“Nos enfrentamos al mejor ejercito de Europa”
Así era. Las tropas francesas eran imparables a lo largo y ancho de una Europa que no podía resistir el envite de Napoleón Bonaparte. Con España tomada de facto y habiendo sustituido al monarca Borbón por José I Bonaparte y descabezado el ejército, parecía que sería cuestión de tiempo que el pueblo aceptase el nuevo status quo. Nada más lejos de la realidad: las clases populares nunca aceptaron ni el dominio francés ni a los afrancesados que medraron bajo el nuevo régimen. Ese es el caldo de cultivo para que la Guerra de la Independencia española comience, auspiciada por las clases populares que no tenían nada que perder, mientras las clases más potentadas preferían mantener, en su mayoría, un discreto perfil bajo que no entrara en conflicto con sus intereses patrimoniales. Así es la guerra, que como en el mercado, el más desprotegido suele ser el que cuenta con menos capacidad de recursos.
Así tras los primeros levantamientos, la guerra se recrudeció en esa península ibérica de primeros del siglo XIX, y los españoles, tanto ejército regular como voluntarios, emplearon tácticas de guerra de guerrillas para batirse contra el invasor. En aquel tórrido verano de 1808 el objetivo francés era someter definitivamente a Andalucía, donde las Juntas de Gobierno de Sevilla y Granada habían reclutado dos ejércitos para hacer frente a la ocupación francesa. Con esa finalidad, en Junio de 1808 partieron desde Madrid las tropas del general Pierre Dupont. No contaban con aquel improvisado ejército comandado por el capitán general Francisco Javier Castaños. Así llegamos a los hechos que narra el tebeo del que nos ocupamos hoy: “1808: Bailén”, de Carlos Peinado y Kepa de Orbe, editado por Cascaborra Ediciones en su colección “Historia de España en Viñetas”.
Lo ocurrido esos cinco días de julio en Bailén supuso un antes y un después para el Imperio Francés: fue la primera vez que las tropas napoleónicas sintieron el sabor de la derrota. Hecho que fue decisivo, por otro lado, para que el propio Napoleón viniera a España para intentar sofocar la respuesta española. Aquella primera derrota francesa en suelo español fue definitivamente el punto de inflexión. Así lo recoge el guion de Carlos Peinado, que a lo largo de las 56 páginas del relato nos muestra tanto la crónica militar de los hechos sin descuidar otros elementos que enriquecen la trama: dando especial relevancia a las clases populares y el papel que tomaron en el conflicto. Pues fueron parte fundamental en la guerra de la independencia española: tanto las personas humildes que se levantaron en las ciudades como los voluntarios que se sumaron al ejército, así como las labores de logística que mucha población civil llevó a cabo prestando ayuda al ejército español. Sin ir más lejos, en la propia Bailén, las tropas españolas fueron abastecidas de agua en todo momento bajo los 40 grados del sol de verano jienense.
Todo ello lo recoge a la perfección el guion elaborado por Peinado, que hábilmente incluye una de las leyendas que nacieron en esa batalla y, para quienes coleccionan mes tras mes esta histórica colección, se reserva la inclusión de un personaje que ya ha protagonizado otra obra. Todo un acierto ambos elementos para enriquecer la propuesta argumental. En cuanto al apartado gráfico, Kepa de Orbe (“1415: Ceuta, La Llave de África”) nos brinda páginas y trazos en apariencia sencillos pero efectivos en cuanto a narración gráfica, capturando tanto el espíritu bélico de lo contado como el sentido dramático y emotivo de lo que viven algunos personajes durante el transcurso de la historia. Cabe destacar la hábil recreación del artista de “La Rendición de Bailén”, el cuadro de José Casado de Alisal.
El volumen, editado dentro de la colección “Historia de España en Viñetas” por Cascaborra Ediciones, de 64 páginas en formato álbum europeo, se cierra con un epílogo del propio Peinado, que brinda al lector la posibilidad de contextualizar aquella batalla y darle la justa importancia que tuvo (junto al papel destacado de la población civil) en aquella guerra, a la vista de las consecuencias que desencadenó. No todos los días se conseguía derrotar al mejor ejército europeo de la época. Y en Bailén por primera vez se logró.