Dos países vecinos enfrentados desde tiempo inmemorial. Uno con tantos recursos económicos y avances tecnológicos que se podría llamar “País del Oro”, el “País A”. El otro con recursos naturales y poseedor del elemento más esencial para la vida, es el “País del Agua”, el “País B”. Años de recelos que desembocan en hostilidades hasta que Dios decide intervenir para que cese esa espiral dictando las siguientes órdenes:
“El País A deberá enviar a su chica más guapa para casarse con alguien del País B.”
“El País B deberá enviar a su chico más inteligente para casarse con alguien del Pais A”.
Así comienza “País del Oro, País del Agua”, “Kin No Kuni Mizu No Kuni”, de Nao Iwamoto, editado por Fandogamia. Bajo una premisa sencilla, que entronca en varios aspectos con la tradición universal de muchos cuentos, asistiremos a una fábula sobre la política mientras se va desarrollando una historia de amor con pinceladas de cotidianidad poética.
De esta manera el romance y la comedia se entremezclan en un relato aparentemente sencillo pero universal en lo que plantea. Accesible y tierno, pero que pone de relieve cuestiones que han acompañado al ser humano a lo largo de la historia. Contemplaremos las miserias de las propias naciones en sus decisiones de poder, ya que ni una nación envía una bella muchacha bella ni la otra a un inteligente joven. Más allá de las estrategias políticas basadas en el rencor, estarán dos jóvenes de ambos países: una princesa y un muchacho que se conocerán y de ellos no solo surgirá una sencilla historia de amistad que se convertirá en un relato de amor, sino que serán la base para la solución al conflicto latente que sobrevuela ambos países.
Nao Iwamoto (“Machi de Uwasa no Tengu no Ko” o “Amenashi Murayakuba Sangyouka Kenkan Kougakari”) combina una narrativa fluida que trascurre con efectiva sencillez, como los trazos que dota la expresividad de los personajes principales, que contrasta con los detalles de los paisajes a cargo de su equipo, que ella misma agradece en la solapa de la obra. Todo ello da como resultado una obra que destila el aroma de esos cuentos dirigidos a todas las edades, donde mediante la sencillez se consigue poner de relieve cuestiones tan universales como la rivalidad de las naciones, los prejuicios o lo que puede conllevar de positivo la colaboración entre diferentes. Y mientras tanto, como un río que discurre de forma aparentemente natural, la amistad entre Sara y Naranbayar, la princesa y el humilde pero brillante muchacho, cimentará un sentimiento más intenso.
Originalmente serializado en la revista “Flowers” y publicado en un tomo la editorial Shôgakukan, “País del Oro, País del Agua” estuvo nominado a los premios Manga Taishô. La edición en castellano ha corrido a cargo de Fandogamia en un volumen de 292 páginas en rústica con sobrecubierta, contando con la traducción de Meritxell Sans. Una obra catalogada como “Shōjo” o “Josei” que nosotros entendemos que es perfectamente disfrutable por cualquier género. También para cualquier edad, pues lo que encierra este cuento de Nao Iwamoto puede ser entendible tanto por grandes como pequeños, e incluso ser didáctico. Es la grandeza de la sencillez que encierran los cuentos.