La última cena de los veteranos: Honesto y certero punto final

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Así se expresa Marcos Mora, el alter ego de Carlos Giménez en su última obra publicada: “La última cena de los veteranos”, el final de una de sus series más célebres, “Los Profesionales”, que Reservoir Books acaba de editar. No hace mucho cerró su magistral “Paracuellos” y ahora es el turno de esta serie, nacida en la revista Rambla en la década de 1982. Una serie en la que Giménez capturaba anécdotas y vivencias que ocurrieron durante los años en los que trabajaba para la agencia de Josep Toutain, “Selecciones Ilustradas”, junto a lo más granado de dibujantes de la época. Con abundantes dosis de humor contó lo vivido, consiguiendo un acertado retrato costumbrista (quizá el mejor) de la industria española del cómic de la época. Los aficionados lo agradecimos, pues pudimos ver lo que ocurría en esas mesas de dibujo donde se fraguaron tantos buenos relatos que ya forman parte de la memoria de varias generaciones. Siempre con una visión lúcida, con un trazo único que en los rostros dibujados lo dice todo y una capacidad narrativa descomunal en la secuenciación. No descubriremos a estas alturas al más grande de nuestros creadores. Cualquiera que lea estas líneas ya sabe de la grandeza de Carlos Giménez como autor de cómics.

Quizá el tiempo es inmisericorde y Carlos Giménez es consciente de ello. Las habilidades físicas se van mermando. Queda entonces el oficio, la maestría y la lucidez. Y de todo ello Giménez posee en grandes cantidades. Con un sentido crítico y una honestidad brutal reconoce en el cómic que ya no es el que era. Un ejercicio de sinceridad que aporta una contundente capa de credibilidad a lo que nos cuenta. Pero, insisto, oficio y “savoir faire” hay de sobras en las páginas de “La última cena de los veteranos”.

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Así nos convida a esta última cita de aquellos artistas que estuvieron en “Creaciones Ilustradas” para hacernos partícipes de una excelente velada, en la que los recuerdos y la toma de conciencia de la madurez están presentes en todo el relato. Con un hábil manejo de encuadres y composiciones de página que maximizan lo contado, Giménez sienta en la mesa al lector para ofrecer estos “bocados de realidad”: la suya y la de su generación. Recordando el pasado y asumiendo el presente y las limitaciones de la edad en un excelente cierre de la saga.

Narrativamente majestuoso, Giménez sigue siendo el gran cronista de un tiempo y lugar que ha demostrado en innumerables ocasiones. Sigue teniendo ese “punch” para meter de lleno al lector en lo que cuenta: un ejercicio valiente y honesto que se sostiene por lo que es, por lo bien armado de su narrativa gráfica esa capacidad para trazar expresiones certeras y secuenciaciones de viñetas que fluyen con total naturalidad por toda la obra.

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“Yo soy un autor de tebeos y si no hago tebeos, no soy nada”


Ecos del pasado, camaradería y una certera amalgama de humor y costumbrismo espera en “La última cena de los veteranos”. Un tebeo que respira honestidad en cada una de sus viñetas, manteniendo un dialogo con el lector a lo largo del relato, que se puede sentir como un invitado más en la mesa que comparten Marcos Mora y sus compañeros. Porque huele a verdad de lo vivido, porque Giménez puede que ya no sea el que fue en sus años dorados, pero sigue siendo Carlos Giménez. Y sigue brindando obras de nivel notable, como “La última cena de los veteranos”. El que firma estas líneas, que descubrió su “Dani Futuro” entre grapas de Forum cuando aprendía a leer, solo puede celebrar que Carlos Giménez siga cogiendo el lápiz y nos brinde obras como este cierre de “Los Profesionales”.

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