
Cuando pensamos en Spider-Man, lo primero que se nos viene a la mente es la figura icónica de Peter Parker, el amigable vecino que balancea su vida entre el heroísmo y las responsabilidades cotidianas. Pero en «Spider-Man: Fake Red» («Spider-Man: Itsuwari no Aka«, スパイダーマン 偽りの赤), Yūsuke Ōsawa nos propone una mirada fresca y sorprendentemente humana al mito del trepamuros, explorando qué significa realmente «ponerse el traje» y llevar el peso de la responsabilidad que conlleva.
La historia gira en torno a Yu Onomae, un estudiante de secundaria que se siente perdido en su nuevo entorno escolar. Fracasa en sus estudios, tiene problemas para hacer amigos y lidia con una autopercepción de insignificancia que muchos adolescentes pueden reconocer. Todo cambia cuando encuentra, de manera fortuita, uno de los trajes de Spider-Man abandonado en un callejón. Lo que comienza como un juego, usar el disfraz para sentirse especial y escapar de la monotonía, pronto se convierte en una carga cuando Yu se da cuenta de que, aunque el traje le da poder, no lo convierte en un héroe. Osawa captura magistralmente esta transformación de Yu, desde su confusión inicial hasta el momento en que comprende que ser Spider-Man no es solo lanzar telarañas y derrotar villanos.

Una de las mayores fortalezas de este manga es cómo prioriza la dimensión humana del personaje. Yu no es un luchador nato ni un genio con superpoderes; es simplemente un chico que se esfuerza por hacer lo correcto en un mundo que parece exigir demasiado de él. Las escenas de acción están bien ejecutadas, pero la verdadera magia está en los momentos en los que Yu enfrenta sus miedos y sus propias limitaciones. Además, el manga aborda de manera conmovedora la relación del protagonista con los demás personajes. Su interacción con Seda (Silk), quien en esta historia se posiciona como una compañera firme y confiable, aporta un aire fresco y maduro a la dinámica tradicional de Spider-Man. Esta mujer araña no solo le ayuda a Yu a navegar por las aguas turbulentas de ser un héroe improvisado, sino que también encarna una conexión emocional que refuerza la idea de que nadie, ni siquiera Spider-Man, puede hacerlo todo solo.
Otro de los puntos fuertes del manga es el vacío dejado por Peter Parker. El creador japonés usa a nuestro adolescente para intentar llenar los zapatos de un héroe que parece inalcanzable, tanto literal como figurativamente. Este enfoque no solo refleja la lucha de Yu, sino que también nos recuerda que Spider-Man no es solo un individuo, sino un símbolo de esperanza y sacrificio. Además según avanzamos en las páginas veremos dos relatos en paralelo de Yu y de Peter. La aparición de villanos y desafíos más grandes de lo que Yu puede manejar añade tensión y urgencia a la trama, subrayando el hecho de que no basta con llevar el traje para ser digno de él. Sin embargo, es precisamente esta lucha desigual lo que hace que la historia sea tan entrañable. Al igual que Peter, Yu descubre que el heroísmo no se define por las victorias, sino por la voluntad de seguir adelante, incluso cuando parece imposible.

En un giro audaz, Osawa imagina un universo en el que Peter Parker es absorbido por el simbionte nacido de las «Secret Wars«. Esta versión de Peter, ahora consumido por Veneno, se convierte en un enemigo formidable y una figura trágica. El simbionte ha amplificado su lado oscuro, desdibujando la línea entre el héroe que una vez fue y el villano que está en peligro de convertirse. Enfrentarse a este Peter-Veneno no solo desafía la valentía de Yu, sino que también lo obliga a redefinir qué significa ser Spider-Man. El mangaka consigue así una de las escenas más intensas del volumen, donde Peter tiene que luchar contra el simbionte para intentar librarse del mismo. Por si enfrentarse a un simbionte no fuera suficiente, Yu y Peter deben lidiar con una versión completamente reinventada de los Seis Siniestros. Bajo el lápiz de Osawa, estos icónicos villanos reciben un diseño fresco y dinámico que refleja el estilo vibrante del manga.
El estilo artístico de Osawa es una fusión perfecta entre el dinamismo del manga y los elementos clásicos de Spider-Man. Las escenas de acción son trepidantes y muy apabullantes, mientras que los momentos introspectivos están imbuidos de una sensibilidad que resalta las emociones de los personajes. El uso de páginas en blanco y negro se complementa con momentos a color estratégicos, que enfatizan los momentos más importantes de la historia, como las apariciones de Veneno y las batallas con los Seis Siniestros.

Publicado en japón por Kodansha fruto de un acuerdo con Marvel comics, este manga llega al mercado en castellano de la mano de Panini Comics, en el sello Panini Manga, con traducción de Raúl Sastre. Es mucho más que una reinterpretación del trepamuros; es una exploración conmovedora de lo que significa ser un héroe, con todos los defectos, dudas y aprendizajes que ello implica. Yusuke Osawa en estas 328 páginas nos muestra que no necesitas ser un genio, un atleta o tener poderes increíbles para ser un héroe; solo necesitas un corazón dispuesto a intentarlo, incluso cuando todo parece perdido. Porque, al final, como Osawa nos enseña, que cualquiera puede llevar la máscara. Lo que importa es tener el coraje para hacerlo y eso lo encuentras en las páginas de «Spiderman: Fake Red«.
