
En un viaje nostálgico y vibrante a la España postfranquista de los años 80, «Pasotas«, la nueva obra de Carmelo Manresa, nos sumerge de lleno en la vida de Miguel, apodado «Melena», un joven inquieto que navega entre los placeres y desafíos de la adolescencia en una sociedad en transformación. Desde las primeras páginas, somos testigos de cómo Miguel y sus amigos exploran los clubes de amigos, las «peñas» o garitos, esos núcleos sociales donde se forjaban amistades inquebrantables. Con un tono gamberro y una narrativa que recupera las expresiones y los problemas típicos de los 80, el cómic nos introduce en un mundo donde la música, la bebida, el tabaco y los cómics para adultos son tesoros preciados, y donde las primeras experiencias con las drogas y el amor se mezclan con la inocencia y la búsqueda de identidad.
El instituto se convierte en otro escenario crucial donde Miguel y sus amigos navegan entre una fauna peculiar de profesores excéntricos y compañeros de clase de todo tipo. Desde los estrafalarios hasta los problemáticos, Manresa pinta un retrato auténtico de la vida estudiantil en una época donde la autoridad se cuestionaba y la rebeldía juvenil se manifestaba de maneras únicas. Pero «Pasotas» no se detiene en la superficie de la nostalgia ochentera. A medida que avanza la historia, vemos cómo Miguel enfrenta desafíos más serios, desde el consumo ocasional de drogas blandas hasta el peligro de caer en sustancias más duras, que según se sabía, eran sorprendentemente accesibles en aquellos tiempos (aunque siguen siendo igualmente accesibles a día de hoy).

En los años 80 en España fue una época en la que las drogas estaban tristemente al alcance de la mano en cualquier rincón. Y en este tebeo que protagonizan Miguel y sus amigos no es ajeno a esta realidad. El cómic no escatima en mostrar cómo la curiosidad y la presión social llevan a estos jóvenes a experimentar con sustancias como el hachís, la marihuana, y más adelante, las atrayentes anfetaminas y el LSD. Se va desvelando como los primeros porros son casi un rito de paso para Miguel y su pandilla. Las risas, los ojos rojos y las paranoias son parte del paquete inicial. Pero a medida que avanzan en sus exploraciones, las cosas se ponen más serias. El cómic refleja con crudeza y realismo las consecuencias del abuso de estas sustancias, desde los malos viajes hasta las sobredosis, mostrando cómo la diversión puede tornarse en tragedia en un abrir y cerrar de ojos. Las escenas de consumo y sus efectos están dibujadas con un realismo crudo, destacando la facilidad con la que estos jóvenes podían acceder a las drogas y el impacto que tenían en sus vidas.
Además de los estupefacientes, Manresa captura con maestría la esencia de la cultura juvenil de la época, desde la moda hasta la música, pasando por la actitud rebelde y despreocupada que definía a los jóvenes de entonces. La moda ochentera, con sus hombreras, colores llamativos y peinados extravagantes, está presente en cada página del cómic. Miguel y sus amigos no son ajenos a estas tendencias, y sus estilos reflejan la diversidad y el espíritu libre de la década. La música también juega un papel crucial, con bandas sonoras que evocan las noches de discoteca y los momentos de introspección.

En el aspecto gráfico, el uso del bitono negro y verde en el cómic es una elección artística brillante que evoca la estética de los cómics indie americanos de los 80. Esta paleta limitada no solo crea una atmósfera nostálgica, sino que también enfoca la atención en las emociones y las expresiones de los personajes, subrayando los momentos clave de la historia. Manresa demuestra una habilidad magistral para mezclar la narración principal con pequeñas historias de personajes secundarios, creando una trama rica y dinámica. La fluidez con la que se entrelazan las anécdotas y los episodios más serios mantiene al lector enganchado y hace que cada página sea una experiencia vivida sobre todo para un lector que vivió en esa época.
Al final, este tebeo editado por Dolmen Editorial en sus 208 páginas captura la esencia de una década y la transforma en una narrativa universal sobre la juventud, la amistad y el crecimiento personal. A través de las aventuras y desventuras de Miguel y sus compañeros, nos sumergimos en un mundo donde las risas y las lágrimas, la diversión y el peligro, la ansiedad y la locura se entrelazan para crear una experiencia de lectura de lo más interesante. “Pasotas” es una descripción perfecta de como las drogas pueden perturbar al individuo, sin darnos cuenta de cómo nos pueden influir tanto a la salud como a la vida personal, temas que siguen siendo muy relevantes hoy en día.
