Entre los rōnin (“samurái sin amo”) más famosos que ha habido a lo largo de la historia, sin duda Miyamoto Musashi (宮本 武蔵 ; Provincia de Harima, marzo de 1584 – Reigandō, 13 de junio de 1645) es el más conocido de todos. Fundador de la técnica de las dos espadas ( el estilo “Niten Ichi Ryu”), no solo fue el mayor samurái de su época, cultivó la pintura, escritura y filosofía, desarrollando no solo técnicas de combate, sino una filosofía que iba más allá que la mera estrategia de un guerrero, para aplicarse a cualquier campo de la vida donde se requiriese una táctica o estrategia para llevarlo a cabo . Así lo recogio en “El Libro de los Cinco Anillos” (“Go-rin no sho”), escrito al final de su vida y considerado a día de hoy como un tratado clásico de estrategia.
Musashi, cuya figura sirvió de influencia para que Stan Sakai alumbrara a su célebre Usagi Yojimbo, compiló sus enseñanzas en una obra dividida en cinco partes, bautizadas cada una como los elementos que conforman la naturaleza: Tierra, Agua, Fuego, Viento y Vacío. Un camino de sabiduría cuyas enseñanzas a día de hoy siguen siendo válidas para cualquier situación que exija análisis, planificación y el desarrollo de una táctica. Así confluyen el camino de la estrategia, la flexibilidad para adaptarse a la situación, el análisis del entorno y el oponente, cultivar las habilidades y la sublimación definitiva de haber asimilado y aprehendido todo por el camino, para que fluya en el momento decisivo. Un camino de elevación y de asimilación de una filosofía de vida, que va más allá de un mero duelo o combate.
Por todo ello, la figura de Musashi y lo que implica “El libro de los Cinco Anillos” ha conquistado un reconocimiento a lo largo de casi cuatro siglos que distan desde el fallecimiento del maestro de la escuela de los dos cielos. Un reconocimiento que vemos en la adaptación libre de su obra que realizó Kôji Kondô en el manga editado por Home Sha en el año 2010, y que la editorial Quaterni trajo al mercado español.
Más allá de reproducir con fidelidad exacta los fragmentos de la obra de Musashi y mimetizar el tratado, Kondô opta por capturar la esencia de lo que subyace en los manuscritos originales y nos introduce en la filosofía del Musashi, ofreciéndonos un relato que, a través de los discípulos del maestro, el lector ira sumergiéndose en las enseñanzas de su tratado. Partiendo de lo particular, anécdotas y momentos puntuales, Kondô nos llevara a la universalidad que recoge el libro original. Un camino didáctico sin duda para acercarse a esta forma de vida mientras disfrutamos de un relato de samuráis clásico.
“En Cualquier arte y en cualquier ciencia no debe ignorarse el ritmo” es una de las frases atribuidas a Musashi. Y de ello da una buena muestra Kondô a lo largo de este manga. Con un ritmo preciso que atrapa al lector, Kondô desarrolla un relato sólido en el que las caracterizaciones de Musashi y sus alumnos son esenciales como vehículo para adentrarse en esta filosofía. Un gran ejercicio de síntesis el que alberga este manga y que puede servir como primera toma de contacto y conocimiento de una figura icónica como es la de Miyamoto Musashi.
La edición en castellano, con traducción del japonés a cargo de Bárbara Pesquer Isasi, está llevada a cabo por Quaterni y consta de 216 páginas en formato rústica, que suponen un billete para adentrase en todo lo que ha transcendido del rōnin más célebre de la historia y de su reconocida obra, uno de los libros clásicos de la cultura japonesa. Con mangas así, las enseñanzas de la Escuela de los Dos Cielos demuestran que siguen siendo vigentes para recorrer el camino de la espada.