Que el título no engañe. Esta obra de Thomas Ott es puro delirio de noveno arte. “Cinema Panopticum”, recientemente reeditada por La Cúpula, es una delicia de tebeo para degustar con deleite. Aquí nos espera una colección de pequeñas historias que nos pasearan entre el ingenio y el humor negro hasta el espanto. A todas luces será un viaje intenso, pero inolvidable.

“Un hotel donde se hospeda el miedo.
Un luchador enmascarado que acepta el desafío de la mismísima muerte.
Un hombre con problemas de visión sometido a un extraño tratamiento.
Un pobre infeliz que posee información privilegiada sobre el inminente fin de los tiempos.”

Así reza la contraportada del volumen, y poco más debe saber quien se adentre en estas páginas. Thomas Ott (“El número 73304-23-4153-6-96-8”, “Hellville” o “Breakdown”) es uno de los nombres a tener en cuenta del underground europeo. Con un personal estilo de raspado en blanco sobre fondo negro baña cada una de sus páginas de un magnetismo sin igual. Con propuestas que fascinan e inquietan a partes iguales, consiguiendo un abanico de sensaciones. Todas menos la indiferencia ya que los trabajos del dibujante suizo transmiten, comunican y dejan poso.

Otro rasgo característico del trabajo de Ott es la ausencia de diálogos y textos, apoyándose exclusivamente la narración en lo gráfico. Cosa que su arte solventa con contundencia realizando páginas de fuerza descomunal. De esa que logra impactar en la retina de quien lo lee. Tal es la potencia de estas viñetas “raspadas”, de virtuoso preciosismo y cargadas del certero sentido de iluminación.

“Cinema Panopticum” da buena cuenta de ello. A lo largo de los relatos que nos esperan aquí, donde acompañaremos a una niña por una feria, seremos partícipes de su viaje hacia el horror. Materializado este en las pequeñas historias que esperan en estas páginas. Con una disposición sobria, en la mayoría de los casos, de páginas de dos por dos viñetas, Thomas Ott va atrapándote conforme pasas páginas por su siniestro mundo. Un mundo que, tras leer la obra al completo, más de un lector volverá a revisar este recorrido para contemplar con detenimiento alguna de las viñetas o páginas, sin la exigencia que requiere una primera lectura.

Eso espera en este “Cinema Panopticum”: puro arte secuencial que derrocha personalidad a cada raspado. Con guiños a los tebeos previos al “Comics Code Authority” estadounidense. Donde la EC comics se encuentra con Charles Burns y Marc Caro. En ese extraño lugar donde el pesimismo se viste de lúcido ingenio. Porque Thomas Ott no esconde sus influencias y las asimila, llevándolas a su terreno. Señal de que lo que hace deja huella. Así se despliega un amplio mar de sensaciones en este blanco y negro silente, que con lo gráfico dice todo lo que tiene que decir, dando una soberbia lección de narrativa gráfica. De esas que quedan en la mente del lector, más allá incluso del género en el que se embarcan las 112 páginas que componen esta obra. No es de extrañar, pues, que La Cúpula esté reeditando su obra. No por nada Thomas Ott ha visto publicadas sus obras en doce países. Algunas de las causas que lo explican están en este “Cinema Panopticum”.