
En las majors estadounidenses de superhéroes, la espada de Damocles es una constante en muchas cabeceras protagonizadas por personajes secundarios. Series que nacen ya con vocación de ser regulares, pero cuya continuidad siempre está pendiente de que las ventas acompañen. Da igual que la apuesta artística sea notable o no, al final el mercado dicta la implacable sentencia: si no suena la caja, la cabecera tarde o temprano morirá, quedando relegada a ser una serie, en el mejor de los casos, de culto.
Esa amenaza de cierre suele materializarse una vez que se cierra el arco, normalmente compuesto por un rango de cuatro a seis entregas. Si las ventas en grapa ha funcionado comercialmente, la serie continuará. Si no, solo queda la edición en TPB y relegar al personaje al cajón de nuevas oportunidades futuras. Por eso son tan importantes los primeros números de una nueva serie. Son las que presentan la propuesta en sociedad y las que han de encontrar ese nicho de lectores que permitan la longevidad de la cabecera. Eso es lo que ocurrió con la serie de Hiedra Venenosa, cuyo notable primer arco argumental – “El circulo venenoso” – obró la proeza de que la eterna villana de Batman, Musa de Gotham, eventual «Ave de Presa«, y pareja de Harley Quinn protagonizara con solvencia un título propio.

El mérito, sin duda fue, fundamentalmente de un certero guion de G. Willow Wilson que, acompañada especialmente del arte de Marcio Takara, el color de Arif Prianto y las efectivas portadas de Jessica Fong hicieron florecer una serie con una personalidad propia. Una autentica flor exótica que se mantiene en la actualidad dentro del océano que es la ingente cantidad de títulos que DC Comics edita con regularidad.
Conseguido el logro de la ansiada continuidad editorial de la serie protagonizada por Pamela Isley que nació con el “Amanecer de DC” y asentadas las premisas de partida, quedaba hacer crecer serie y personaje. Y a eso se dedicó G. Willow Wilson en “Consumo poco ético” (“Unethical Consumption”), el segundo arco argumental de la serie que recoge las entregas #7 a #12 de la serie de DC Comics.

Publicado recientemente en castellano por Panini Comics en formato tpb, estos números son la oportunidad que se toma la guionista para hacer crecer al personaje y de dar también un respiro tras la intensa puesta de largo de sus seis primeros números. Primero con un tie-in de dos entregas que sirven para que Marcio Takara descanse, asumiendo el dibujo Atagun Ilhan. En él la contaminación tomará un papel determinante, encarnado en la empresa de una antigua alumna del mismo mentor que tuvo Hiedra Venenosa. Así la conservación del medio ambiente se mantiene como constante y sirve para desplegar los rasgos de dudosa ética que guarda en sus adentros Hiedra Venenosa. Tan profundos en su alma como las esporas mortales que conviven en su cuerpo.
Tras ese descanso, en los siguientes cuatro números vuelve Marcio Takara a demostrar como es parte indisoluble a los encantos de esta serie. Tanto para los momentos más íntimos como los más siniestros, el lapiz del artista brasileño es esencial en el éxito de la serie, consiguiendo una simbiosis perfecta tanto con el efectivo color de Arif Prianto, al que Iván Plascencia sustituye con efectividad cuando es menester, y las tramas que siembra con efectividad G. Willow Wilson.

Son, en consecuencia, efectivas semillas las entregas #8 a #12 de la serie. Muy bien abonadas en lo gráfico, como digo. Pero sin descuidar las raíces argumentales de las que se nutren. Las que está sembrando en estos números la guionista, ampliando y dotando de mayor profundidad y contexto a Hiedra Venenosa, con un número especial en el que deja bien encarrilado el cabo suelto que supuso que Pam dejara a Harley Quinn en Gotham y embarcando a la protagonista en una nueva trama que enriquece el conjunto argumental de la serie. Despertando el interés en cada página y, lo más importante, forjando un mayor empaque y solidez al conjunto de la serie. Todo un ejercicio, en definitiva, de crecimiento. Tanto del personaje y su entorno como de la serie en su conjunto.

Quizá por eso este equipo artístico se mantiene en la serie. En diciembre se editará en Estados Unidos el #39 y Wilson, Takara y Prianto siguen al pie del cañón. Señal de que lo que siembran en cada grapa crece y florece de forma robusta. Como muestra, las entregas #7 a #12 que comprenden las 152 páginas de “Hiedra Venenosa 2. Consumo poco ético”, traducidas por Santiago García. Es pues una de las series del “Amanecer de DC” que mejor ha echado raíces y aquí se puede descubrir como éstas se plantaron de forma solvente.
