“¿Conocéis la historia de Pinocho?”
Entre la policía moscovita lo conocen como 5av1tch, aunque el prefiere que lo llamen por su nombre real: Savitch. Pues por mucho que su cuerpo sea de metal, no es un robot. Cuanto menos, él no se siente así. Tuvo un pasado como humano, hasta que cayó en combate en una batalla estelar. Despojado de su cuerpo, la ciencia lo salvó otorgándole uno cibernético, diseñado para no cometer errores. El hombre más capaz del mundo, aunque sea de metal…

El es el protagonista del cómic que lleva por título su nombre: “Baron Savitch season 1”, de Massimo Rosi, Daniel Mendoza y Manuel J Rodríguez. La avanzadilla del Leviathan verse de Leviathan Labs. Un ambicioso proyecto de la editorial italiana en el que están recuperando personajes olvidados de la Golden Age estadounidense, de titularidad pública, para conformar una visión superheroica más cruda y descreída.
“Lo encerraron en un cuerpo de marioneta creado para matar”
Una apuesta alta, sin duda, pero de resultados creativos estimulantes. Con influencias bien asimiladas en su concepto de partida, donde podemos rastrear elementos de la deconstrucción del superhéroe que se inició de forma rotunda con el «Watchmen» de Alan Moore y Dave Gibbons. Un enfoque que ha dado a lo largo de los años grandes tebeos, como, entre otros, “The Boys” o “The Authority”. Grandes obras que pueden servir como motor y referencia para nuevas propuestas, si estas se revisten de personalidad propia. Como es el caso de “Baron Savitch”, donde la referencia no se esconde, sino que se asimila en un relato en el que los elementos noir conviven con la ciencia ficción de forma orgánica. Donde Rosi ha estructurado con oficio la trama, presentándola de forma magistral en tebeos que van haciendo crecer el relato capítulo a capitulo.

Daniel Mendoza se encarga del arte plasmando en toda su crudeza y frialdad una Rusia (que mantiene mucha esencia soviética y totalitarista) donde transcurre la historia. A través de unas viñetas imponentes, y otras más reflexivas, nos sumerge en el mundo de Savitch y la investigación que lleva a cabo. Una donde un virus alienígena se expande entre la población. Una que servirá descubrir la red de mentiras que envuelve a los superhéroes de ese universo. Una red que los poderosos no van a tolerar que se desvele, cueste lo que cueste…
Manuel J. Rodríguez se encarga del color aportando la frialdad y dureza que precisa este blockbuster superheroico con esencia de thriller. Dando los tonos emotivos precisos con las pinceladas potencian cada secuencia, tanto las de acción como las de diálogos que discurren en esta “primera temporada”. Orquestada en seis actos y conformando un crescendo de interés por su eficaz desarrollo.

“Sirves, disparas, sirves y proteges… hasta la muerte. Se hace por cuatro monedas. Porque creemos y confiamos. Pero cuando se pierde la fe… cuando te arrancan ese entusiasmo, entonces algo hace clic en tu cabeza… y te enfadas. Te enfadas de verdad… y mucho.”
Creado originariamente por Edgar Page Mitchell en «The Ablest Man in the World«, apareció en las páginas del New York Sun en mayo de 1879, la esencia pulp del Barón Savitch se mantiene más de un siglo después, resurgiendo con frescura y sirviendo como punta de lanza del “Leviathan Verse”, donde se adivina un enfoque sombrío, desencantado y descreído de lo superheroico. Con influencias evidentes de lo mejor de la parte más adulta del género, pero también con el oficio necesario para dotarlas de una voz propia, literaria y gráfica, efectiva y fresca.

Así se puede comprobar en la edición en castellano que ha llevado a cabo Leviathan Labs, con traducción de María Rosa Candón López, que agrupa las seis primeras grapas italianas de la serie, junto a un excelente texto de un personaje ausente (pero esencial) de la trama, que dota de mayor profundidad al conjunto. Por lo mostrado aquí, este comic es una eficaz presentación del Leviathan verse. Dejando con ganas de más, como debe ser en una primera entrega de cualquier serie o saga que se precie. Así ha llegado el “Baron Savitch” al mercado en castellano: con solvente oficio y eficaz entretenimiento.
