
“- ¿Serías capaz de reconocerlo?
– Tenía una máscara negra. No le vi la cara.
– ¿Es otro de esos nuevos héroes?
– No creo… No se comportaba como uno de ellos.”
Al contrario. El personaje al que se refiere la conversación no va colocado. No como los demás “superseres” que pululan por la ciudad colocados. Pues su fuente de poder no es otra que una droga que les otorga ese estado, aparte de un probable delirio o estado narcótico convirtiéndose en un peligro potencial para el resto de ciudadanos. El personaje al que se refieren en el dialogo es la antítesis de eso, el es fruto de la abstinencia voluntaria. Está muy sobrio y no duda. Pues en la duda está la clave para dar tiempo al adversario. Y el no lo da….

Es “The Black Bat”, otro de los personajes recuperados por Leviathan Labs para su Leviathanverse. Siguiendo la estela de “Baron Savitch”, en la editorial transalpina han recuperado a la creación libre de derechos de Norman A. Daniels para insuflarle nuevos bríos. Ha pasado mucho tiempo desde que mostrara su marca este murciélago negro en 1939, concretamente en “Black Book Detective”. Desde entonces, el personaje, muy conectado con el concepto de Batman, ha permanecido a lo largo de los años con resultados discretos. Pero ello no le ha restado oportunidad de vivir vidas editoriales, como la que tuvo con Dynamite hace una década o esta nueva en Leviathan Labs, de la mano de Niccolò Testi, Gabriele Schiavone y Lorenzo Palombo.
Las señas de identidad del vengador enmascarado ya son un tropo argumental más de los recursos ficcionales. Un concepto ya estereotipado que, en buenas manos, sirve para plantear de entrada un concepto preciso para el lector conecte desde un primer momento con lo que se le va a ofrecer. De ahí parte con buen tino Testi, para meternos de lleno en este relato urbano. Uno en el que el crimen organizado, el dolor y la venganza están presentes desde el primer momento. Así un abogado de una familia mafiosa, ante una tragedia, se va a cobrar venganza. En frente, la organización que controla la venta de las drogas que, además de colocar, proporcionan superpoderes. Si bien el vengador enmascarado no contará con ninguno si posee algo que le permite marcar la diferencia: determinación y ganas de venganza.

Así comienza la temporada uno en el Leviathanverse de “The Black Bat”. Una que comparte el mismo universo y contexto que el resto de serie, enriqueciéndose así a si misma y al conjunto de todas las cabeceras, pero manteniendo en cada una rasgos distintivos. Aquí el evidente es el tono pulp y de serie negra que subyace en el relato, con un narrador en primera persona que dota de fuerza y aspereza al relato, un tono confesional muy propio del género que dota de profundidad a lo contado.
En lo gráfico, Gabriele Schiavone da el tono sucio y urbano que precisa un relato de estas características, reforzando los puntos argumentales donde se sustenta el tebeo. Lorenzo Palombo, con sus elecciones en cuanto al color, refuerza esa sensación fría y desangelada con el predomio de tonos fríos, que se tornan intensos en los momentos de acción, potenciando el climax que se busca en cada ocasión.

“Hay algo en él… algo brutal.”
Con todo ello, además de muchos de los recursos esenciales que ya son canon del tebeo de serie negra de las últimas décadas, “The Black Bat” ha vuelto. Más sucio y urbano, no solo conservando su marca, sino amplificándola en un funcional relato que da lo que promete desde su portada: un tebeo de género que atrapa. Como un vigilante enmascarado en la noche…
