El Castigador: En la Carretera. La última lección magistral de Dillon

El pasado 22 de octubre de 2016 saltó la noticia del fallecimiento de Steve Dillon y muchos aficionados empezaron desde ese momento a sentirse huérfanos de su arte, de su manera de narrar. De esas escenas de acción de violencia impactante. De esas conversaciones dibujadas donde Dillon reflejaba la interacción de los personajes a través de su habilidad para caracterizarlos. Pocos artistas han narrado gráficamente las conversaciones como Steve Dillon: miradas de soslayo, cejas arqueadas, sonrisas cómplices entre colegas o semblantes desafiantes ante rivales.

Steve Dillon sabía contar una historia y, como muchos otros genios, demostró su talento a una temprana edad: siendo escolar Dillon realizó con un compañero de clase una adaptación amateur de “The planet of the Apes” que fue éxito de ventas en su colegio y acabó vendiéndose en la librería londinense “Dark They were and the Golden Age”. A los 16 años ya fue contratado por Marvel UK y desde entonces, la lista de personajes y títulos que han pasado por sus lápices es imponente: Juez Dredd, Rogue Trooper, Predicador, Lobezno y Hellblazer, entre otros.

Dillon no era un artista que tuviera preferencias estéticas a la hora de dibujar determinadas escenas o ambientes, su motivación era la combinación de buenas historias y buenos personajes. Quizá por ello en los trabajos más recordados de Steve Dillon siempre nos encontremos al que fue su socio ideal a los guiones: Garth Ennis. Fruto de ese tándem tenemos obras de tal empaque como Predicador, Hellblazer o su etapa conjunta con The Punisher (El Castigador), a partir del año 2000, considerada por muchos aficionados como la mejor de Frank Castle y que casi se ha convertido en icónica, definiendo los parámetros por los que el Castigador se movería desde entonces. Hubo alguna “salida de tono” de esos parámetros – a destacar el olvidable volumen 7 con aquella versión “Frankenstein” de Castle – a la que tanto las ventas como las críticas cosechadas señalaron a Marvel que ese no era el camino.

Quizá por ello se puede suponer que cuando se puso en marcha el volumen 10 USA de The Punisher hubo una voluntad por mantener el canon y parámetros de la etapa más recordada de Castle. Al arte de Steve Dillon, que pudo dibujar el arco argumental completo de los seis primeros números USA, se le sumaron Becky Cloonan al guion y Frank Martin al color, con ayuda de Lee Duhig en el número 6.

Becky Cloonan no es una recién llegada al negocio. Dibujante y guionista, en su haber cuenta con el dibujo de “American Virgin” para el sello independiente de DC Comics, Vertigo, o los guiones de “Southern Cross” para Image Comics, entre otras obras. Como creadora completa destacan sus aclamadas tres historias “The Wolves”, “The Mire” y “Demeter”, que en breve se reditaran conjuntamente en formato TPB por Image bajo el título “By Chance or Providence”.

Cloonan desarrolla aquí su trabajo con mucho oficio y nos plantea una historia correcta del Castigador con los ingredientes habituales del personaje: una trama basada en desmantelar una organización criminal que está trabajando con una nueva droga, tarea que sacará a Frank Castle de su Nueva York habitual para intentar acabar con esta organización. Desde el inicio del arco argumental se nos presentan nuevos secundarios destinados a complementar la narración. Si bien no son recursos novedosos este tipo de personajes en los cómics de Castle, sí son acertados en el sentido de que su caracterización va a complementar y enriquecer la historia: una pareja de secundarios, los agentes de la D.E.A. Henderson y Ortiz; un nuevo villano, “Cara”, con un potencial como psicópata aún por explotar en futuras entregas; y Olaf, un viejo conocido de Frank de su etapa de los Marines, actualmente a las órdenes de los traficantes. A todo ello súmese la dosis de violencia explícita cuando la historia lo requiere. Como resultado, un relato alejado de sorpresas y riesgos innecesarios, que potencia los esquemas y recursos que han funcionado con el personaje. Un guion deudor de la mejor etapa de Ennis, sin el toque de humor negro marca de la casa del irlandés pero con el mismo descreimiento planeando en cada página. Y ante ese guion funcional es donde el trabajo de Dillon destaca con brillantez. Su arte convierte una narración correcta en una historia vibrante, donde el lector veterano, que puede presuponer lo que va a pasar, se deleitará por la forma en que está dibujada y el ritmo impuesto por el resultado visual.

Este TPB nos lo trae Panini Comics a España, como es habitual, en una cuidada edición en tomo de tapa dura en su nuevo – y acertado – formato Marvel 100% HC, donde se incluyen además todas las portadas, tanto las regulares como las alternativas, de los seis números USA que componen el arco argumental. Cabe destacar las portadas regulares de Declan Shalvey y Jordi Bellaire y la portada alternativa del número 3, obra de Becky Cloonan; si bien no todas las reproducciones de las portadas se han hecho a página completa. Es el único “pero” que se le puede poner a esta edición, por lo demás impecablemente presentada.

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