Tras poder hablar con detenimiento de «El Puritano» con El Torres, Jaime Infante y Manoli Martínez, no quisimos dejar pasar la oportunidad de poder ahondar en lo mucho que alberga la ya vasta obra del guionista malagueño. Así que le propusimos tener otra conversación centrada en parte de su trayectoria. Desde entonces hasta hoy, la tirada de “El Puritano” ya se encuentra agotada en Karras, con tan solo una semana desde que el cómic se empezó a distribuir. Señal sin duda de la expectación que ha despertado el trabajo de El Torres, Infante y Martínez. Por otro lado, Iván Mulero, que ya adaptó “Camisa de Fuerza» al séptimo arte en un corto, está rodando en Zahara de los Atunes (Cádiz) su nuevo largo “Vampiras” («The Brides«), que cuenta con guion original de El Torres. Sin duda, trabajo y proyectos no faltan en la mesa de trabajo de nuestro entrevistado. Aun con eso, ha tenido la deferencia de charlar con nosotros. Sin más preámbulos, os dejamos con esta charla, que viene ilustrada por el retrato de El Torres realizado por Nico Antón, que gentilmente nos ha permitido reproducir para la ocasión.

Empecemos por el final y esos dos volúmenes esplendidos que ya son una realidad editorial y conforman la trilogía de Robert Ervin Howard que estás acometiendo: ¿Qué significa Howard y sus personajes para ti? La pregunta viene en el sentido que observamos en esas obras un amor puro por la esencia de los personajes en unos relatos precisos; que denota una asimilación de los conceptos de Conan y Solomon Kane para llevarlos a terrenos que vayan más lejos del puro entretenimiento.
Recuerdo que cuando era un adolescente, en clase de Lengua nos decían de leer un libro a la semana y hacer un resumen. Qué locura, pensé yo, si leía más. Pero el primero que elegí fue uno de los que Forum/Planeta sacó de Conan, aquellos con el borde negro. Bueno, aún me resuena la burla del profesor y de los compañeros. “¿No habías podido escoger un libro de verdad?”. “Un libro de verdad”. Y eso es lo que pasaba con esa literatura clasificada “menor”, como los tebeos. La presunción de que estaban creadas como subproducto de entretenimiento y nunca podrían alcanzar verdadera calidad, sea lo que sea eso. Y sigue pasando. En España seguimos mirando con condescendencia a nuestros Robert E. Howard. A Ralph Barby, Clark Carrados, Silver Kane y Ada Coretti. Y muchas de esas novelitas harían agachar la cabeza a cualquier juntaletras de moda promovido por quien promueva esas cosas.
Como toda obra, es hija de su tiempo e hija del tiempo del lector. Cuando yo descubrí a Howard, desconocía casi todo del autor, de lo que eran los pulp y de los años 30. Pero cuando lo leí, ese toque de aventura, de una “era no soñada” (qué me encanta esa expresión), era una volada de cabeza. Y ese toque terrorífico, de esa magia que no eran bolas de fuego, sino algo primordial y oscuro a lo que el hombre podía enfrentarse si tenía valor; y esa sensualidad que tanto las adaptaciones de Thomas y Buscema y otros trasladaban tan bien. Imagina cómo estimulaba la imaginación cuando estás en esa etapa de ebullición. Y cuando lo vuelves a leer ahora, con muchos más años y canas y algo más de reflexión, ves el tiempo de donde vienen, y sabes más del autor… y ves más capas que lo meramente superficial. Ves un estilo que es como un directo a la cara, y ves también los hilos que mueven a los personajes, las dudas y las melancolías y de dónde viene todo.
Todo este rollo que os he largado es para concretar, que al final todo lo que parece puro entretenimiento puede verse desde otra óptica, dependiendo de cómo te acerques. Siempre hay una lectura más que puedes dar sobre algo que parece ligero al primer vistazo. Y las obras de REH tienen más de lo que parece a simple vista.

