
“En un tiempo donde no hay tiempo, en un lugar que no es un lugar…”
La llegada de Conan a los cómics marcó un antes y un después en las décadas de los ´70 y ´80 del pasado siglo XX. Ya había tebeos de espada y brujería, pero la adaptación de Marvel al noveno arte de la criatura de Robert Ervin Howard sentó cátedra. Mérito del olfato de Roy Thomas, que supo rodearse de gloriosos artistas como John Buscema, Barry Windsor Smith y tantos otros que dotaron de vida gráfica a aquel bárbaro que con anterioridad solo se podía imaginar con los pinceles del gran Frank Frazzeta, que bañaron muchas de las ilustraciones de sus novelas.

Conan caminó desde entonces por las viñetas, abriendo camino y creando escuela. Tras el, llegaron muchos bárbaros que, con mayor o menor fortuna, buscaban también la atención de lectores ávidos de relatos cargados de tosca épica, magia negra, sensualidad soterrada y brutales reacciones. Con mayor o menor originalidad, aparecieron personajes como el fallido “Manos” (creado porAntonio Correa bajo el pseudónimo de Wulkan),el Arkón de Marvel cómics o las muchas apuestas deDC cómics, destacando las más “evidentes” que fueron Claw y Arak. Hay muchos más ejemplos de barbaros que intentaron atraer la atención, pero con los citados la muestra ya es significativa. No obstante, de los muchos de este hipotético listado convendría destacar a dos más. Uno es el “Voltar” de Alfredo Alcalá, que nació en los cómics filipinos siete años antes de que Conan pisara una viñeta en Marvel, por lo que su creación no se puede considerar consecuencia del éxito de los cómics del bárbaro. El otro es Slaine, el guerrero celta con el que Norma celebra el 35 aniversario de su obra más celebre: “El Dios Cornudo” (“Slaine: The Horned God”) de Pat Mills y Simon Bisley, en una edición tan brutal como su contenido.
“… escribo de un gran rey de otrora, Slaine Mac Roth…«

Surgido en las páginas de 2000AD en 1983, Slaine es la respuesta británica definitiva a las hordas de sucedáneos bárbaros que hollaron películas y tebeos tras el éxito de Conan. Pero en manos de Pat Mills, su creador literario, el personaje no iba a ser un mero trasunto, sino el vehículo donde beber de la mitología celta para proporcionar excitantes páginas. Así comenzó su primera aventura en el #330 en el 2000AD, donde Pat Mills y su esposa Angie Kinkaid, que firmaron conjuntamente bajo el pseudónimo de Angie Mills, sentaron las bases conceptuales del personaje. A partir de ahí, artistas como Mike McMahon, Massimo Belardinelli, Brian Talbot, Mike McMahon, Glenn Fabry , David Pough, Mike Collins y Mark Farmer lo han dibujado mientras su popularidad creció entre los lectores del magazine. De hecho, Slaine fue el segundo personaje de la editorial que tuvo un monográfico en exclusiva tras la estela de Juez Dredd. Tal fue el interés que despertaba que Slaine pronto probó fortuna en otros mercados, llegando a Estados Unidos de la mano de Quality comics en 1985 y a España en 1987 con MC Ediciones, obteniendo en el caso español escasos resultados, pues su cabecera duró apenas dos números.
“que gobernó un imperio que no es un imperio…”

El antes y despues del personaje llegó en 1989 cuando Simon Bisley tomó las riendas gráficas del personaje. Fue el momento de “El Dios Cornudo” (“The Horned God”). La saga, que comenzó su andadura en el #620 de 2000AD supuso realmente el momento de crecimiento del personaje. Una madurez que venía cimentándose desde los primeros tebeos lo literario, ya que Mills siempre fue garantía de guiones solventes, pero faltaba la personalidad gráfica definitiva. Y eso fue lo que dio el brutal arte de Bisley en páginas que a día de hoy son lo más certero y brutal del personaje. Tal es así que este relato fue el primero que conquistó con fiereza otros mercados. Como el español, donde Norma lo publicó por vez primera en su recordada Cimoc Extra Color en 1991.
Del mismo modo que a Lobo es imposible imaginarlo sin el trazo de Bisley, con Slaine ocurre lo mismo. Su estilo está a caballo entre dos mundos pictóricos. El que podríamos llamar más clásico, que remite a Frazetta por lo épicas de muchas composiciones; y el más punk, que retuerce y deforma las formas humanas en favor de una mayor e impactante expresividad plástica. Es en esa amalgama donde Simon Bisley encuentra su voz poderosa y su razón de ser, con personales trazos que hacen de cada página algo digno no solo de leer sino de contemplar, de deleitarse en las formas y gestos, en la fuerza que transmiten, en los colores vertidos que aumentan la intensidad de lo plasmado… Eso es lo que proporciona Bisley en cada página de “El Dios Cornudo”. Un arte tan letal que impacta, como el hacha de Slaine.

“En un pasado que no es el pasado ni el futuro…”
Este relato, que recupera íntegramente Norma en una colosal edición de 224 páginas a color, con una calidad de reproducción sobresaliente y traducción de Enrique Sánchez Abulí, tiene más que justificado su imponente tamaño (27 por 35 centímetros). Nunca había brillado tanto Slaine como en “El Dios Cornudo”. Si ya había nacido con suficiente personalidad conceptual para alejarse del grupo de trasuntos de Conan, aquí la conquistó por derecho propio. Bajo el sello del solvente oficio del que siempre ha hecho gala Pat Mills a la hora de guionizar y con la contundencia que solo puede dar el colosal arte de Simon Bisley. 35 años después, El Dios Cornudo es ya un clásico moderno de la Espada y Brujería en viñetas. Por eso celebramos esta bárbara edición, que da la justa medida a la grandeza de sus páginas.
“… sino la eternidad.
Pues las leyendas son eternas.”
