
El tiempo es inexorable. Pero hay obras que evitan sus efectos. No son muchas, pues todas son hijas de una época y lugar. En todo caso, las que permanecen inmaculadas lo hacen por méritos creativos propios. Sirva de ejemplo el tebeo que hoy centra nuestra atención: “Los ojos del gato” (“Les Yeux du chat”), de Alejandro Jodorowsky y Moebius, que acaba de rescatar Norma en una cuidada edición de gran formato.
Publicado originalmente en 1978 por Les Humanoïdes associés dentro de la colección Mistral, esta pequeña historia (si juzgamos por la extensión) ha revelado su grandeza real a lo largo de las diferentes vidas editoriales que ha conocido. Señal de que lo que llevaron a cabo en estas páginas Jodorowsky y Moebius deja una huella que va más allá del momento y coyuntura en la que fue ideada.

Para corroborarlo basta con entrar en estas páginas. Unas en la que fondo y forma se alinean bajo el concepto que rige el relato. Aunque se muestre de forma explícita la acción en sus páginas, hace de la sugestión su arma más poderosa. Por la poética y la simbología que subyacen en el guion. Por lo que implica y perturba.
Jodorowsky y Moebius jugaron fuerte en este cómic. En lo formal, con una viñeta por página que va sumergiendo a quien lo lee en el relato. Con una disposición que juega con el espacio entre páginas pares e impares. Mostrando sensaciones, que pasan de lo instintivo a lo inquietante, en la rotunda naturalidad de cada dibujo, llenos todos ellos de un simbolismo notable. Dirigido directamente a lo subconsciente, sacudiendo y provocando a quien lo lea.

Por el camino, textos y dibujos fluyen orgánicamente en un dialogo conceptual e indivisible. Una simbiosis notable cuyos efectos, como ya hemos dicho, se mantienen intactos por mucho que las décadas hayan pasado. Quizá porque conseguir ser hermético y a la vez elocuente está al alcance de muy pocos. Y este tebeo lo es. Ambas cosas a la vez, aunque parezcan contradictorias, las tiene “Los ojos del gato”.
La que fue la primera colaboración de Jodorowsky y Moebius materializada en papel sigue, por tanto, desplegando la magia de sus alas. Sobrevolando a los nuevos lectores que se acercan al comic. O a los que lo retoman una vez más. Porque a “los ojos del gato” siempre se vuelve. Y ahora es una ocasión excelente con la colosal edición a gran tamaño y cantos tintados, que ha llevado a cabo Norma, con traducción de Daniel Cortés Coronas y diseño de Joan Moreno.

“Los ojos del gato”, espera con sus páginas rotundas y poéticas. En esta ocasión en un glorioso blanco y negro donde cada dibujo gana un peso todavía mayor a las versiones en bitono pretéritas. Pudiéndose apreciar, más si cabe, las tintas de Moebius y la fuerza pura de cada viñeta y la notable capacidad narrativa que se desprende conforme se avanza en esta lectura tan onírica como perturbadora. Una que provoca sensaciones, que emociona y perturba a partes iguales. En todo caso, fascinando con la misma intensidad que el primer día que vio la luz.
“Es maravilloso
jugar a ver.”
