sin resolver donde el tiempo trajo consigo al olvido para ir difuminándose con los años del conocimiento popular.

Si que hay conciencia pública de la obra pictórica que Goya dejó tras de si. Una cuyo reconocimiento universal permanece inmutable a lo largo de los siglos transcurridos. Un legado cuyo impacto perdura maravillando a todo aquel que lo contempla y alimentando a creadores. Ya como influencia artística o como acicate para crear nuevas obras en diferentes campos de expresión. Además de haberse vertido ríos de tinta para analizar vida y obra del pintor, el campo de la ficción se ha nutrido “con” y “de” Goya.

El “con” está más que justificado en la capacidad narrativa notable que muestran, sin ir más lejos, muchos de sus grabados y cuadros. Como la serie de pinturas que compone “ La captura del bandido «Maragato» por fray Pedro de Zaldivia”, donde se secuencia la acción de forma magistral, dando mayor precisión de trazo a los elementos principales de la acción, mientras que el resto de elementos forman un atrezzo menos definido, supeditados jerárquicamente a los que han de centrar la atención de quien los contempla.

Del mismo modo que su obra es un recurso inagotable para inspirarse, la figura del Maestro ha sido fuente inagotable para fabular ficciones expresadas en diversos campos. No vamos a enumerar todas las películas de ficción centradas en Goya, pero si citaremos la imprescindible “Goya en Burdeos” de Carlos Saura, con un Paco Rabal pletórico. En nuestro querido noveno arte, Goya también ha sido objeto de obras notables, como, entre otras “Goya: Lo sublime, terrible” ,de El Torres y Fran Galán, o “Goya. Saturnalia”, de Manuel Gutiérrez y Manuel Romero.

A ellas se suma “El Pacto de Goya” de Sergio Bleda, cuyo primer volumen ya ha visto la luz tras la exitosa campaña de crowfunding cosechada el año pasado. Hecho que ha permitido al autor trabajar con mimo estas páginas y acariciarlas con sus pinceles a placer. Utilizando el tiempo necesario para que cada vestimenta, encuadre, iluminación sea el que refuerce lo que se cuenta. Solo así se consiguen obras destinadas a perdurar. Y lo que muestra este primer volumen apunta a esa dirección: una que señala que quizá sea éste el mejor trabajo de Bleda en mucho tiempo. Tanto por la premisa de la que parte como por la audacia de lo que nos presenta: tratar de resolver, desde lo fantástico, el misterio que envuelve al desaparecido cráneo de Goya.

Aún siendo un relato fantástico, Bleda se apoya en una gran labor de documentación histórica que se refleja tanto en pequeños detalles, como vestidos y ambientaciones, como en los grandes, haciendo coincidir su ficción con hechos históricos documentados. El resultado es un relato que discurre en diferentes momentos de tiempo: tanto de la vida del pintor aragonés como de Rosario Weiss, su ahijada. Entre el dramatis personae que pulula por estas páginas destaca, entre otros, la figura del intelectual libertino Giacomo Casanova, hábilmente introducida por Bleda en la trama, junto con algún que otro personaje más, el cual no revelaremos para conservar el efecto que produce cuando aparece por estas páginas.

Es es en collage temporal narrando varias líneas de tiempo a la vez donde Bleda ha tejido una trama inteligente y sorpresiva, con los pies en la Historia y la cabeza en lo sobrenatural. Bañada cada página de un sentido pictórico sublime. Ese que dan sus pinceles, sumergiéndonos con la misma intensidad en la Europa de los siglos XVIII y XIX como en los pasajes más irreales. En ambos casos, el viaje cromático y conceptual se antoja fantástico, revelándose “El Pacto de Goya” como uno de los que más acertadamente ha suscrito Bleda.

Autoeditado desde la independencia con una exitosa campaña de crowfunding – cuyo objetivo se cubrió en apenas una semana – “El Pacto de Goya” ha llegado a sus mecenas con jugosos extras, como son un apéndice donde el autor da contexto histórico a lo plasmado en el cómic y un “así se hizo”, donde se puede contemplar todo el trabajo artístico previo en cuanto a estudios, diseños, bocetos y páginas seminales a lápiz, tinta y color. Pequeños tesoros de gran valor valor tras haber leído el tebeo. El cual, en colaboración con Dawn Entertaiment, está disponible en cualquier punto de venta de la geografía nacional.

Al acabar de recorrer el cómic , al arriba firmante solo se le antoja leer la continuación. Señal de que “El Pacto” ha cumplido con su cometido. Como un buen blues que empieza a sonar desde la lejanía de un cruce de caminos. Perdurando en la memoria de quien lo ha oído cuando lo ha dejado millas atrás. Así es este “Pacto”. Uno sólido que prevalece. Al que conviene no solo leerlo, sino volver a él de vez en cuando para deleitarse del concepto y arte vertido en sus páginas. Aunque la cabeza de Goya siga sin aparecer y el “sueño de la razón produzca monstruos”, el legado del pintor aragonés sigue siendo fuente inagotable para inspirarse. Un caudal que, en buenas manos y pinceles, da notables resultados. Sirva de muestra “El Pacto de Goya”.

Deja un comentario