El Rastro del Grial: La eterna búsqueda

El Rastro del Grial Texto 1

“Ego Sum lux Mundi”

Desde que en el siglo XII Chrétien de Troyes lo introdujo en el mito artúrico en “Perceval” (o “Le Conte du Graal”) el mito del Santo Grial ha acompañado la historia popular occidental. Aquella búsqueda del santo cáliz, que bebía tanto de los mitos celtas como de la tradición cristiana dotó al mito de la suficiente solidez como para trascender a su época y tiempo llegando hasta nuestros días. Son innumerables las historias que han utilizado como trasfondo esta reliquia. Desde el ciclo artúrico llegando a los pulps, pasando por el cine (“Indiana Jones y la Santa Cruzada”) o las viñetas, el influjo de este objeto ha estado presente en la cultura popular. La copa usada por Jesucristo en la última cena ha derramado incontables leyendas y relatos a lo largo de los siglos. Un elemento que sin duda no ha perdido ni un ápice de su atractivo y que sigue sirviendo para construir nuevas historias, como la que abordamos hoy: “El Rastro del Grial”, el tebeo de Abraham García y Jaime Carañana editado por GP Ediciones.

Cuenta la leyenda, que tras permanecer  en Roma,  Britania y Jerusalén, el santo cáliz acabo en el Monasterio de San Juan de la Peña (Huesca) para luego ser llevado a Valencia, donde se hicieron copias del mismo y se repartieron por toda la cristiandad de la época, guardando a buen recaudo la reliquia auténtica. Un objeto con el suficiente carisma como para suponerle poderes sobrenaturales. Codiciado por poderosos, sea solo para utilizarlo de forma política, sea para aprovecharse de la magia que alberga, el Grial es un objeto que siempre se ha intentado encontrar. Adolf Hitler, interesado en la mitología y fascinado por el ciclo de los nibelungos, también lo buscó en vano.

El Rastro del Grial Texto 2

Así llegamos a la Jaca de 1940, donde espías nazis están buscando el Grial con el fin de aumentar su poder frente al resto del mundo. No cuentan con un miembro de la resistencia francesa, Marc Lomard, arqueólogo e historiador, que con ayuda de los maquis aragoneses intentará impedirlo en una aventura que nos llevará desde la estación de Canfranc al monasterio de San Juan de la Peña, pasando por Jaca y Santa Cruz de la Serós. Décadas después, curiosamente, Marc Lombart, el nieto de aquel arqueólogo, se verá envuelto en otro misterio en la Valencia actual, con el Santo Grial también como protagonista.

Así pasado y presente de la historia reciente se encontraran en las dos aventuras que conforman “El Rastro del Grial”. Dos generaciones frente a uno de los mitos de la cultura popular occidental y un misterio que lo acompaña a lo largo de la historia. De esta premisa parte lo que nos encontramos en el álbum de 56 páginas en formato rústica en blanco y negro, editado por GP Ediciones. Un cómic que nos remite al fumetto italiano, siendo los Lombard y Lombart candidatos a protagonizar cabeceras como las clásicas de la línea Bonelli, tanto por tono como por desarrollo de los argumentos. Personajes y conceptos en los que se vislumbra un potencial por desarrollar en futuras aventuras, pues el concepto de abordar un misterio de la historia a través de dos generaciones de arqueólogos, separadas en el tiempo, pero enfrentándose a  la misma cuestión puede dar lugar a relatos interesantes para dar a conocer al lector objetos históricos y lugares singulares. Lugares que no están en sitios recónditos ni en lejanos parajes, sino en una relativa proximidad y que, entre sus piedras albergan el recuerdo de la historia, como los que transitan los personajes de este tebeo.

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