En el caso de “Sangre Bárbara” además abordas la temática del conflicto generacional entre el padre y el hijo a través del viejo rey bárbaro y su ilustrado vástago. ¿Es una manera implícita de poner de relieve la dicotomía howardiana de lo salvaje frente a lo civilizado?
Sí, de hecho, siempre me hizo gracia que el defensor máximo del hombre y su civilización en la era Hyboria fuese un bárbaro. Siempre estaba bufando de lo débiles que son los civilizados pero allá iba a darse de galletas con el dios primigenio de turno.
Howard era un hijo de Oeste americano, escuchó las historias de sus últimos días y vio lo que quedó, la decadencia que traía el siglo XX a aquel espacio y los campos de petróleo. No es de extrañar que añorase un tiempo más salvaje, de “frontera”. Pero no frontera entendida como límite como nosotros lo hacemos, sino como un espacio donde el hombre podía ir más lejos, podía explorar y hollar con sus pies calzados con sandalias tronos y tumbas y cosas. Esa dicotomía de Howard, de esa búsqueda de algo más puro y primordial, de un código de honor intrínseco que no estuviera reforzado por leyes, eso es permanente en toda su obra. Sin embargo, no creo que Howard “odiase” la civilización en sí, sino cómo el hombre se degrada en la comodidad, dejando de ser “hombre” para ser un títere. Y en esa degradación veía el fin, como en la ciudad de “Clavos Rojos”. Hoy día a Howard lo podríamos llamar desde nietzscheano o “libertarian”. Yo veo a alguien que se crió en una frontera.
En un corto plazo intuimos que saldrá a la luz la tercera obra que conformará la trilogía: ¿Qué puedes decirnos al respecto?
Vamos a tardar un poco más que con estas dos primeras. Posiblemente esté a principios del 2023. Y esta vez, tratará sobre otros héroes menos conocidos. El Borak, que era el propio REH. Como es una trilogía, hay una serie de temas en común en todos los volúmenes, a pesar de que estén protagonizados por distintos personajes. La melancolía intrínseca, la pérdida, es uno. El colocar a los personajes en su vejez tiene varias intenciones. Una es la visión que tenemos como lectores de todos estos héroes, de algo “ya pasado”, de “viejos” y desfasados frente a héroes de videojuego mucho más llamativos, espectaculares y con otros trasfondos más acordes con el momento actual.
Pero siguen siendo héroes. Más duros que un leño.

Otro acercamiento que nos sorprendió gratamente fue el que realizaste a Benito Pérez Galdós en “Galdós y la Miseria” junto a Alberto Belmonte. Un tebeo que nos dejó muy buen sabor de boca por el acercamiento al sobrio estilo galdosiano que destilaba la historia. ¿Por qué Galdós y que le supone este autor a El Torres como lector?
A Galdós lo descubrí mucho más tarde. Ya sabéis, en el momento apropiado. Y me encantó. No solo por ese estilo que es… bueno, qué voy a decir yo de la literatura de Galdós, que hay más escrito sobre Galdós que incluso lo que él escribió, que ya es inmenso. Pero la cosa es que lo vi tan tremendamente actual. No hablaba de un mundo distinto, de hace más de cien años. Parecía que describía hechos y personajes de hace una semana. Los personajes, la fuerza que tienen esas mujeres en un mundo que las machaca. La profundidad de caracteres, los acontecimientos y cómo actúan sobre los personajes y todo visto con una socarronería propia de un tremendo observador.
Ojalá le prestásemos más atención a Galdós hoy día. No digo de introducirlo en las escuelas porque si lo hubiera leído con 13 años lo hubiese abominado, y todo lo que es forzoso acaba siendo rechazado. Pero a los 20… ya es otro cantar. Por eso, lo que es necesario introducir en las escuelas es la necesidad de leer.
Siempre me rondó meter a Galdós en una historieta, y de hecho, lo intenté en aquel fallido “Ministerio del Tiempo”. La cosa es que imposible poner tal cual la prosa de Galdós en un cómic. Puedes quedarte con ciertos pequeños clichés en los diálogos, sí, pero la prosa galdosiana y el tebeo no son directamente traducibles. Pero sí son adaptables. Cuando al fin se me encendió la lucecita, pudimos ponernos con “Galdós y la Miseria”. Y la verdad, todo esto que aquí hablo sería imposible sin la otra mitad creadora de cada obra, los dibujantes. Aquí Alberto Belmonte le dio el empaque y el dibujo que el cómic necesitaba, con unos personajes que te miran desde el fondo de su alma.
Este 2021 que se va también nos ha dejado otra sorpresa en tu lista de trabajos editados: “Whodunnit?” junto a Vicente Cifuentes, toda una reivindicación al subgénero policial de resolver un enigma, misterio o asesinato en un ambiente cerrado. Un tebeo refrescante, que al igual que “Phantasmagoria” suponen reivindicaciones con mucha clase sobre géneros que muchos consideran menores, pero que a lo largo de su historia han dejado joyas de la literatura popular. Nos gustaría que nos hablaras de ello y que han supuesto para ti trabajos como estos.
Precisamente hay mucho homenaje a esa cultura popular tan denostada en las obras que escribo porque sin ella, yo no sería. Sin Peter Cushing ni Christopher Lee, sin Poirot ni Drácula, yo no estaría haciendo los tebeos que hago. Que lo gracioso es hacer defensa de esos géneros menores en un medio que es el tebeo, que aunque se esté revalorizando a ojos del público recientemente, sigue siendo clasificado como “infantil” en muchísimas, muchísimas partes. No somos quién para decir qué es lo que vale y lo que no. Lo que hablábamos antes de los pulp.
Por una parte, esa reivindicación proviene ese deseo de decirles a esos autores y creadores “gracias, gracias”. Y por otra, de ganas de crear mis propios juguetes, considerar esos personajes como míos, pero sin perder la vista de dónde vienen. Obviamente, no puedo escribir al Doctor Who, pero nada impide hacer mi propio Doctor Who. Con magia. Y calvos.

