La aventura comienza sobre los cielos de Berlín en 1944, en un gran avión militar que además de ir cargado de bombas para arrasar la ciudad lleva a nuestros protagonistas. La mejor compañía de héroes que el Reino Unido pudiera proporcionar a los aliados, conocidos como la famosa Brigada de Fusileros. El capitán Hugo “Khyber” Darcy, el segundo teniente Cecil “Dudoso” Milk, el Sargento Crumb, el cabo Geezer, Hank “el Yanqui” y para finalizar “El Gaitero” (de nombre desconocido). Son británicos, malhablados, violentos y tienen un sentido del humor cruel y totalmente ajeno a la corrección política. Son un grupo de élite de la segunda Guerra Mundial. Y, bajo las órdenes del Capitán Darcy, solo tienen tres objetivos: hacer llorar a los nazis, ganar la contienda para los aliados y, en última instancia, recuperar el famoso testículo perdido de Adolf Hitler. Tras un salto en paracaídas a suelo enemigo comienza su trabajo.

Cada uno tiene su guerra. Algunos porque las han vivido, los más afortunados porque nos las han contado. En lo que parece que todos estamos de acuerdo es que las guerras son un disparate. Y esa es precisamente la premisa en la que Garth Ennis («Predicador«, «Demon» o «Sara«) y muchos otros antes que él han cimentado su particular visión de los conflictos bélicos. El guionista norirlandés escribe fundamentalmente para el mercado americano y su trabajo se diferencia del resto por la extrema violencia, el humor negro, el abuso de palabras malsonantes, la amistad y una personal predilección por las hazañas bélicas. Aquí tenemos un caso muy peculiar ya que mezcla la segunda guerra mundial, nazis psycokillers, dominatrix perversas y armas definitivas. Un guion que podría ser la mezcla perfecta entre una película de Tarantino como «Malditos Bastardos» y cualquier obra de los Monty Python por los toques de humor que aplica en toda la obra. Además del humor negro y absurdo, el lenguaje soez y la considerable cantidad de violencia, el cómic se burla de los tópicos del cine bélico, caricaturizando al clásico héroe de guerra con sangre fría y los «cojones bien puestos», pero incapaz de darse cuenta de que uno de sus hombres es homosexual y le ama en secreto, pese a tirarle los tejos de una forma absolutamente explícita en varias ocasiones a lo largo del cómic. Otra de las parodias que hacen es referente a la legendaria lanza de Longinos, esa que según cuenta fue la que atravesó el costado de Jesucristo durante la crucifixión, y que el ejército que posea dicha preciada reliquia podría ganar cualquier guerra, o incluso dominar el mundo en el cómic se sustituye la lanza de Longinos por el cojón perdido de Hitler, que al parecer tiene los mismos poderes.

A los lápices tenemos a un gran maestro que por desgracia nos dejo pero su obra se mantiene como el primer día que la realizó. Estamos hablando del gran Carlos Ezquerra, con unos lápices muy agradables de ver para esta obra pasando por definiciones de los personajes a viñetas un poco más difuminadas recordando en muchos casos al trabajo de Steve Dillon. Este zaragozano creador gráfico del Juez Dreed hace que esta obra, que por guion no es la panacea, sea recordada como una buena muestra del alto nivel del arte de Ezquerra.
Al color de las dos partes en que se divide esta obra, tenemos a Patricia Mulvihill y Kevin Sommers, que aplican unas tonalidades adecuadas para el ambiente bélico de la obra y no difuminan el trabajo de Ezquerra. También cabe destacar de toda esta obra son las portadas realizadas por dos dibujantes maravillosos como son Brian Bolland y Glen Fabry que consiguen que si ves el tebeo en la estantería de la tienda vayas directo hacia esta obra para poder observarlo de cerca.

En España la primera editorial que llevo a este material para su publicación fue Norma Editorial en su colección Vértigo, con un primer numero publicado en 2001 y la continuación publicada en 2002. Posteriormente Planeta de Agostini recopiló en 2011 estas dos miniseries en un único tomo. Por ahora no se conoce ningún tipo de información de que esta serie se vaya a recuperar en algún momento. Editada originalmente en el sello Vertigo de DC comics, «Las aventuras de la Brigada de los Fusileros» se puede considerar una de las obras menores de Garth Ennis, pero debería estar más revindicada por los el soberbio trabajo de Carlos Ezquerra en estas páginas.