The Amateurs es una de esas joyitas ocultas que esconde el vasto catálogo de la veterana e influyente editorial americana Fantagraphics, y que merece ser conocida por estos lares. La obra de Conor Stechschulte, publicada en 2014, empieza con unas anotaciones del diario de una mujer en las que se narra cómo un día ella y una amiga encuentraron en el bosque una cabeza decapitada… que hablaba. Tras esta breve y chocante introducción, el cómic nos lleva a la historia principal, donde dos tipos con pinta de amish llegan una mañana a la carnicería donde trabajan y no son capaces de recordar qué tienen que hacer allí, hasta el punto de que uno de ellos ni siquiera es capaz de abrir la puerta. La amnesia que sufren parece provocada por una extraña fiebre que sufrieron durante la noche. A partir de ahí, seremos testigos del discurrir del día de los dos carniceros en una escalada de delirantes acontecimientos.
Todo esto puede sonar intrigante, y de hecho lo es, pero lo más extraño viene con el desarrollo de esta premisa. Porque Conor Stechschulte (sudo cada vez que tengo que escribir ese apellido) se dedica a mostrar los hechos sin darnos ningún tipo de explicación ni referencia, y si lo hace es de manera muy críptica. No hay que buscarle gran lógica a lo que leemos, sólo dejarse llevar. Esto puede echar para atrás a mucha gente, pero yo quiero reivindicar este tipo de propuestas que se salen de lo habitual para desafiarnos. Soy de la opinión de que las obras que más huella dejan en el lector son aquellas que proponen una historia con ciertos huecos que obligan a reflexionar para rellenarlos, o a intentar comprender la visión del autor y tratar de integrarla en nuestra manera de entender el mundo.
Creo que la lectura de «The Amateurs» puede (o no) hacerte pensar, pero sobre todo activa en nuestra mente el placer de estar ante algo netamente misterioso. De hecho, todo el cómic está recorrido por un aire oscuro y surrealista que logra transmitir al lector la angustia que sufren los protagonistas. Además la trama accesoria, protagonizada por mujeres, aporta una historia aún más enigmática y con un toque ocultista o brujeril que contribuye a aumentar aún más la incertidumbre del incauto lector. Para facilitar las cosas, el autor dota a su obra de un fino humor negro, a menudo mezclado con los momentos más salvajes, gracias al cual no podremos evitar esbozar una sonrisa ante las cosas que les van sucediendo a los personajes.
El dibujo sin color de Conor Stechschulte, autor completo de la obra, se basa en un trazo un tanto sucio en su presentación y ligeramente caricaturesco. Sin embargo, es tremendamente adecuado para una obra como esta, y ayuda a elevar el tono oscuro y de contrastes que ofrece «The Amateurs». Sin ser un cómic exageradamente explícito, sí que podremos encontrar unos cuantos momentos donde aparece la violencia y la sangre adquiere un gran protagonismo, especialmente durante el desenlace. Dentro de lo bizarro que resulta todo, la narrativa gráfica de Stechschulte es muy fluida, haciendo que podamos leer sus 64 páginas en poco tiempo y del tirón.
La enigmática y surrealista historia que propone «The Amateurs» consigue generar emociones en el lector de un modo sutil. Tal vez técnicamente no podamos etiquetarla como una obra expresamente de terror, al menos no de ese terror convencional al que estamos acostumbrados. Pero sin duda el cómic cuenta con elementos realmente turbios e incluso perturbadores, que desprenden un humor negro y un halo de inquietante misterio que le dan un tono de pesadilla que lo acerca a ese terror sugerente que casi siempre termina siendo más inquietante que aquel basado en la explicitud y el sobresalto. «The Amateurs» te deja una sensación extraña en el cuerpo, pero el viaje que propone me parece fascinante, de esos en los que poco importan los lugares de salida y destino. Lo verdaderamente importante es el viaje en sí. Sin duda es esta una obra para disfrutar con el «cómo» y no pensar en el «porqué».