Barajas Infantiles: De la familia Bantú a Dragon Ball. Los Naipes Fournier

En el baúl de los tesoros de nuestra infancia, las barajas de cartas ocupan un lugar destacado. Heraclio Fournier, con su inconfundible estilo, nos regaló momentos inolvidables mientras repartíamos una y otra vez las cartas entre amigos y familiares. Cada tarde era una nueva aventura, una oportunidad para sumergirnos en mundos imaginarios, acompañados por personajes entrañables que llenaban nuestras barajas. Desde los “Fraggel Rock” hasta las aventuras de “Dragon Ball”, pasando por las emocionantes hazañas de “Marco” y las épicas batallas de “Mazinger Z”, las cartas eran portadoras de historias que cobraban vida en nuestras manos. “Sherlock Holmes” y sus investigaciones, “Mortadelo y Filemón” en sus disparatadas misiones, la elegancia de la “Pantera Rosa”, y los ases del fútbol que nos hacían soñar en cada partido, eran solo algunas de las muchas barajas que nos transportaban a mundos de fantasía. Estas cartas no solo eran compañeras de juegos, sino también de otras formas de entretenimiento. Acompañaban a nuestros tebeos preferidos, dándoles un toque interactivo y haciéndonos sentir parte de las aventuras. También se vinculaban con series de televisión y películas, ampliando así nuestro universo de diversión y creatividad. Ahora gracias a Vicente Pizarro y su obra “Barajas Infantiles: De la familia Bantú a Dragon Ball” volveremos a esos tiempos donde las barajas nos daban cientos de horas de entretenimiento.

Para quien no conozca este pequeño mundo tan divertido de las barajas infantiles, también conocidas como naipes infantiles o cartas de juego para niños eran una herramienta de entretenimiento y aprendizaje utilizada en todo el mundo para estimular el desarrollo cognitivo, social y emocional de los más pequeños. Estas barajas estaban diseñadas específicamente para ser atractivas y accesibles para los niños, con colores vibrantes, ilustraciones llamativas y temas divertidos que capturaban su interés y atención. Las barajas infantiles pueden variar considerablemente en su diseño y contenido, desde cartas con imágenes de animales y personajes de cuentos de hadas hasta juegos de memoria y tarjetas educativas que enseñan conceptos básicos como colores, números, letras y formas. Independientemente del estilo o tema, estas cartas ofrecen una amplia gama de beneficios para el desarrollo infantil.

Estas barajas infantiles como muchas otras fueron creadas por Heraclio Fournier, una empresa afincada en Vitoria, España. La esencia misma de las barajas de cartas de Heraclio Fournier radica en su meticulosa artesanía y su compromiso con la calidad. Cada detalle, desde la selección de los materiales hasta el diseño de las ilustraciones, es cuidadosamente considerado para garantizar un producto final que satisfaga las expectativas más exigentes. Una de las características distintivas de las barajas de cartas de Fournier era la durabilidad de sus naipes. Fabricadas con cartulina de alta calidad, estas cartas ofrecían una resistencia excepcional al desgaste, lo que garantizaba una experiencia de juego perfecta. Y tuvieron tanto éxito por el diseño de las cartas. Había una amplia variedad de diseños disponibles, desde los clásicos hasta los más contemporáneos. Muchas de las barajas producidas por esta empresa contaban con impresionantes obras de arte que han sido cuidadosamente diseñadas por artistas talentosos.

En este libro de Vicente Pizarro veremos todas las barajas que se hicieron entre 1961 y 1999 donde nos explica con detalle y con las imágenes de los naipes que tuvimos disponibles en España. Por eso, la gama de productos ofrecidos por Fournier era verdaderamente impresionante. El boom de las barajas llegó en la década de 1980. Con una visión audaz y una determinación inquebrantable, la empresa se embarcó en un ambicioso proyecto. Arriesgar y lanzar esas decenas de mazos de cartas infantiles, cada uno con una temática única y emocionante nos encandiló a muchos de nosotros.  A título personal me gustaría destacar dos del libro las barajas que aparecen en 1988 y en 1990. La primera es de la baraja de los “Masters del Universo” donde Vicente Pizarro nos explica cómo es esta baraja. Un objeto muy preciado para los coleccionistas tanto de la serie de “He-man” y los juguetes de Mattel con sus treinta y dos cartas dibujadas por López Espí. Y por otro lado la baraja de a dedicada a Astérix, el intrépido guerrero galo creado por René Goscinny y Albert Uderzo. Con su humor ingenioso y sus aventuras llenas de acción. Aquí nos explica como diseñaron la baraja con sus treinta y dos cartas, con distintos palos que agrupaban los más famosos títulos de los comics de ese momento entre los que estaban “Astérix en los Juegos Olímpicos”, “Astérix y su hijo”, ”Astérix y los bretones” y “Astérix y los normandos”.

Al final, en un mundo en constante cambio, este libro editado por Diábolo Ediciones nos mantienen como un vínculo con los tiempos pasados, una ventana a la nostalgia de nuestra infancia. Cada página y cada texto es un recordatorio de esos días dorados, llenos de juegos interminables. A través de las ilustraciones coloridas y los personajes entrañables, estas barajas nos transportaban de vuelta a un tiempo más simple y lleno de inocencia, donde la mayor preocupación era ganar la próxima partida. Así, mientras el tiempo avanza inexorablemente, el libro de “Barajas Infantiles: De la familia Bantú a Dragon Ball “permanece como un faro en un el mundo digital en el que vivimos.

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