Marvel Premiere. El Asombroso Spiderman de Zeb Wells 1: Nueva Era

Algo terrible hizo Peter Parker. No sabemos qué, pero algo tan feo que hasta la Tía May tiene ciertas dudas. Los Vengadores no le cogen el teléfono, Los 4 Fantásticos lo tratan como si hubiera roto el microondas del Edificio Baxter y Mary Jane… bueno, Mary Jane parece vivir en otro universo donde él no existe. Así arranca el primer tomo del Marvel Premiere del «Asombroso Spiderman» de Zeb Wells. Un tomo que no empieza con un “todo gran poder conlleva una gran responsabilidad”, sino con un “gran misterio conlleva un cabreo generalizado”. Wells decide tirar al lector de cabeza a una historia donde el Hombre Araña está solo, perdido, sin amigos y con el peso de un pecado que ni siquiera se nos revela. Es una jugada arriesgada. La historia se alimenta del desconcierto, del “¿qué demonios ha hecho Spidey?”, mientras Nueva York lo mira con el mismo desprecio con el que uno mira al tipo que se cuela en la cola del metro.

El guion de Zeb Wells no busca tanto respuestas como emociones. Peter está roto, y eso se nota en cada página. Es un Spiderman agotado, que apenas tiene fuerzas para bromear, y que recibe golpe tras golpe con el estoicismo de quien ya ni se sorprende del dolor. Pero justo ahí está lo bueno. Wells entiende que el alma del personaje no está en sus victorias, sino en cómo sobrevive a sus derrotas. La historia va tejiendo un tono sombrío, casi urbano, donde los supervillanos ya no son caricaturas, sino amenazas físicas y psicológicas. Y entre todos ellos, destaca Lápida, el mafioso albino con mandíbula de granito, que aquí se convierte en uno de los mejores antagonistas recientes del trepamuros. Es calculador, brutal y con un código propio que da miedo precisamente porque no depende del caos, sino del control.

En cuanto al dibujo de John Romita Jr. junto con Scott Hanna y Marcio Menyz son la otra mitad de la ecuación. El regreso de Romita Jr. se siente como un déjà vu en technicolor. Hay quienes aman su estilo y quienes no lo soportan, pero nadie puede negar su fuerza. Romita Jr. dibuja a Peter como un tipo que lleva semanas sin dormir, con ojeras, arrugas y una expresión que mezcla cansancio con obstinación. Su Nueva York es una ciudad de bordes afilados, sucia y viva. Las peleas (sobre todo las que implican a Lápida) parecen coreografías de cemento y sudor. Cada golpe pesa, cada salto duele. Y cuando Spidey se lanza entre los edificios, se siente esa mezcla de vértigo y esperanza que define al personaje desde hace sesenta años.

El tomo, sin embargo, no es perfecto. Los dos primeros números funcionan como calentamiento. No es que sean malos, pero parecen salidos de una sitcom arácnida más que de un gran relanzamiento. Afortunadamente, cuando la trama con Lápida entra en juego, el tono cambia por completo. Wells pasa del flirteo al fuego cruzado, del humor forzado al drama callejero, y entonces el cómic despega. Aun así, hay una sensación como si la historia estuviera fragmentada que también tiene su encanto. Le da a la lectura un tono inquietante, como si estuviéramos presenciando a un Peter Parker que todavía no ha tocado fondo.

Lo que convierte a este Marvel Premiere, editado por Panini Comics, en algo especial es el equilibrio entre el caos y la emoción. Además de incluir los cinco primeros números de la colección de The Amazing Spider-Man. Se incluye el número «The Amazing Spider-Man 73» realizado por Joe Quesada y Romita Jr. Ese homenaje a las víctimas del once de septiembre en el veinte aniversario de los atentados a las Torres Gemelas. Todo está traducido por Santiago García y tenemos una introducción y epilogo de Pedro Monje. Además de las portadas alternativas de Patrick Gleson o Romy Jones entre otros. Por eso, en estas 152 páginas, Wells puede cometer errores, puede confundir, puede dosificar mal la información, pero nunca olvida que Spiderman es el héroe más humano de Marvel. Aquí no hay multiversos, ni clones, ni dioses simbiontes. Hay un tipo que intenta hacer lo correcto en una ciudad que ya no confía en él. Un hombre que sangra, que miente, que falla y que sigue intentándolo, aunque nadie lo quiera cerca. Y esa esencia, esa mezcla de tragedia, humor y redención, es lo que mantiene vivo al personaje después de tantos años.

«El Asombroso Spiderman de Zeb Wells» no es el regreso perfecto, pero sí uno necesario. Es un recordatorio de que Spiderman no necesita grandes eventos para brillar, sino conflictos pequeños, humanos, que lo empujen al límite. Romita Jr. vuelve con la contundencia de un veterano que sabe exactamente cómo se siente un golpe, y Wells le da un guion lleno de heridas, culpas y silencios incómodos. Juntos, logran que cada página pese, que cada salto tenga vértigo y que cada fracaso duela. Puede que el misterio central tarde en resolverse, pero el viaje ya vale la pena. Porque Spiderman, incluso odiado por todos, sigue siendo el héroe más cercano, el más cabezota y el más entrañable del mundo del cómic. Wells y Romita Jr. lo devuelven a su esencia. Un hombre corriente que intenta ser extraordinario en una ciudad que le da la espalda. Aunque la historia se tambalee, y existan esos instantes en los que Peter se levanta cubierto de polvo, con la máscara rota llena de sangre y el corazón hecho trizas, que te recuerdan por qué seguimos leyéndolo después de tantas caídas. Porque Spiderman, incluso cuando no sabe qué ha hecho, sigue siendo el tipo que nunca se rinde.

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