
– Dentro de ti, seguramente se esconden todas las estrellas del cielo y los ángeles del paraíso.
– Seguro que le dices eso a todas.
– Si, en cuanto puedo y muchas veces
Ciertamente, Casanova no es un cómic para cualquiera. La propuesta con la que nació esta cabecera se antoja, a priori, arriesgada. Por lo excesivo de la combinación que maneja Matt Fraction en guiones de apenas dieciséis páginas en las que el género de espías convive con la ciencia ficción más desmedida y la cultura pop en toda su extensión y acepción. Plagado de referencias y con la contundencia de esas canciones destinadas a no dejar indiferente, lo contado nace de no tomarse en serio ni a sí mismo. No. Esto no es para cualquiera… y eso es lo que hace brillar.

Esta irreverencia hecha viñetas ya tomó cuerpo en su primer volumen, “Luxuria”, donde se presentaron las cartas conceptuales de esta serie: capítulos de apenas dieciséis páginas, como los cómics de antaño. Dulces dieciséis. Suficientes para noquear a quien lo lea, como si fueran los quince minutos de la fama que cada cual ha de acceder. Un sentimiento que queda totalmente definido en las portadas de Gabriel Bá incluidas en el segundo volumen que hoy nos ocupa, «Casanova 2. Gula«, recién editado en castellano por Norma.
Tal es el poder pop de estas páginas. Un poder que aquí se expande de forma expansiva. Hechas las presentaciones, “Gula” da lo que su título promete: más y mejor elaborado. Como un pastiche que bebe de lo mejor de cada género, para conformarse en una trama que no se toma en serio a sí misma pero que atrapa a cualquiera que la lea. Que seduce con sabor salino y que deslumbra con violencia desmedida mientras que al final de cada página puede aparecer el fin del mundo… o un buen polvo. De los que no se esperan, pero se disfrutan.

Una vez seducido al respetable, “Gula” va creciendo en su desmedida propuesta, como un crescendo psicodélico de sexo, drogas y rock, en la que lo gráfico huele a sudor salino y a belleza carnal; con vistas al espacio desde naves imposibles y junto a seres irreales. Como un viaje psicotrópico en la que las referencias quedan expuestas para disfrute del respetable. En el que el viaje en sí es tan importante como el destino. De eso se encargan con maestría Fábio Moon y Cris Peter, de seducir gráfica y cromáticamente en todas las páginas mientras el delirio sigue consumándose viñeta tras viñeta.
No busquen nada solmene en las páginas de “Gula”. No lo hay, ni falta que hace. Por eso celebramos que la edición definitiva de Image de esta serie (“Casanova. The complete edition”) la haya recuperado Norma para el mercado español. Publicando en este formato el primer volumen “Casanova” y estrenando, por fin en castellano, “Casanova 2. Gula”, en un cuidado formato cartoné y traducción de Raúl Sastre, donde los extras son una autentica golosina, tanto por los textos de Fraction como por el arte de Fábio Moon, Gabriel Bá y Cris Peter.

Ciertamente, “Casanova 2: Gula”, no es un cómic para cualquiera. Sólo para quien guste de buenos tebeos. Esos que te llevan a territorios creativamente libres, con desenfado e irreverencia. A pastos fértiles, abonados de esa cultura popular que comprende el rock, el pop, el cine y los cómics de los siglos XX y XXI. Que brillantemente no se toman en serio a sí mismos, pero dan entertaiment de calité en sus páginas. De muchos quilates. Glamuroso y punk a la vez.
