
Agarra tu moto flamígera porque estamos a punto de desentrañar el caótico mundo de “Danny Ketch: Motorista Fantasma” (“Danny Ketch: Ghost Rider”) de Howard Mackie, Daniel Picciotto y Guru-eFX. Un chute directo de adrenalina con una historia que te agarra y no te suelta. Imagina un cómic que reintroduce al mundo a Danny Ketch, el segundo Motorista Fantasma. No es solo una historia, un espectáculo de fuegos artificiales que ilumina cada rincón oscuro de la existencia de Danny. Desde sus raíces hasta la cima de su poder, pasando por su relación con Johnny Blaze, el original Ghost Rider. Todo está ahí, amigos, como un buffet infernal preparado por un chef demoníaco.
Esta serie no pretende cambiar el curso del río ni hacer grandes revelaciones; está diseñada para rellenar huecos y contar una historia entretenida. Nos encontramos con personajes clásicos como el misterioso Custodio del cementerio de Cypress Hills, el vampiro Apagón y la agente de policía Stacy Dolan. Estos personajes ya estaban en la serie por esa época, así que encajan en la continuidad como un guante, aunque sabemos que van a salir vivos porque, en su día, no estiraron la pata. La trama es tan típica como un maldito churro en la feria, pero tiene ese saborcito que nos enganchó en los primeros años de la colección. Howard Mackie (el guionista detrás de Danny Ketch y autor de los primeros 69 números de la serie de los noventa), nos trae esta miniserie con todos los tics que amamos y odiamos. Para lo bueno y para lo malo, es un viaje nostálgico que nos atrapa como moscas a la miel. El meollo de la historia es simple pero efectivo: un criminal morlock conocido como El Amo está derramando la sangre de los inocentes en Cypress Hills. El Motorista Fantasma debe detener a este malvado antes de que convierta el barrio en un festival de horrores. A través de flashbacks, descubrimos que este mutante tiene una conexión con Danny Ketch desde hace tiempo. Es un rollo de viejas cuentas pendientes y secretos oscuros, el tipo de «mierda» que hace que te revuelvas en el asiento.

La ambientación de «Un corazón oscuro» es una mezcla de neón y oscuridad, como si alguien hubiera mezclado una peli de terror ochentera con un cómic de superhéroes. Cypress Hills es un campo de batalla, con sombras que se arrastran por cada rincón y criaturas de la noche que acechan en cada esquina. El escenario perfecto para que Danny Ketch, con su calavera en llamas y su moto infernal, desate el infierno sobre sus enemigos. El Custodio del cementerio es uno de esos personajes que parecen salidos de una pesadilla. Su presencia es una constante amenaza, una figura sombría que vigila cada movimiento del Motorista Fantasma. Apagón, el vampiro, es otro hijo de puta que añade una capa extra de terror a la historia. Con su sed de sangre y su poder oscuro, es un adversario que no se puede tomar a la ligera. Y luego está Stacy Dolan, la agente de policía que se encuentra atrapada en medio de este caos infernal. Su lucha por mantener el orden en un mundo que se desmorona a su alrededor es un recordatorio de que no todos los héroes llevan calaveras en llamas.
Mackie no se anda con chiquitas. Su guion es un desfile de humanos y tíos malos transformados en monstruos, manipulados por una fuerza malévola que se alimenta del caos y la destrucción. No pasa mucho tiempo antes de que Danny, nuestro flamígero motorista, capte la esencia de la carnicería y monte su moto hacia la acción. Porque, seamos sinceros, nada grita «fiesta» como un tipo con una calavera en llamas montando una moto demoníaca. La narrativa de Mackie es como un buen ácido: limpia, clara, completa, bien construida y, por supuesto, entretenida. Puede sonar raro elogiar algo así, pero en estos días es raro encontrar cómics que no se olviden de los fundamentos básicos de la narración. Como un reloj suizo de precisión teutona, presenta al villano y define la magnitud de la amenaza con una eficiencia envidiable. Nos enteramos de cómo Danny se convierte en Ghost Rider, la naturaleza de sus relaciones con amigos y familiares, cómo funcionan sus poderes y cómo encaja en los planes del villano. Una masterclass de exposición entre una fiesta de horror y acción.

Hablemos del arte de Daniel Picciotto. Este tipo no solo realiza muy bien su trabajo, sino que nos pulveriza con un aluvión de energía infernal y unos trazos que te dejan con los ojos como platos. Los villanos son poderosos e imponentes, además de conocidos por casi todos los aficionados al universo 616. Se disfrutan los dibujos del fuego infernal que produce el motorista como en una fiesta de fuegos artificiales, la energía es pura dinamita y los colores de GURU-eFX consiguen que te de bastante calor según avanzas en las páginas del tebeo.
En la presente edición de Panini Comics tenemos incluidos los cuatro números americanos, así como varios extras. Veremos al final del mismo las portadas alternativas realizadas por Logan Lubera, Rachelle Rosenberg, Javier Saltares, Frank D´Armata, Mark Texeira, Peach Momoko, Skan, Sergio Dávila y Bryan Valenza. En definitiva, este tebeo es una vuelta a los tiempos donde los héroes ardían con una furia implacable y los villanos eran tan oscuros como la noche misma. Danny Ketch está aquí para recordarnos por qué el Motorista Fantasma es uno de los personajes más icónicos y queridos del universo Marvel. Por eso con “Danny Ketch: Motorista Fantasma” no hay descanso para los malvados, y tampoco lo habrá para ti, mientras te sumerges en este viaje al infierno. A dos ruedas.
