“Tienes que escuchar nuestra canción,
porque cuando nos hayamos ido …
serás el único que podrá cantarla.”
No debe de ser fácil coger las riendas de un personaje después de una época gloriosa en la que haya alcanzado altas cotas de creatividad, como es el caso del que nos ocupamos: Estela Plateada. La celebrada etapa de Dan Slott, Mike Allred y Laura Allred, que comprende los volúmenes 7 y 8 de Silver Surfer que editó la casa de las ideas, queda para el recuerdo de muchos aficionados como de lo mejor que ha editado Marvel en la última década, junto con “La Visión” de Tom King y Gabriel Hernández Walta. Se puede caer en la tentación de seguir contra viento y marea mientras las ventas o los éxitos de crítica soplen a favor, con un recambio rápido y en una huida hacia adelante, pero los resultados suelen ser nefastos. Baste recordar como ejemplo el descenso a la nula creatividad que sufrió Green Lantern tras la marcha de Geoff Johns de los guiones del centinela esmeralda en la «distinguida competencia».
Por suerte para nuestro heraldo favorito, no se trata de uno de los activos económicos más potentes de Marvel. La editorial no tiene presión económica para seguir sacando títulos que protagonice mes tras mes, hecho que permite una dosificación en las librerías que puede venir bien a la hora de publicar nuevas aventuras y aparecer solamente cuando hay algo digno que contar. Quizá sea este el caso de este anual, publicado el pasado septiembre en los Estados Unidos.
Silver Surfer Annual #1 nos trae un nuevo relato del surfista plateado: “Facing the Music” (“Frente a la música”), con guion de Ethan Sacks (“El Viejo Ojo de Halcón”), dibujo y tinta de André Lima Araujo (“Vengadores. Inteligencia Artificial” o “X-Men: Black – Mojo” ) y color de Chris O´Halloran. En las antípodas de las últimas vivencias de Estela Plateada, Sacks nos va a trasladar a su pasado, en su época como Heraldo de Galactus eligiendo planetas para que el devorador de mundos sacie su hambre cósmica, antes de llegar a la tierra y sacrificarse por la humanidad. Esa es la premisa de partida de este relato que partiendo de la frescura, entronca con la épica clásica y la angustia que se podía apreciar en el primer volumen de Silver Surfer de Stan Lee y John Buscema. Sacrificio y tragedia se dan la mano en esta narración que nos demostrará el peso moral que recae bajo los hombros de un Heraldo de Galactus: la responsabilidad de señalar qué mundo va a ser destruido como sustento para su amo. Quizá una cuestión no muy novedosa en fondo para un aficionado al universo Marvel, pero sí en la forma, por la solidez que se aporta en el desarrollo argumental.
Un relato trazado con mucho oficio y frescura, que el estilo europeo de André Lima Araujo imprime a las páginas con su lápiz y tinta y magnifica lo narrado. Es obvio que cuando se habla de Estela plateada y un estilo de dibujo europeo es imposible que no aparezca la figura de Moebius, gracias a la estupenda “Parábola” que realizó con Stan Lee en los 80 —cómic del cual debatimos en el sexto episodio de la segunda temporada del podcast de Heraldos de Galactus—. En este caso se aprecia una clara influencia del genio francés en cuanto a los diseños alienígenas. Apreciación dicha en sentido positivo, porque aporta fuerza a las páginas dibujadas por Araujo. El color de de O’Halloran refuerza esa sensación de que esta historia podría haber aparecido en “Metal Hurlant”. El propio Araujo afirma en un texto que acompaña a la grapa que quería atrapar “ese estilo elegante de Moebius”. Sin duda lo ha conseguido pero llevándoselo a su terreno, lo cual tiene aún más mérito artístico.
Merece la pena también destacar las impresionantes portadas con las que ha contado esta grapa en su edición estadounidense. Tanto la portada principal a cargo de Phillip Tan y Marte Gracia como la portada variante a cargo de Marcos Martín son dignas de enmarcar para cualquier fan de Estela Plateada y que seguro habrá supuesto un dilema para el aficionado que haya tenido que elegir por la compra de una de las dos ediciones.

Parafraseando al título del cómic, esa es la música a la que se enfrentará el lector cuando abra las páginas del tebeo. Como una melodía de las que queda para el recuerdo, el relato oscilará entre lo majestuoso, lo épico y la tragedia. Entre la divinidad y la melancolía, “Facing the Music”, es el ejemplo de que hay mucho más que contar sobre el Heraldo más insigne de Galactus. Solo hacen falta buenas ideas. Y los compositores de la partitura que es este Annual han demostrado que las poseen.
Yo he picado también con este anual pese a ser un pelín caro pero es que después de la gran serie de Slott & Allred, había muchas ganas de más Estela. ¡Gran texto, Antonio! ^^
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