“Daniel Acuña tiene una de las más espectaculares formas de expresar el color.”
En esos términos se ha expresado una leyenda como Alex Ross hablando del trabajo de Daniel Acuña. En su libro “The art of painting comics” Ross citaba al artista murciano como uno de los nombres a tener en cuenta en el panorama internacional. Quizá por ello, en el proyecto “Marvel” que ha coordinado, liderado y seleccionado los artistas que participaban en él, Daniel Acuña haya sido uno de los elegidos para formar parte del elenco de artistas que acompañan a Ross en esta empresa.
Un elenco formado por una selección de grandes nombres de la industria del comic-book: Adam Hughes, Steve Rude, Bill Sienkiewicz, Mark Waid o Paolo Rivera han sido, entre otros, los elegidos por Alex Ross para conmemorar el treinta aniversario de aquella visión junto a Kurt Busiek, que supuso mostrar a los héroes de la casa de las ideas como nunca se habían mostrado. Nos referimos al ya clásico “Marvels”. Una celebración que ni los estragos de la pandemia mundial han podido con ella y ya está en las comic-shops la última entrega de esta fiesta.
Una fiesta. O un festival donde solo hay grandes nombres anunciados en el cartel. Todos adaptando su set para dar lo mejor de sí mismos en los minutos que dispondrán en el escenario principal. Quizá se pueda recurrir a los clásicos atemporales como recurso para meterse al público en el bolsillo desde el primer minuto (o primera viñeta en nuestro caso). Otra opción es sorprender, marcar la diferencia frente al resto y aprovechar cada página que te den para hacer algo que deje huella. Y eso es lo que ha hecho Daniel Acuña con su “Sons of Deviant World”, la historia principal y que reina sobre el todo material que compone la cuarta entrega de Marvel.
Acuña acepta el reto de Ross no solo haciéndose cargo del arte de las 13 fantásticas páginas de esta historia, sino que se nos revela como autor completo con este trabajo. Todo mediante una propuesta que recoge las esencias de la Marvel más imaginativa de los ´70 y nos lleva, desde el far west a un futuro apocalíptico, a través de una aventura que destila referencias y guiños a diferentes niveles, que más de un Marvel zombie sabrá apreciar.
Estos “hijos de un mundo deviante” son un deleite en lo visual y un camino insospechado en lo argumental, que sorprende a base de sabios golpes de efecto. Todo condensado en apenas 13 páginas que fluyen con precisión excelente, tanto en ritmo narrativo y composición de página como en lo gráfico, con la fuerza característica que nos tiene acostumbrado el arte de Acuña.
Con independencia que el lector pueda apreciar la cantidad de huevos de pascua que posee esta historia, estamos ante una aventura disfrutable por cualquiera. Entretenimiento de máximo nivel, ese que se logra cuando se facturan tebeos fascinantes. El que consigue atrapar a aficionados de cualquier edad y bagaje. Esa es la magia que atesoran estos “hijos de un mundo deviante”. Que revelan conceptos atractivos ( de los que podrían desarrollarse en una futura limited serie) y pone de manifiesto que, además de un sentido magistral de trazo, luz y color, Acuña atesora una imaginación desbordante, donde las referencias y las ocurrencias se entremezclan a base de ingenio y “savoir faire”. Todo con la excelente factura gráfica que nos tiene acostumbrados y que ha permitido, a base de talento, que su nombre esté entre los más grandes de la industria a nivel mundial. Así marca la diferencia “Sons of a Deviant Wolrd” en la antología que supone la serie “Marvel”. No solo dando lo que se espera, un excelente arte, sino completándolo con una historia que sorprende, maravilla y entretiene con contundencia. Un tebeo para recordar y atesorar.