Hoy me ha pasado algo muy bestia: El mejor retorno posible

El verdadero juez para cualquier obra es el tiempo para comprobar como éste afecta a sus páginas. Es ahí, fuera de las coyunturas específicas cuando fue creado, donde se puede medir su verdadera valía. Si ese relato tenía sentido solo cuando vio la luz o, por el contrario, la mantiene tras el paso de los años, trascendiendo tiempo y lugar.

Si además, estamos hablando de un relato que fue un fenómeno de culto cuando se dio a conocer, aún es más difícil que se disocie de la repercusión que tuvo para que su vigencia se mantenga independiente a la coyuntura temporal. Este hecho es más subjetivo y depende más de los receptores o lectores que de los autores de la obra, pero también condiciona la valoración. Y es que, como todo, la observación afecta a lo observado.

Dicho esto, quedan las excepciones: relatos que siguen atesorando sus puntos fuertes con independencia de cuando fueron creados. Algunos consiguen, por consenso, la categoría de clásicos. Ya sea con un reconocimiento mayoritario o en la categoría de culto. Ejemplo, tanto en un caso como en otro, de que su capacidad para transmitir lo que contaba ha traspasado su momento y coyuntura.

En el caso de clásico de culto, en el cómic español tenemos varios ejemplos que, con independencia del recorrido comercial que han desarrollado, han quedado en la memoria de los aficionados. Entre ellos está “Hoy me ha pasado algo muy bestia”, el tebeo de El Torres, Julián López. Juan Albarrán y Fran Gamboa, basado en la novela de Daniel Estorach, que acaba de volver a las tiendas de la mano de Cartem, en una cuidada edición con portadas de Nacho Tenorio y Sergio Morfe.

Para situar a este tebeo no hay que irse solo al 2016, cuando vio la luz por primera vez de la mano de Norma Editorial, ni al 2019 cuando Planeta cómic lo devolvió a las tiendas. Hay que ir más atrás, al 2007 cuando Estorach comenzó un blog donde contaba vivencias “supuestamente reales” de una persona que patrullaba como vigilante enmascarado las calles de Barcelona. A modo de entradas de diario, el blog cada día alimentaba una ficción desarrollada en la ciudad condal y su área metropolitana. Una que daba la sensación que pasaba en tiempo real. El boca oído fue extendiendo y dando a conocer el blog en aquella época en la que las redes sociales no tenían el peso que poseen en la actualidad y aquellas entradas del “Justiciero del Post-it” fueron el embrión de la novela publicada en 2012.

El fenómeno no se detuvo ahí, apareciendo “Identidades Secretas” en 2013. Era lo que iba a ser la segunda parte de una trilogía inconclusa hasta la fecha: “Crónicas de un héroe urbano”. Si bien en su momento alimentó la llama de la saga, ampliando incluso su popularidad entre los aficionados. Una llama que creció exponencialmente cuando en 2016 nació la adaptación al cómic de la primera novela, que es la que ha vuelto a las tiendas esta semana de la mano de Cartem.

Han pasado nueve años desde que este tebeo volviera a las tiendas. Y dieciocho desde aquellas entradas en el blog donde todo comenzó. A pesar de ello, el “Hoy” del título sigue marcando la vigencia de la propuesta. No parece un tebeo del pasado, sino uno rabiosamente actual. Señal de que estamos ante una de esas obras de las que citábamos al comienzo de estas líneas.

Las razones hay que buscarlas en varios aspectos: el primero es la materia prima de la que parte: la novela en la que Estorach jugó con la épica urbana y el concepto de héroe urbano en escenarios tan reales como el suelo que pisamos. El Torres, uno de los mejores guionistas de nuestro país, cogió este material y no se limitó a adaptarlo, sino que extrajo la esencia del relato y la dimensionó con oficio en un guion donde la sucesión de acontecimientos está planteada de forma impecable y donde se siente respirar a los personajes, por lo bien caracterizados que están: En ese punto justo de equilibrio donde los arquetipos (que son de utilidad para dar a conocer muchos rasgos de personajes al presentarlos) conviven con cada rasgo singular, dando con aquello tan difícil de lograr que se llama personalidad. Junto a ello, múltiples referencias que funcionan por orgánicas. Dispuestas sabiamente a lo largo del relato, accesibles para poder identificarlas, pero que no entorpecen ni el ritmo ni el tono del tebeo. Simplemente están ahí, para generar complicidad. Para demostrar que, a ambos lados de la página, hay personas que ante todo disfrutan con el tebeo. El que los leen, pero también los que los hacen.

