Distant Sky: El Cielo del Abismo 2. Un pequeño corazón

El terror vuelve a envolvernos en la segunda entrega de «Distant Sky: El Cielo del Abismo» (심연의 하늘), un manhwa de Inwan Youn y Sunhee Kim que no solo juega con los miedos primarios de la humanidad, sino que sumerge al lector en una desesperación total. Si el primer volumen fue un descenso al infierno, el segundo es una lucha agónica por encontrar una salida dentro de la absoluta oscuridad.

«Mi bebé… Tengo que salvar a mi bebé… Debo encontrar un corazón…» Estas palabras se escuchan a lo largo de la historia como un eco perturbador. Son las palabras de una madre desesperada, una sombra de lo que una vez fue un ser humano. Su voz no es simplemente un grito de auxilio, sino una maldición que se clava en la mente del lector. Su figura aparece y desaparece en el hospital, un espectro que busca algo imposible: vida en un lugar donde solo existe muerte. El lector se ve obligado a preguntarse: ¿Qué le ocurrió a este bebé? ¿Es real o solo una ilusión creada por la locura? Por eso, el terror de la historia no solo radica en lo que se ve, sino en lo que se sugiere. La idea de una madre deambulando sin rumbo, atrapada en un bucle infinito de agonía, golpea en lo más profundo de nuestra empatía y horror.

El hospital Severance se convierte así en el epicentro de la locura. No es simplemente un edificio en ruinas, es una trampa viva, pulsante, que se alimenta del miedo y la angustia de quienes osan atravesar sus pasillos. Las sombras acechan en cada esquina, como si tuvieran voluntad propia. Los ecos de pasos invisibles resuenan en la distancia, y los lamentos de aquellos que han sido devorados por la oscuridad perforan la mente del lector, dejándolo en vilo en cada página. La protagonista, atrapada en este laberinto de horrores, lucha contra fuerzas que desafían la lógica. No hay explicaciones racionales para lo que ocurre. Las paredes parecen moverse, las puertas se cierran solas, y los pacientes que debían estar muertos caminan sin rumbo, con ojos vacíos y cuerpos retorcidos por el sufrimiento. La luz es un lujo, y la oscuridad es omnipresente, absorbiendo cada destello de esperanza.

La trama salta entre pasado y presente, mostrando retazos de lo que alguna vez fue el hospital y cómo llegó a su estado actual. Pero estas transiciones no brindan alivio; al contrario, intensifican la angustia. Los personajes comienzan a perder la línea entre realidad y pesadilla. Sus mentes se fragmentan, y el lector es testigo de este descenso a la locura. Cada paso que dan dentro del hospital parece alejarlos más de una posible salida. La incertidumbre es un arma letal, y el manhwa la utiliza magistralmente para jugar con nuestras percepciones.

Si la oscuridad misma ya era un enemigo suficiente, en este volumen descubrimos que no está vacía. Criaturas conocidas pero imprevisibles habitan en ella. Sus movimientos son erráticos, sus cuerpos una amalgama de carne medio putrefacta y sombras vivientes. No son simplemente monstruos; son manifestaciones del sufrimiento acumulado en el lugar. Se alimentan del miedo, crecen con la desesperación y acechan como depredadores invisibles. Los encuentros con estas entidades son breves pero impactantes. La tensión se construye con una maestría que recuerda a los mejores exponentes del terror, logrando que el lector sienta la necesidad de apartar la vista, aunque la fascinación por el horror lo obligue a seguir leyendo.

El trabajo de ilustración de Sunhee Kim es escalofriante. Cada viñeta está cargada de detalles que sumergen al lector en una pesadilla visual. Los rostros de los personajes reflejan un pavor genuino, con ojos desorbitados y expresiones de absoluto desconcierto. Las sombras se convierten en un personaje más, con su presencia constante deformando los escenarios y devorando la realidad. Las escenas de terror están dibujadas con una crudeza que hiela la sangre. No se trata solo de la violencia explícita, sino de los pequeños detalles: las pupilas dilatadas, las lágrimas de angustia, la piel pálida por el miedo. Es un arte que no solo ilustra la historia, sino que la potencia hasta niveles insoportables para los más sensibles.

Editado en España por Kibook Ediciones, este manhwa no es solo una continuación, sino una intensificación del horror. Cada página es una bofetada de angustia, una caída libre en la desesperación de los personajes. La historia nos obliga a enfrentarnos a nuestros propios temores: la oscuridad, la soledad, la locura y la muerte inminente. No hay garantías de salvación, no hay refugio seguro. Solo queda seguir adelante, avanzando a tientas en la penumbra, con la esperanza de que, en algún momento, la luz regrese. Pero la verdadera pregunta es: ¿la luz sigue existiendo en este mundo o ya ha sido devorada por el abismo? «Distant Sky» es la experiencia terrorífica que demuestra que el miedo no solo se lee, sino que se siente en lo más profundo del alma.

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