Suele ocurrir que cuando un creador da con el personaje que le va servir de piedra filosofal en su consolidación profesional, el resto de los proyectos quedan relegados a un segundo plano. Así se imponen en las carreras profesionales esas creaciones que aúnan lo creativo con la recepción del público, asociándose indisolublemente creador y personaje. Sirva de ejemplo Juan López Fernández, más conocido como Jan, y su Superlópez, sin duda uno de los personajes icónicos del tebeo patrio y de los que mejor salud gozan de todos los salidos de la factoría Bruguera. Una creación que ha perdurado a lo largo de décadas y a la que su autor le ha dedicado la mayor de su producción.

Si bien no hay que olvidar otras joyitas que fue sembrando Jan  a lo largo de su carrera, como “Pulgarcito”, “Don Talarico” o “Superiobus”, Superlópez es por excelencia el personaje que ha mantenido su carrera a lo largo de varias décadas, consiguiendo una masa de lectores diversa e intergeneracional. Más allá de Juan López, no obstante, también ha habido espacio creativo donde desarrollar otras temáticas ajenas a relatos para todos los públicos, como “Laszivia” o el tebeo que centra nuestra atención hoy: “Súper Rayón”, editado recientemente por Editorial  DQ.

Hablar de “Súper Rayón” es hablar de “Se busca personaje para cómic” o de “Los Mogollones de Lukas”. Los tres títulos se refieren a la misma obra, y así el autor nos lo plasma en la primera página del volumen, donde indica al lector que elija el título que prefiera. Un juego simpático que sirve para adentrarse en un tebeo que tiene cuatro décadas tras de sí. Pues estamos ante un proyecto que Jan inició a modo de experimentación allá por 1981 y que durante el 2020 lo rescató del cajón de las ideas inacabadas para continuarlo.  El olfato de DQ  ha hecho el resto para que esta “rara avis” sea una realidad tangible en las librerías del país, pudiendo disfrutar de un Jan ajeno de los parámetros que Superlópez precisa, aunque mantienen vasos comunicantes ambas creaciones.

Jan da forma a este proyecto, que discurre entre los parámetros de la “space opera”, tan de moda a comienzos de los ´80, y pinceladas sociales que acompañan el relato. Sin el corsé de tener que hacer un producto para todos los públicos, Jan nos presenta un relato más adulto, en cuanto a escenas y expresiones que usan los personajes (algunas hijas del tiempo en el que se gestó la idea) y juega con tres conceptos sobre los que pivota el cómic, que no dejan de ser los de los tres posibles títulos.

La metáfora de encontrar un personaje para un  cómic se entronca con la necesidad de emplearse en la sociedad occidental y sirve de preámbulo para una aventura espacial “sui generis”,  en la que Jan aprovecha esta incursión en la “sci-fi” para introducir elementos de crítica social. Elementos que siempre han estado presentes, en mayor o medida, en su obra pero que en “Súper Rayón” le permite hacerlo de forma más obvia. De manera ágil sirve estos elementos de forma ligera y entretenida, logrando un tebeo que rezuma el buen hacer de Jan por sus cuatro costados y que a buen seguro será una delicia para los fans del autor.

Tras su lectura, queda para el lector elegir el título definitivo de esta obra, que DQ ha editado en un formato europeo de 64 páginas y que ha contado con una excelente acogida desde que se editó el pasado marzo. No es para menos: estamos ante una rareza muy disfrutable para cualquier aficionado a Jan, que aquí lo encontrará sin el corsé de tener que ofrecer un relato para todos los públicos pero, eso sí, manteniendo su saber hacer característico. Ese que le ha llevado a ser uno de los nombres que forman parte de la historia del tebeo nacional.