Después de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, no vino la paz, sino la victoria. Y así lo sufrieron los humildes ciudadanos japoneses. Aquellos que no tomaron las decisiones temerarias de embarcarse en la Segunda Mundial fueron los que más las padecieron: primero durante el conflicto, siendo la carne de cañón de ese nacionalismo que exaltaba la bandera y la patria por encima de todo, incluidas las vidas de compatriotas que mandaron a la muerte segura en los diversos frentes del pacífico; después, como los mayores perjudicados de todos los efectos de su derrota. Desde la falta de alimentos a las consecuencias radioactivas de las bombas lanzadas por Estados Unidos, el cual asumió el poder en la nación del sol naciente tras la capitulación japonesa. Así desembarcó el General MacArthur como máxima autoridad en la antaño orgullosa nación, por encima del emperador.

En ese contexto comienza el segundo volumen de “Pies Descalzos, una historia de Hiroshima” (“Akashi no Gen”, はだしのゲン) de Keiji Nakazawa, donde seguiremos descubriendo lo que le queda por vivir a Gen, el alter ego de Nakazawa en este manga, nacido de la propia experiencia de haber sobrevivido a esta catástrofe.

Durante el periodo de dos años que abarca esta segunda entrega, el lector será testigo de cómo se desarrollaron los acontecimientos en ese Japón derrotado, donde los poderosos que lanzaron al pueblo a la guerra fueron los mejor parados en la derrota. Como siempre, los más humildes pagaron las facturas de los más favorecidos. Lo retrata muy bien Nakazawa, que no escatima esfuerzos para plasmar con certera nitidez la escasez de alimentos y bienes de primera necesidad, con un racionamiento impuesto a todas luces insuficiente y que fomentó el estraperlo como vía de subsistencia de unos y como vía especulativa de otros.

En todo río revuelto siempre hay oportunistas, y en este volumen lo podemos comprobar mientras vemos las vicisitudes de Gen y su familia. Así los yakuza aprovecharon la coyuntura mientras que la ocupación estadounidense medía los efectos de las bombas atómicas estudiando a las victimas de las bombas que lanzaron. Todo a través de un sistema en el que la escasez fomentaba la corrupción y la desesperación. Ese es el contexto en que se encuentra Gen, un niño que ha de luchar con reveses muy duros que la vida le tiene deparada. A pesar de todo, no pierde del todo la inocencia, si bien agudiza el ingenio para poder sobrevivir él, su familia y amigos, entre la tragedia constante en que viven. Ese es el relato de supervivencia vital que aguarda en este manga, frente al peor escenario posible pero con la determinación de seguir adelante,

«Como el trigo que crece recto…»

Esa es la lección de vida que dan estas páginas, cargadas de verdades incomodas que merecen no ser olvidadas. Todos los horrores cometidos, tanto los radiactivos de la Segunda Guerra Mundial como los perpetrados por oportunistas para enriquecerse en esa dura posguerra, conviene recordarlos. Entre toda esa miseria moral está el relato de un superviviente que, siendo solo un niño, tuvo que lidiar con ello. Así lo vierte Keiji Nakazawa en las 608 páginas que componen segundo volumen, que seguro conmoverá a más de un lector cuando se sumerja en él. Por encima de ello, se halla la lección de vida que deja en sus páginas “Pies Descalzos”.