Volver. Ese es el verbo. Porque a este tebeo se vuelve. Para volver a disfrutar de una adaptación que quizá esté más conseguida que la novela de la que parte. Para reencontrase con Daniel, Carmen, Juan Blanco, Perro Negro, Juan Carlos Torga, Sara, Xavi y Rafa, y ver que sus cualidades gráficas, realizadas con el lápiz de Julián Lopez, la tinta de Jam Albarran y el color de Fran Gamboa, no han sufrido la erosión del tiempo, siendo tan efectivas como cuando vieron la luz la primera vez. Como la contundencia de las escenas violentas mostradas, o la cercanía que consiguen transmitir los momentos íntimos o de colegueo que muestra el tebeo. Todo funciona como si este tebeo se hubiese hecho ayer. Señal de que quizá este construido de ese material inmune al paso del tiempo.

Así empieza esta tercera vida editorial de “Hoy me ha pasado algo muy bestia”. Pero no se trata de un “come back” más. De una reedición al uso. Sino del comienzo de algo más grande y ambicioso. Acabar por fin en viñetas la trilogía del “Héroe Urbano” de Estorach. En un horizonte cercano queda la adaptación, por fin, en viñetas de “Identidades Secretas”, en las que el Torres se acompaña de Nacho Tenorio y Sergio Morfe. Y hablo en presente porque los primero ejemplares de la edición de Cartem se acompañan de la grapa adelanto de la segunda parte. Una grapa que sin duda quedará como un pequeño tesoro para cualquiera que haya crecido leyendo de superhéroes y que merecería un texto aparte.

Es pues ambicioso el plan de Cartem. Y cuidado hasta el mínimo detalle. Como la tercera parte de la trilogía inconclusa, en la que El Torres asumirá la labor de cerrar todas las tramas del “Héroe Urbano” y que, desde este pequeño lugar del universo esperamos leer en breve. Sabiendo que el guionista está con ello, sabemos que es una solvente garantía para que llegue a buen puerto. Pues es conocido por todos su atención al detalle en cada proyecto que afronta: desde el guion y el proceso de creación conjunta con los artistas que colabora hasta el diseño de cada obra que lleva su nombre impreso. Sirva de ejemplo las que edita desde su editorial Karras, donde todo está cuidado, hasta el más mínimo detalle y siempre al servicio del concepto del tebeo.

En ese mismo sentido, la edición de Cartem comparte las mismas características. Como muestra. las portadas vintage a cargo de Nacho Tenorio y Sergio Morfe realizadas para la ocasión (donde juegan con referencias ya clásicas del género de superhéroes, pero que las integran de forma natural dentro de lo que supone e implica el «Justiciero del Post-It«) , repartidas entre los seis capítulos del tebeo, junto a las ilustraciones de Víctor Santos, Kenny Ruiz, Manolo Carot y Rafa Sandoval. Del mismo modo, la colosal portada original de Julián López de la primera edición (también usada en la segunda con fondo negro) se reproduce en su interior. En dos ocasiones: una a color en fondo blanco a color y otra en su versión a lápiz en los créditos. Cabe mencionar que el excelente texto del gran Carlos Pacheco, que servía de introducción de la primera edición, también se ha recuperado.

Son muestras de que quizá, de las tres vidas editoriales que ha tenido “Hoy me ha pasado algo muy bestia”, ésta sea la definitiva y más compacta. La que más sentido tiene por lo bien presentada que está, por lo certeramente alineados que están formato y diseño con el concepto. Y porque, además, marca un punto de partida: El de acabar la saga en viñetas y devolver a este clásico de culto al lugar que merece. Y es que da igual el tiempo que haya pasado, el “Hoy” del título del tebeo sigue teniendo sentido. Por la fuerza atemporal que tienen estas páginas.

“La rueda ha empezado a girar.
Esto es real.”

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