Últimamente el mundo del cómic nos ha regalado un buen puñado de personajes femeninos interesantes, hecho este que viene a cubrir un hueco importante, y no solo dentro del género de superhéroes. El mercado independiente se está mostrando especialmente sensible con este tema, y un creciente abanico de títulos lo atestiguan. Obras de las que hemos hablado en esta web o en el podcast de Heraldos de Galactus como Isola, Her Infernal Descent, Infidel, Euthanauts, Death or Glory, Redlands, Mi experiencia lesbiana con la soledad, There’s Nothing There, Hello Fucktopia y muchas otras, empiezan a conformar un panorama diferente que sale del estancamiento habitual del típico y tópico héroe masculino. Aquí somos de la opinión de que el género no es realmente importante si la historia es buena, pero nunca está de más proponer puntos de vista mucho más amplios.
Curiosamente, Eternal va un poco más allá y le adjudica a una mujer un papel protagónico pocas veces retratado. Porque Vif, la protagonista, es una vikinga, una joven guerrera que se ve obligada a hacerse cargo de su pueblo tras la marcha del líder del clan a una guerra. Lo que ha quedado es un grupo de mujeres y el hijo de Vif, a quienes tendrá que proteger del avance de un peligroso grupo encabezado por un cruel brujo místico llamado Bjarte. Pero a veces las victorias acarrean consecuencias, y el clan de Vif se verá desde entonces perseguido por una maldición que solo anuncia fatalidad.
Ryan K. Lindsay (Beautiful Canvas) y Eric Zawadzki (The Dregs) guionizan al alimón una historia que en su trama no presenta nada especialmente novedoso, aunque aquí contamos con un elemento fantástico que no chirría en absoluto por dos motivos. El primero es estar implementado en una época de superstición y brujería, y el otro porque conforma una metáfora perfectamente válida sobre lo irremediable del destino.
Estamos ante una obra que se vale de 64 páginas (no necesita más) para afrontar el clásico enfrentamiento entre el bien y el mal desde un punto de vista original. Los autores potencian la historia a través de un personaje femenino dotado de tanta fuerza como demonios internos. La lucha de Vif contra los invasores es la misma que mantiene en su interior, teniendo que lidiar con situaciones que ponen en peligro a su familia y su modo de vida. El tratamiento del personaje posee mucha fuerza, tanto a nivel visual como en su aspecto psicológico, y queda perfectamente reflejado en una narración que avanza linealmente, pero en la que se introducen páginas a modo de flash forward que nos muestran una brutal pelea cuerpo a cuerpo que sirve para definir la historia tanto metafórica como literalmente.
Me gustaría comentar algo sobre las capacidades narrativas del dúo de guionistas. En las primeras páginas vemos a una joven adolescente y a un niño más pequeño, observando una espada clavada en una piedra. Adivinamos que ambos son madre e hijo, y que la espada pertenece al padre, que ha tenido que marcharse posiblemente a luchar en alguna guerra. Todo esto lo deducimos de manera natural, apoyándonos en el dibujo y sin que en ningún momento se diga de manera explícita. Sirva este ejemplo para ilustrar el modo en que Zawadzki y Lindsay hacen evidente lo oculto, en una demostración de maestría a la hora de economizar texto innecesario. En «Eternal» importa tanto lo que se dice y lo que vemos como lo que permanece entre las sombras, en el movimiento al pasar de página. Durante toda la obra vamos a encontrar recursos parecidos, cosa que a mi parecer aporta un empaque a «Eternal» que no hallamos en muchos otros cómics contemporáneas.
A nivel estético, el trazo de Eric Zawadzki, encargado del dibujo, conserva el mismo estilo personal que vimos en «The Dregs», y que me gusta especialmente por su capacidad narrativa y lo bien que se adapta a una historia cruel y violenta como corresponde a la época vikinga en la que se desarrolla el cómic. La composición de páginas me parece brillante, al utilizar Zawadzki unos marcos de viñetas diferentes dependiendo de si Vif está con su hijo o no. Esto nos marca el contraste entre la calidez familiar y el deber que marca la guerra. Ese sentido de la narración que posee este artista alcanza su mayor exponente en un tramo de desenlace que se ahorra el texto y que termina golpeando al lector con un mazazo seco y tajante que eleva una obra ya de por sí remarcable. Por supuesto, no podemos olvidar el coloreado de Dee Cuniffe, aportación que ayuda de manera decisiva a trasladarnos a parajes gélidos y climas sanguinarios.
Ya hemos hablado en esta web de varias obras de Black Mask Studios, editorial que con paso lento pero seguro va conformando un catálogo que contiene algunas de las obras más interesantes del mercado. Igualmente, tras lo visto con «The Dregs» y este «Eternal», debemos apuntar el nombre de Eric Zawadzki como una de las grandes promesas autorales de la actualidad. Mi consejo no puede ser otro: no dejen escapar este cómic.