Eternos: Sólo la muerte es eterna. La batalla que nunca termina

Desde su creación por Jack Kirby en 1976, Los Eternos han sido un enigma en el Universo Marvel. Inspirado por su interés en la mitología y la ciencia ficción cósmica, «El Rey» concibió a estos seres inmortales como los guardianes y arquitectos del destino humano, conectándolos con los misteriosos Celestiales. Sin embargo, a pesar de su origen grandilocuente, Los Eternos siempre han ocupado un espacio marginal en el panteón Marvel, eclipsados por otros héroes más populares. A lo largo de los años, varios autores intentaron revitalizarlos, desde Roy Thomas en Thor pasando por Neil Gaiman y John Romita Jr. o Daniel Acuña junto Daniel y Charles Knauf. Sin embargo, la falta de cohesión y las incongruencias en la continuidad dejaron a Los Eternos como un concepto fascinante pero fragmentado. En 2021, Marvel decidió relanzar a estos personajes con una serie limitada de 12 números, confiando el guion a Kieron Gillen y el arte a Esad Ribić junto con Guiu Vilanova y Matthew Wilson, dando como resultado la serie de Los Eternos que tenemos en este integral recién editado por Panini.

La historia comienza con una premisa simple pero interesante: uno de Los Eternos ha sido asesinado. Este evento, que desafía las leyes fundamentales de su inmortalidad, desata una intriga cósmica. La máquina que les permite regresar de la muerte ha sido saboteada, y la identidad del asesino se convierte en el misterio central de la serie. Ikaris, Sersi, Thena y los demás deben investigar no solo quién está detrás del asesinato, sino también las verdaderas implicaciones de su inmortalidad y el precio oculto de sus resurrecciones. El asesinato sirve como detonante de una trama profundamente filosófica. Gillen no se conforma con escribir una simple historia de misterio, explora las implicaciones éticas y existenciales de ser inmortal. ¿Qué significa vivir eternamente sin propósito? ¿Qué sucede cuando el ciclo infinito de vida y muerte se rompe? A través de diálogos introspectivos y monólogos poéticos, los personajes enfrentan sus propios miedos, dudas y arrepentimientos, cuestionando su lugar en el universo y su relación con la humanidad. A medida que avanza la trama, el misterio se entrelaza con un conflicto cósmico: Thanos ha regresado y busca manipular la maquinaria de la resurrección para sus propios fines. La presencia de la creación de Jim Starlin no solo añade esa amenaza tangible, sino que también conecta la historia con la mitología de la casa de las ideas (y, ya que estamos, con el universo cinematográfico), consolidando a estos inmortales como piezas clave en la cosmogonía de Marvel.

Kieron Gillen demuestra ser el narrador ideal para esta epopeya cósmica. Conocido por su habilidad para fusionar mitología moderna y drama humano (como se vio en su serie «The Wicked + The Divine«), aborda la inmortalidad de Los Eternos con una sensibilidad filosófica y poética. Pero lo que realmente distingue su trabajo es su enfoque meticuloso hacia la continuidad. En lugar de ignorar décadas de historias contradictorias, Gillen las acepta y las integra de manera coherente. Se sumerge profundamente en la historia cósmica, conectando puntos dispersos desde la obra original de Kirby hasta la aparición de Thanos. Esta labor titánica de documentación se convierte uno de lo más grande que se hizo con un grupo de héroes tan peculiar, dando una cohesión que Los Eternos nunca habían tenido. Gillen utiliza a estos personajes como metáforas de la divinidad y el mito, cuestionando qué significa ser inmortal en un universo que valora la fugacidad de la vida. Ikaris, el héroe trágico y estoico, representa la carga del deber eterno. Su sentido del honor se enfrenta a su incapacidad para cambiar su destino, reflejando la tragedia de Sísifo en la mitología griega. Sersi, en cambio, explora la paradoja del amor eterno, enfrentándose a la pérdida y al dolor de ver morir a aquellos que ama, una y otra vez. Thanos se convierte en el agente del nihilismo. Para él, la inmortalidad es una maldición, un ciclo interminable de propósito vacío. Su búsqueda de la destrucción no es simplemente maldad, sino una búsqueda de sentido en un universo que ha dejado de tenerlo. Esta dualidad filosófica convierte el conflicto en una batalla de ideas, donde la muerte se convierte en la única liberación del ciclo eterno de resurrección.

Ningún drama épico estaría completo sin un dibujo a la altura de su trama. Aquí es donde Esad Ribić lleva esta obra a otro nivel. El artista croata entrega un despliegue de genialidad pictórica que transforma cada página en un lienzo de mitología moderna. Su estilo detallado y magistralmente pintado no solo aporta un tono épico, sino que también refuerza la atmósfera divina y atemporal de los Eternos. Cada viñeta de Ribić rezuma grandeza. Los paisajes majestuosos y las arquitecturas colosales evocan una sensación de eternidad y poderío divino, mientras que su tratamiento de la luz otorga una dimensión casi sacra a las escenas, como si los personajes existieran en un plano superior de realidad. Los delicados diseños de los personajes, llenos de solemnidad y misterio, se complementan con expresiones faciales ricas en matices emocionales. Esta combinación crea una empatía inesperada hacia estos seres inmortales, haciéndolos sentir más humanos que nunca.

A lo largo de estos doce números, Gillen construye un drama político cósmico donde las lealtades se ponen a prueba. Además, en este integral se incorporan, en los momentos adecuados. tres one-shots: «Eternals: Thanos Rises«, «Eternals: Celestia» y «Eternals: The Heretic«. Donde Gillen, junto con Dustin Weaver, Matthew Wilson, Kei Zama, John Livesay, Ryan Bodenheim, Edgar Salazar y Chris O´Halloran, nos ofrecen los complementos a la historia principal donde se profundiza en el pasado de Thanos, explorando sus raíces como hijo de los Eternos. Así como la situación de Ajak y Makkari, los más devotos a los Celestiales, enfrentándose a una crisis de fe tras descubrir que sus dioses son indiferentes a su existencia. O la aparición de Urano, el ancestro más temido de los Eternos. Sin desvelar mucho más allá, estos tebeos hacen que la lectura de la serie principal sea todavía más interesante. Para completar la historia nos incluye al final del tomo una joya nostálgica: una selección de números de What If…? de los años ochenta, donde Ralph Macchio, Rich Buckler, Ron Wilson o Mark Gruenwald exploran escenarios alternativos con los Eternos como protagonistas, permitiendo estos tebeos ver ese contraste con la visión contemporánea de Gillen y Ribić.

Volvemos a disponer de estos tebeos en esta edición de Panini Comics que no escatima en detalles. El Mavel Deluxe incluye la serie principal de Eternal del #1 al #12, los one-shot Eternals: Thanos Rises, Eternals: Celestia y Eternals: The Heretic y los números #24 a #27 de la serie What If…?, todo con la traducción de Uriel López y Santiago García. Además, contiene una introducción de Julián Clemente y una galería de portadas alternativas realizadas por Mike del Mundo, Frank Cho, J. Scott Campbell, Peach Momoko, John Romita Jr., Humberto Ramos o David Mack entre otros muchos grandes artistas. Por todo eso, este tomo con sus 440 páginas no solo expande el universo de los Eternos, sino que también invita a los lectores a reflexionar sobre el significado de la inmortalidad, el propósito y el destino, en una epopeya cósmica que perdurará en la memoria mucho después de la última página.

Deja un comentario