Para entender a Loquillo no hay nada como verlo en directo. Solo así se puede percibir la dimensión de quien es el mejor front man de todo el rock´n roll nacional. Un apelativo que ha conquistado a lo largo de años de carrera, a base de desarrollar un personaje que no deja indiferente a nadie. Animal de escenario, es pues ese su hábitat. Donde cobra sentido la ética y estética del rocker de barrio que, lejos de vivir del eterno efecto revival que asola los escenarios de este país, mira hacia adelante incorporando nuevas piezas a su repertorio: nuevos trabajos que marcan la evolución vital del personaje y nuevos guiones para que la leyenda siga creciendo, a pesar de sus muchos detractores.

Con un flamante “Diario de una Tregua”, Loquillo se ha embarcado este año 2022 en una gira que ha recorrido toda la geografía española. Una gira que ha servido, después de años extraños de ver shows con mascarillas, como un reencuentro con la pasión del directo, lejos ya de restricciones sanitarias. Para ello, “El Rey”, nombre del single de presentación del último trabajo del Loco, ha sido el título bajo el que se ha englobado el calendario de ruta iniciado en Lorca en primavera. Una gira que ha contado con escalas significativas, como el baño de masas que supuso (nuevamente) la de Madrid el pasado 15 de octubre.

Otra de las fechas a tener en cuenta es la que nos ocupa hoy: la del pasado viernes en Donosti, en el Kursaal. El Loco “jugando en casa”, para cerrar una gira que quedará en el recuerdo de muchos como uno de los momentos dulces de este Loquillo maduro, que combina de forma acertada un set list donde pasado, presente y futuro tienen razón de ser y estar.

Igor Paskual, Josu García, Laurent Castagnet, Alfonso Alcalá, Pablo Pérez y Gabri Casanova son los “sospechosos habituales” que le acompañan en cada cita escénica en la actualidad. Una banda perfectamente engrasada que se ha encargado, junto a su jefe, de pasear un rock con clase y estilo en todos los escenarios donde se les requirió su presencia. Consiguiendo algo más más allá de una mera ejecución y lección de oficio. La magia del directo lo llaman.

Por todo ello, no podíamos dejar pasar la fecha del Kursaal. Tanto por el enclave como por el momento dulce que viven banda e intérprete, la noche donostiarra se antojaba especial. Y lo fue. Ya desde el primer segundo: pues el primer intro que sonó fue “People Have de Power”, de Patti Smith. La canción utilizada como outro a lo largo de la gira servía en Donosti como primera toma de contacto con el respetable, dando a entender de alguna manera que lo que esperaba esta noche iba a ser una fiesta de fin de gira en toda regla.

“El Desafío de las Águilas” sonó por los altavoces de Kursaal mientras cada miembro de la “101” se colocaba en su posición. Era el momento: “Los Buscadores” inauguraban la noche y el Loco hacia acto de presencia mientras la “Jolly Roger” planeaba por el Kursaal en un tema que bebe tanto de la épica literaria como de la herencia musical de la calle E.

Comenzaba la partida de esta forma y las primeras cartas mostradas eran, como entendemos que ha de ser, temas de la última etapa de Loquillo: un rejuvenecido “Sol” y “Planeta Rock” dan paso a “La Libertad” para sentar las bases de los parámetros por donde va a ir la noche. A continuación “La Vampiresa del Raval” nos lleva a aquella Barcelona que ya no existe, pero que nos es grato recordarla. Y sin dejar respiro: “Salud y Rock´n Roll” hermana banda y público, ya metido de lleno en el recital.

A partir de ahí, todo es un crescendo hacia lo superlativo: “Creo en mi”, que a pesar de ser del 2019 ya suena atemporal, es la antesala a “Historia de dos Ciudades”, el último clásico del Loco donde Gabriel Sopeña pone música al prólogo de la inmortal obra de Charles Dickens. Un tema que, curiosamente, no ha sido fijo en la gira a pesar del gran valor artístico que aporta cada vez que se luce en directo. En Donosti lució con una intensidad especial, a pesar de un ligero traspiés del Loco que no tuvo inconveniente en parar y comenzar de nuevo para darle el brillo que merece este tema.

Era el momento de, una vez conquistada la audiencia, acabar de seducirla por completo. Momento pues para disponerse a cruzar… el paraíso y poner a todo el aforo de pie con “El Hombre de Negro” y   la pertinente visita a “El Rompeolas”.  Conquistados todos los corazones por el Rock´n Roll, “El Último Clásico” impregnaba el auditorio de savoir faire y nos preparaba para la catarsis que supone recrear nuevamente “Carne para Linda”, donde el Loco suele bajar a las primeras filas y se pasea entre el público saludando para deleite del respetable.

“No necesita más”

Una interpretación por cierto que contó con la profundidad y empaque que da el saxo de Dani Nel·lo, invitado especial de la noche que acompañó a la banda en este tema y en la parte final del show. Pero antes de llegar ahí quedaba munición por exhibir, como “Rey del Glam”, que mantuvo la euforia artística a ambos lados de la cuarta pared del escenario.

Traspasado el ecuador de la velada, y tras las oportunas presentaciones de una banda en la que cada uno tiene razón de ser y estar, evocamos el recuerdo de Balmoral con un “Memoria de Jóvenes Airados” con unos aires acústicos que la refrescan y un crescendo eléctrico final digno de mención, con un Pablo Pérez sobresaliente en la ejecución del solo de guitarra que llevó a cabo.

«Rock´n Roll Actitud«, con una intro cada vez más Who, fue la siguiente escala en esta ruta de emociones. Y con Dani Nel.lo de vuelta al escenario, el Loco entonó “El Rey” para disfrute de los presentes, dando paso a un “Sonríe” cada vez más compacto y sólido, que resume de forma precisa el momento dulce que vive el Loco en la actualidad: tanto a nivel de buena salud creativa en sus nuevas propuestas como por lo que despliegan en el escenario interprete y banda.

Tras eso, y con la batalla ganada, solo quedaba recrearse en un repóquer de clásicos del rock español. Pocos pueden exhibir en su haber temas como “La Mataré”, “El Ritmo de Garaje”, “Feo, Fuerte y Formal”, “Rock´n Roll Star” y “Cadillac Solitario”. El Loco no solo las exhibe, sino que las reserva para el final del show para llevar a lo máximo a una audiencia entregada. Ya conquistada previamente con material actual, pero que alcanza el clímax de la emoción mientras el grito desgarrado que supone “Cadillac Solitario” suena en el auditorio.

Y tras ello, con los compases de “God Save the Queen” de Sex Pistols, banda y front man se despiden del respetable, cerrando una gira que quedará para la historia de los amantes del buen rock y que da la justa medida del momento dulce que han exhibido Loquillo y la 101 durante todo este año 2022. Una noche para el recuerdo la de “El Rey” en Donosti.