Silencio: Cuando no hacen falta las palabras

Afirmar que la industria española del cómic ha conocido mejores tiempos de fortaleza editorial es tan cierto como decir que cada vez hay más autores españoles conquistando y trabajando para el mercado internacional. Hay quien opina que esto se debe a la débil demanda del mercado nacional, otros sentencian que en cuanto a costes es más barato pagar por obtener los derechos de explotación de una obra extranjera que producirla propiamente. Son cuestiones que quedan para el debate y darían para un artículo más extenso que la presente reseña. El punto que quedaría fuera de discusión es la evidente presencia internacional de autores españoles en el mercado del cómic internacional. A los casos más conocidos de artistas españoles situados en primera línea de los cómics de superhéroes estadounidenses o en la Bande Dessinée franco – belga , hay que añadir una legión de artesanos que van produciendo y trabajándose un nombre a base de páginas escritas, dibujadas y publicadas en todo el mundo. Sirva de ejemplo los autores del cómic objeto de la presente reseña: Roberto Corroto y Juan Albarrán.

otra opcion mas

Roberto Corroto, – de quien ya reseñamos “1937: La Toma de Málaga»   con los lápices de Román López-Cabrera – lleva escribiendo y publicando guiones desde las trincheras del underground desde 2012. Su lista de trabajos hasta la fecha nos da una visión del oficio que va consolidando como guionista, abordando proyectos de diferentes géneros. Sirvan de ejemplo la propia “1937: La Tóma de Málaga” para el sello Carmona en Viñetas, así como las obras, junto a Ertito Montana a los dibujos, “Tales of Rogues #1” para Amigo Comics, o “Sicarios”, su trabajo más internacional hasta la fecha y que seguirá dando que hablar, tal y como apuntamos en el episodio quinto del podcast Heraldos De Galactus.

Las tintas de Juan Albarrán ya son conocidas por los aficionados en trabajos patrios como la adaptación de El Torres de la novela «Hoy me ha pasado algo muy bestia» de Daniel Estorach, o en “Injustice” para DC Comics. Para el caso de Silencio, Albarrán asume las labores del arte con la asistencia en David Pinos Barragán y Juan Martínez Alarcón en dos de los relatos de este Manga.

¿Manga? Sí, he dicho bien. Estamos ante un Manga. Prueba de la versatilidad de los autores, Silencio es un Manga concebido para el mercado Japonés que el año pasado tuvo su versión española editado por Zona 00 Cómics el pasado año 2017. Silencio es el fruto de la colaboración de Corroto y Albarrán que da lugar a las tres historias que comprende el tebeo: “Gurobu”, “Itabasami” y “Monoganashii”. Tres relatos que fueron presentados al certamen del  Silent Manga Audition en los años 2004, 2005 y 2006. La premisa de que parten los trabajos que quieran participar en este concurso es que han de ser mangas sin ningún tipo de diálogo ni texto de apoyo. Solo los dibujos han de explicar y narrar la historia, que será juzgada por un jurado compuesto de mangakas famosos. Corroto y Albarran no sólo asumieron el reto tres veces, sino que cumplieron con creces la premisa de participación planteando tres historias atrayentes y muy entroncadas con la cultura nipona.

Reseña Silencio Imagen texto 01

Gurobu” abre el volumen para sumergirnos en el mundo de béisbol japonés para contarnos el momento decisivo en un partido jugado en el mítico Estadio Koshien – atención a la viñeta donde Albarrán dibuja el exterior del estadio – , en la que los autores elevan  la intensidad del momento decisivo de juego que se muestra. A destacar la gran fidelidad que muestra la historia tanto a diseños de los equipos como a los escenarios elegidos o reacciones de los aficionados al béisbol japonés. En segundo lugar, “Itabasami” nos contará la historia de una amistad entre dos personas situadas a ambos lados de la ley. En un gran ejercicio de síntesis y elipsis, estamos en un relato que se queda en lo esencial, donde expresiones como “menos es más” sirven para definir esta narración. El volumen se cierra con “Monoganashii”, una particular historia de una familia con el béisbol como telón de fondo y en la que un hijo demostrará el amor que siente por su madre ante una situación que le hará reaccionar.

Tras la lectura del volumen, que se complementa con un capítulo de extras donde los autores comentan curiosidades de cada una de las historias, podemos concluir que “Silencio” es un gran ejemplo de cómo maximizar la narración gráfica renunciando a cualquier tipo de texto. Para ello se percibe un gran trabajo de guion previo y una excelente caracterización de personajes, ya que  su  expresividad facial va a asumir toda la información que va a proporcionar al lector que se acerque a la obra. Así pues, precisión argumental, fidelidad tanto a escenarios como a vestimentas y  una acertada  expresividad facial son los tres puntos fuertes que hacen sólidos a estas  tres historias “mudas” que dicen mucho. Donde no hacen falta las palabras porque el dibujo, la estructura y el ritmo tienen el máximo de elocuencia para el lector. Para quien quiera comprobarlo,  “Silencio” está editado por Zona 00 y lo podéis encontrar tanto en versión digital como en papel en la web de la editorial.

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