Malevaje: Saludable costumbre

Malevaje Texto 01

“El sábado a la noche sos un doctor.
Te encajas las polainas y el cuello duro,
Y te venis pa’l centro de rompedor.”


Si el que acuñó la frase “segundas partes nunca fueron buenas” hubiera estado en la sala Genius de Huesca, posiblemente se retractaría de su famosa sentencia. Malevaje regresaba a Huesca, casi un año después, para volver a brindar al respetable una nueva escala de su gira “A corta distancia”, un espectáculo tan íntimo como intenso.

Ya indicaban en “VolverCarlos Gardel y Alfredo Lepera que “veinte años no es nada”. Y los 358 días desde la última vez que Antonio Bartrina, Fernando Giardini y Fernando Gilabert pisaron el escenario de la Genius, es menos. Si bien, por lo mostrado en las tablas, es saludable que el trio venga con cierta asiduidad a la capital oscense a manejarse “en distancias cortas” y con maestría con un cancionero de varios quilates que desgranan con precisión y elegancia.

Malevaje Texto 02


Así se invocaron ayer en la noche oscense al Maestro Gardel, a Astor Piazzolla, Enrique Santos Discépolo, los hermanos Expósito (Homero y Virgilio), Roberto Fontaina, Víctor Soliño, Juan Antonio Collazo, Osvaldo Larrea, Aníbal Troilo y Edmundo Rivero, recorriéndolos como si fueran “todos los bares, como paradas de Pascua”, en maravillosas ejecuciones donde el contrabajo de Fernando Gilabert da el esqueleto rítmico preciso con su contrabajo, para que Fernando Giardini deje florecer melodías, bien con la guitarra, bien con el bandoneón.


En esas texturas se erige la personal voz y el carisma de Antonio Bartrina, que va ganándose al público desde la primera estrofa de “Nostalgias”, pieza con la que comenzó la velada. Como un crooner de arrabal, va seduciendo entre lo malevo y lo chulapo, que, como ocurrió en octubre del pasado año, acaba por conquistar a todo el respetable con temas como “La última curda”, “Cuando tu no estás”, “El último café” o “Esta noche me emborracho”, destacando el gran “Tango amigo” que sonó ayer noche.

Malevaje Texto 03


Tampoco faltaron en esta ocasión incursiones en otros géneros como el bolero, la Chanson Française y la ranchera. Géneros que el trío aborda llevándolos a su terreno, donde contrabajo, bandoneón, guitarra y voz tejen frescas texturas para dar nuevo brillo a lo ejecutado. Sirva de ejemplo “La vie en rose”, el clásico de Edith Piaf, donde Paris, Buenos Aires y Lavapiés confluyeron en la contundente interpretación de Bartrina.

Fernando Gilabert fue el encargado de poner la voz a las dos rancheras de la noche. Una de cosecha propia, “Amor de Río”, acompañado de Giardini; y otra en solitario del gran José Alfredo Jiménez: “Tu recuerdo y yo”, que fue coreada por el respetable. Tras ese impás, volvieron Bartrina y Giardini a las tablas para culminar la velada con un repóquer de tangos de varios quilates. Haciendo primeramente escala en el clásico de Piazzolla y Horacio Ferrer, “Chiquilín de Bachín”, llegaron a continuación cuatro de los clásicos de la banda: “Garufa”, “Si soy Así”, “Arroz Blanco” y “Margot”. Un broche de oro para el recuerdo de una gran noche con Malevaje. Otra más. Ojalá se transforme en saludable costumbre que la banda vuelva cada octubre a la ciudad.


“Con un café con leche y una ensaimada
Rematas esa noche de bacanal,
Y al volver a tu casa de madrugada
Decis: «Yo soy un rana fenomenal.»

Garufa” (Roberto Fontaina / Víctor Soliño / Juan Antonio Collazo)

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