En “Whodunnit”, además, uno de los elementos esenciales es la caracterización gráfica de personajes como animales antropomorfos. ¿Cómo fue dar con ello?
Ahí el mérito reside en la otra parte creativa, Vicente Cifuentes. Él ya tenía todo el estudio gráfico hecho de un montón de personajes, tenía ya los ambientes… Unas ilustraciones preciosas. Lo que no tenía era la historia. Y, claro, todas las historias de “Whodunnit” tienen su trampa, y el lector siempre está ojo avizor a descubrir pistas y adelantarse a la historia. Son tremendamente difíciles de escribir. Así que Vicente me permitió añadir algo de mi cosecha. Dorry y Wallcroft también están diseñadas por Vicente. Lo único que le dice fue: “ella es una ardilla, él es un castor”.
Porque lo gracioso fue ver el potencial que tienen los “furrys” para crear esas simpatías o antipatías en los lectores. Ves a una ardilla, y ya sabes cómo es. Ves a un zorro, y ya supones cómo es. Es divertidísimo… ¡y te ahorras mucho trabajo! Puedes explorar más en diálogos, dejando mucho peso del carácter en el dibujo. Y para hacer eso, hay que ser muy buen dibujante tal y como lo es Vicente.
La verdad es que estoy muy agradecido a todos los dibujantes que han colaborado conmigo. Son todos buenísimos, diantre.
No hace mucho comentaste en redes sociales que harías lo posible en reeditar esas obras tuyas que son objeto de la especulación al encontrarse descatalogadas. Obras como “El velo” o “Goya, lo sublime terrible” que muchos lectores esperan como agua de mayo una nueva edición. ¿Hay planes a corto plazo al respecto?
Hay algunas obras que intentaremos rescatar pronto, y otras que van a llevar algo más de tiempo. Por ejemplo, “El Velo” puede que tarde porque, lamentablemente, los originales que Gabriel tenía resultaron dañados, así que solo tenemos unos escaneos del año 2009 que no son tan buenos como los que podemos hacer hoy día. Luego, aunque sea ya sin nuestro permiso, se siguen vendiendo copias de otras obras, por lo que sacarlas sería bastante suicida. Pero bueno, vamos a editar dentro de poco el inencontrable “Roman Ritual”, tal y como hemos sacado “Camisa de Fuerza” y “El Bosque de los Suicidas”. Con retoques, extras nuevos…
Si reeditamos “Goya” o “Gaudí”, no lo haremos por Karras. Esas obras salieron por mor de Ricardo Esteban (Nuevo Nueve), así que me parecería injusto no sacarlas con él.

