“¿Tú eres George Washington? Hermano… Yo soy conmoción y pavor.”
Hay un dicho que establece que cuando acaba una guerra no viene la paz sino la postguerra. Lejos de la épica de las ficciones sobre conflictos bélicos, cuando se da un cese de hostilidades comienza una ocupación en la que el vencedor empieza hace valer su victoria sobre el vencido. Un escenario en el que aún no están definidos totalmente los parámetros de convivencia y que puede llevar a que se den situaciones anormales en periodos de paz o contrastes que pueden helar la sangre del observador imparcial.
Tom King (“La Visión”, “Batman” y “Omega Men”), guionista y co-creador de la presente obra junto al dibujante Mitch Gerards (“El planeta de los Simios” y “The Punisher”), es conocedor de primera mano de estas situaciones. King fue agente de la CIA durante 10 años, del 2001 al 2011. Y se presupone que la “sensación de realidad” en cuanto a contexto y atmósfera que invade las páginas de este thriller viene dada por experiencias reales de King durante su estancia en la CIA. No por nada, y según declaraciones del propio Mitch Gerads a RTVE, “este es el único cómic de la historia del que todos sus números son supervisados por la CIA”.
Más allá de esta cuestión, que pone de relieve la sensibilidad de la materia prima con la que se trabaja en esta ficción, “El Sheriff de Babilonia” es un thriller ambientado en el Bagdad tras la caída de Saddam Hussein en el año 2003. Allí nos encontramos a Christopher Henry, un policía de Florida que está trabajando como asesor militar entrenando a lo que será la nueva policía iraquí. Un día descubre que han asesinado a uno de sus reclutas e intenta, como buen policía, resolver el crimen. Contará con la ayuda de Sofia Al Aqani, una iraquí que forma parte del consejo de gobierno y que sabe perfectamente qué resortes tocar para obtener resultados moviéndose entre bambalinas. Christopher también estará respaldado por Nassir, un veterano ex policía del régimen de Saddam.
Mientras avanza la investigación el lector descubre el pasado de los tres protagonistas y asiste al estrechamiento de los lazos entre ellos. Todo ello en un ambiente de alerta permanente, de tensa calma donde a veces parece que no pasa nada en primer plano, pero puede estar pasando igualmente aunque no se muestre. Aunque solo se intuya. A través de situaciones y mediante diálogos de personas que han vivido ya varias situaciones al límite, que cargan con su dolor y siguen adelante. Nada en este cómic está colocado al azar. No hay situaciones de relajación aunque en un primer vistazo no pueda parecerlo: todos los elementos narrativos conforman un retrato de un tiempo y un lugar convulso que quiere describir King mediante el guion. El relato gana enteros de esta manera en términos de verosimilitud: en la realidad a veces las cosas determinantes ocurren fuera de plano.
El agobiante contexto recreado acertadamente tanto en el guion de King como en el arte de Gerads es otro de los puntos fuertes de este cómic. Mitch Gerads, que se encarga de todo el arte del cómic incluido el color, dota de un realismo máximo cada viñeta. Con la precisión de un documental, el trabajo de Mitch Gerards lleva al lector a sentir el calor, el polvo y la arena de Bagdag, refuerza la sensación de “tierra de nadie” que pueda presuponerse en el Irak post Saddam mientras se establecen los nuevos mecanismos de control. La tensión del guion de King queda reforzada magníficamente por el trabajo de Gerards. Conviene mencionar también las excelentes portadas de John Paul Leon, que captan certeramente lo que nos encontraremos en el interior de cada entrega.
“El Sheriff de Babilonia” obtuvo el premio a la Mejor Obra Extranjera en el pasado Saló del Comic. Los doce números que componen la maxiserie editada por DC Comics en su sello de orientación adulta “Vertigo”, en España los ha editado ECC Cómics en dos tomos en formato rústica. En el aire está planeada una continuación, cuando los autores encuentren un hueco en sus apretadas agendas profesionales. Nos mantendremos expectantes.