
Dentro de la ciencia ficción, los subgéneros que existen permiten establecer una serie de parámetros aceptados ya de partida por quien va a descubrir la historia. De este modo, ya se puede abordar directamente la trama sin tener que ahondar en el contexto ficcional donde se desarrolla el relato. También pueden ser corsés que ahoguen la creatividad. Todo depende de la pericia de quien desarrolle el guion. Y ahí está la verdadera diferencia entre un mero producto que emule formulas prévias y una historia que merezca ser contada.
De esto tiene mucho el tebeo que hoy nos ocupa: “Dawnrunner”, de Ram V, Evan Cagle, Dave Stewart y Francesco Segala. Un cómic, publicado en origen como una serie limitada de cinco entregas en Estados Unidos por Dark Horse y que Norma Editorial nos lo acaba de presentar en unas dimensiones que hacen justicia a la espectacularidad que espera en sus páginas, justificándose cada uno de los centímetros que componen su formato de 20,50 por 31,30.

En esta ocasión, el versátil Ram V hace una incursión en el subgénero de Mechas . Proveniente del anime y el manga (“mecha” o “meka” viene del japonés メカ), desde que Mazinger Z sentara cátedra, los relatos de robots de gran tamaño se han ido sumando a la cultura pop occidental, extendiendo su influencia a todo el espectro de entretenimiento. Sirva de ejemplo de su impronta los “Transformers”, aunque no esten dirigidos por un humano, su influencia es notable en cuanto a su capacidad de adoptar otras formas.
En mayor o menor medida, esos grandes robots pilotados por humanos han conquistado su hueco entre los subgéneros de la ciencia ficción. Uno muy definido por los parámetros en los que se desarrollan sus historias. Normalmente en escenarios futuristas y con tintes apocalípticos. Como el que nos describen al comienzo de la historia en “Dawnrunner”: un futuro en el que la humanidad lleva un siglo luchando con una amenaza alienígena a la que no ha podido vencer. Si bien, ha podido resistir convirtiendo, a su vez, sus combates con esos seres en puro entertaiment para la sociedad del futuro, alienada ante las pantallas viendo que, aunque no hayan podido eliminar la amenaza, su lucha les proporciona entretenimiento.

En ese contexto se desarrolla “Dawnrunner”. Uno que, como es evidente, bebe de partida de los parámetros estándars del Mecha. Pero Ram C, como ya nos ha ido acostumbrando a lo largo de su trayectoria (“Costas Salvajes”, “La mano y los seis dedos” o su etapa en “La Cosa del Pantano«), tiene siempre algo que aportar que va más allá de lo evidente. Y eso es lo que desarrolla ya directamente en el primer capítulo de la historia, donde además de introducir contexto y personajes, ya nos lleva a lo que realmente quiere contar: un relato en el que pasado y presente se entremezclan de forma solvente e indisoluble, aportando las dosis de frescura que justifican la existencia de este tebeo.
A su lado, el espectacular estilo de Evan Cagle hace el resto para elevar el relato hacia un blockbuster que merece la pena recorrer. Junto al efectivo color de Dave Stewart y Francesco Segala, siempre refrescante y al servicio de lo que se cuenta en todo momento, la ficción gana altura y profundidad. Haciendo del recorrido un fresco trayecto de ciencia ficción solvente. De las que, además de entretener, maravilla. Ya sea por la excelente forma en que es plasmada en sus páginas. Ya sea por lo bien tejido que está su guion.

Así se desarrolla en sus 168 páginas, traducidas por Uriel López, “Dawnrunner”. Un tebeo que crece conforme se recorre y que deja, tras su lectura, con la sensación de que no importa cuan trillado esté un género si hay talento en las manos de quien lo aborda. Así que abran el cómic y disfruten del show.