Esto nos lleva a pensar, inevitablemente, en la magnífica reedición que hicisteis de “El Bosque de los Suicidas” en Karras el pasado año. Un tebeo que a nuestro juicio siempre ha de estar a disposición de nuevos lectores en las librerías. ¿Qué supuso y supone para ti “El Bosque de los Suicidas?”
Fue un cambio de baile. Digamos que fue el cómic en el que empecé a creerme autor. Mientras tanto, por mis taras propias y del ambiente de donde venía, nunca me vi más que como alguien que lo intentaba pero que nunca llegaría a ser lo bastante bueno. Y aunque ese síndrome del impostor siga dando vueltas por ahí, la recepción que tuvo “El Bosque” en general me recuerda que puedes hacer cosas buenas aunque te falte un poco de autoconvencimiento. Y hubo grandes momentos, como aquel sueño que fue recoger tres Haxtur, mis primeros premios “de verdad”. Y grandes chascos, cuando parecía que iba a haber una película y al final pasaron unas cosas rarísimas.
Pero… lo de creerme guionista con “El Bosque…” habría sido imposible sin Gabriel Hernández Walta.
Desde la primera edición de “El Bosque…”, editado originalmente en el mercado inglés con IDW (corrígeme si me equivoco) hasta la edición definitiva de Karras ha pasado mucho tiempo. Un tiempo en el que montaste Amigo comics para dar a conocer tu obra en el mercado angloparlante y desde hace tres años construiste Karras junto a Cristina Carrasco. Dos sellos editoriales, uno a nivel internacional y otro nacional, que creo que ya simbolizan una personal forma de editar trabajos solventes desde la independencia. ¿Qué supuso Amigo y supone Karras cómics para El Torres?
Lo de solventes… sí desde el punto de vista creativo. Desde el punto de vista económico… ejem. A Amigo le dio la puntilla “falsos amigos” y la situación con el COVID de por medio -recordemos que Diamond congeló pagos-. A nosotros, en una empresa que era deficitaria pero que se nutría por el mero deseo de sacar cómics, ese hecho acabó de darle el mazazo. Teníamos grandes handicaps, como no estar en los Estados Unidos y no poder vender allí. Pero nos sostenía el que creábamos tebeos que merecían la pena leerse. Y no hablo solo de los míos. “Tigre Callejero” de Ertito Montana, por ejemplo. O “Sidney Hammer”, que en los USA vendía más que cualquiera de mis cómics. Era una forma de contar lo que queríamos y como queríamos… Pero si dependes de un distribuidor, cuando este cambia las reglas del juego, tú necesitas un colchón para no estrellarte. Y no disponíamos de ese colchón.
Por otra parte, me veía atrapado en una disyuntiva en la que se ven atrapados muchos autores independientes que deciden editarse. Hay un equilibrio extraño entre ser editor, la parte de negocio, y la parte de autor. Y muchas veces esos intereses son contrapuestos. Llega un momento en que tienes que inclinarte hacia un lado o hacia otro. Afortunadamente -y digo afortunadamente a pesar de todo porque si no no habría podido escribir los tebeos que escribo ahora-, ocurrió lo del COVID y el parón en las exportaciones. Y más afortunadamente, decidí montar Karras con Cristina Carrasco. Ella me permitió centrarme en la parte de escribir y dejar ser editor en otras manos. Desde entonces, lo estoy pasando tremendamente bien. Y nuestros tebeos se agotan en varias ediciones.

Somos conscientes del excelente pulso creativo que mantiene la producción editorial de Karras, así que ahora que no nos oye nadie, ¿nos puedes contar que novedades nos tenéis preparadas a los lectores? De la misma manera, nos gustaría saber “en que andas metido” con tus nuevos guiones.
Ya sabéis que siempre ando como el juglar, con un montón de historias… A ver, unas pocas… En Karras rescataremos “Roman Ritual”, y habrá una segunda parte… No, no será una segunda parte. Hablando con Jaime, lo convertiremos en una trilogía. También habrá algo nuevo de “Apocalypse Girl”, que le tengo mucho cariño. Y habrá un punto y aparte en cuanto a “Bribones”. No un reboot, pero sí un punto y aparte.
Y habrá más tebeos míos en otras editoriales. No sé si Planeta sacará en este año “Identidades Secretas”, que ya lleva finiquitado bastante tiempo. Además, también saldrá algo en Norma y algo en Sallybooks, que es una editorial que quiero mucho. Por no hablar de “Galdós y la Ceguera”, que espero tampoco se me acabe convirtiendo en una trilogía.

Por último, y además de agradecer tu tiempo, disponibilidad y paciencia, nos gustaría saber que pasa con la rubia con motosierra: Nancy. ¿Está prevista reedición del reboot editado por Karras? ¿y del resto del material previo? ¿Habrá nuevas aventuras de “Nancy in Hell”?
Quiero rescatar a Nancy para finales de este 2022. De hecho, ya tengo escritos dos nuevos episodios del segundo volumen. Así que habrá que reeditarlo todo para ofrecerla en una edición definitiva. ¿Veis? Cuando digo cosas así, es cuando viene Cristina con el lápiz en la mano y una maza en la otra…
Con la rubias, la de la motosierra y la del lápiz y la maza, cerramos esta agradable conversación que esperemos hayáis pasado tan bien leyéndola como el arriba firmante trascribiéndola. Con un futuro plagado de proyectos interesantes y un dulce presente creativo, El Torres ya es una de las voces propias dentro del panorama del cómic nacional. Un tipo, además, que transmite la pasión de lo que hace, porque lo que hace le gusta. Tanto como a sus fans les entusiasma leer cada nueva obra que alumbra. Por mi parte, acabo estas líneas mientras suena de fondo “The Veil‘, de Carlos López. Porque una entrevista como esta tenía una banda sonora ideal para el momento de transcribirla, y no era otra que “Little Book of Horrors”.
