El ser humano ha sido curioso y explorador por naturaleza desde el principio de los tiempos. A veces obligados por inclemencias naturales, que dieron lugar a migraciones masivas. Otras simplemente por el sentido de la aventura y también por los tesoros que pudieran encontrar en sus viajes. Grandes descubrimientos y grandes avances se han conocido gracias a ello. Y así seguimos, lo llevamos en los genes. En nuestro planeta ya poco más se puede descubrir salvo contadas excepciones. Hacia abajo no podemos mirar más, aún hay mucho por encontrar pero las grandes presiones submarinas nos impiden continuar la búsqueda. Así que desde hace casi sesenta años nuestros ojos y nuestros futuros se aposentan en el cielo, las estrellas y más allá. Allí hay un espacio enorme, nunca mejor dicho, para seguir explorando. Y en ello estamos. No sólo por el hecho de la aventura y de las riquezas que se puedan conseguir, sobre todo las grandes corporaciones que se encargan de estas cosas, sino por la propia supervivencia de la humanidad. El planeta, poco a poco, se va muriendo y los recursos que obtenemos de él van menguando cada vez más. Aún quedan decenas y decenas de años para que todo termine, (si no ocurre nada raro de por medio, que al paso que llevamos en los últimos tiempos no sorprendería que todo acabara antes de tiempo) pero debemos ser previsores y asfaltar los nuevos caminos hacia el futuro del ser humano. La carrera galáctica avanza a pasos agigantados y lo que nos parecía algo utópico hace un siglo ahora es una realidad palpable. Todo hace indicar que ese será el plan maestro para sacar a la humanidad del planeta cuando vengan mal dadas. Buscamos otros planetas o galaxias donde podamos seguir viviendo nuestras vidas, con todo lo que ello implicará.
Con todos estos mimbres el escritor y dibujante brasileño Luiz Eduardo de Oliveira, más conocido como Leo (Kenia, Namibia, Centaurus) comenzó a publicar, a mitad de los años 90 del siglo pasado, su epopeya «Los mundos de Aldebarán. Una saga compuesta de cinco ciclos («Aldebarán«, «Betelgeuse», «Antares», «Supervivientes» y «Regreso a Aldebarán»). Cada ciclo está compuesto por cinco álbumes. Publicado originalmente por la editorial Dargaud en Francia y publicado en España primero por la editorial Planeta en la segunda mitad de la pasada década y después por ECC Cómics en 2017 (menos el último ciclo) y que, dentro de poco, va a volver a editar en una edición de lujo. Esperemos que en esta ocasión publiquen todos los ciclos.
El primer ciclo, «Aldebarán«, empieza en el siglo XXI con un planeta Tierra al borde de la destrucción por el calentamiento global que ha desviado la corriente del golfo, grandes y devastadoras guerras religiosas y un alarmante aumento en los niveles de contaminación. No todo son malas noticias. Ha habido grandes avances tecnológicos y se ha creado la “Transferencia de Benevides” que permite viajar por el espacio más rápido que la luz. Se descubren así nuevos planetas similares a la Tierra que son potencialmente colonizables. El primero de ellos es Aldebarán y allí son enviados los primeros colonos para asentarse en estas nuevas tierras. Pasa el tiempo y nos encontramos en el año 2174. Desde la llegada de aquellos colonos primigenios, 100 años atrás, la comunicación con el planeta Tierra ha sido imposible por motivos que desconocemos. En un pequeño pueblo de pescadores al norte de la isla Bigland una misteriosa y voraz criatura marina surge de las aguas y destruye el pueblo. Toda la población morirá a excepción de tres jóvenes, Marc Sorensen, Kim Keller y Nellie Keller, a la postre nuestros principales protagonistas. Se dirigirán entonces a la capital, Anatolia, para poder ganarse la vida. Allí conocerán a dos biólogos experimentados, Driss Sherial y Alexa Komarova, perseguidos por un gobierno autoritario y dictatorial, y con un pícaro vagabundo que se hace llamar Mister Pad. Todos juntos intentarán esclarecer el misterio de esa extraña criatura marina, que será llamada la «Mantriz», la cual parece poseer una especie de poderes inimaginables…
Así será el inicio de Los mundos de Aldebarán, donde se mezclarán la ciencia ficción, la ecología y la fantasía. Nuevos personajes irán apareciendo en los siguientes ciclos pero los protagonistas principales seguirán apareciendo y seguiremos viviendo sus alucinantes aventuras. Leo crea un rico universo repleto de asombrosas criaturas, situaciones peligrosas, acción, sexo (polémica hubo con este tema e incluso en posteriores ediciones en otros países se llegó a dibujar ropa donde no existía en su publicación original), política y represión (algo que por desgracia vivió el propio autor en sus carnes), amor y suspense. Un cocktail que no dejará indiferente a ningún lector. Para el que no se haya acercado todavía a estos mundos la próxima re-edición por parte de ECC es una fabulosa oportunidad para ello. Desde aquí os la recomendamos encarecidamente, no os arrepentiréis.