Hay quien sostiene que en diversos géneros está todo contado. Género, como pueda ser el asociado a los mitos y leyendas vampíricos, donde la legión de relatos previos ya han forjado una serie de cánones y estructuras que ya son rasgo característico que define y a la vez delimita. Lugares que en definitiva pueden acabar siendo comunes a cualquier argumento asociado al género y que pueden hacer perder el interés a cualquier lector potencial. ¿Hay pues géneros agotados para tejer nuevos relatos? Posiblemente no. Puede haber nuevos viajes que discurran por las estructuras y parámetros delimitados previamente. Para que ese viaje sea satisfactorio, tanto para creador como lector que se acerquen a la propuesta, solo hay dos requisitos indispensables: originalidad y oficio. Tan básicos esos elementos como esenciales para que una obra destaque si pertenece a una temática con un bagaje extenso previo. Un ejemplo de todo ello es el cómic que nos encontramos hoy: “La Chica del Cementerio 1: Ville Lumière” de Antonio Sachs y Ertito Montana, editado recientemente por Ediciones Dimensionales.
Puede parecer que del género vampírico está todo dicho y de forma ya sobresaliente. Un mito popular ya universal desde que Bram Stoker escribió “Drácula”. Tanto la literatura como el cine y los cómics han producido creaciones a lo largo del siglo XX de «no muertos«. Una cantidad ingente en la que ha habido desiguales resultados en las obras que vieron la luz. Algunas fruto de la coyuntura de épocas en la que el vampirismo fue moda. Otras destinadas a permanecer en la memoria de los aficionados de cada medio de expresión. Sería presuntuoso apuntar que el género está agotado. Al igual que, en un alarde de prudencia, es correcto afirmar que para crear algo que impacte y sorprenda no puedes transitar exactamente por caminos que previamente otros hayan recorrido.
Quizá la clave sea apoyarse en algunos elementos icónicos que ya definen el género, para a partir de ahí, ir edificando página a página un relato que aporte suficiente solvencia argumental como para atrapar el interés del lector. Sin pecar de excesos redundantes, desarrollando una capacidad de síntesis y elipsis para ello. Quizá ese es el rasgo que apreciamos en el guion que nos brinda Antonio Sachs en “La Chica del Cementerio”. Sachs, autor también de la novela “Drácula Año Cero”, nos plantea un guion muy visual en el que los textos, no excesivos, consiguen dar más profundidad a un relato que conforme avanzan las páginas adquiere altura.
A todo ello ayuda sobremanera el arte de Ertito Montana (“Tigre Callejero”, “Sicarios” o “Abraxas”, entre otros). En esta obra Montana sigue dando muestras geniales de su sintético grafismo. Narrador notable, sus composiciones de página y encuadres dotan de un crescendo artístico que se ve beneficiada la obra a lo largo de sus cien páginas, dejando al lector con ganas de más al finalizar el volumen. Páginas que en apariencia pueden resultar sencillas en cuanto a la técnica de dibujo empleada, pero que son ejemplares en cuanto a capacidad narrativa. Esa es la cualidad máxima a la que ha de aspirar un dibujante de cómics: Saber contar con un estilo propio. Esa habilidad la posee Ertito Montana.
En cuanto al argumento, poco desvelaremos ya que se trata de un tebeo al que merece la pena llegar con la mínima información posible previa a su primera página. Así su lectura será más disfrutable y se podrá transitar por ese crescendo de violencia y sensaciones que proporciona el relato que protagoniza Odette. Página tras página iremos adentrándonos en sus motivaciones entre sangre y víctimas. Tras las cien páginas de “Ville Lumière”, editado en formato rústica por Ediciones Dimensionales, muchos compartirán la sensación de querer saber y leer más acerca de Odette, de continuar adentrándose en el universo planteado por Sachs y Montana. Ese es el mejor indicador de que estamos ante un buen trabajo y de la posibilidad de que este volumen suponga la prometedora primera piedra de una serie memorable. Por lo pronto, este volumen ya hace méritos para destacar entre toda la ingente producción en viñetas actual. Un buen ejemplo de síntesis tanto en lo argumental como en lo gráfico para resultar infalible en su cometido. Ahí es nada.