Rito de Pasión: Hoy te ofrezco mi semen. El ritual ancestral

Hay historias que nacen para ser contadas en susurros. Leyendas que se repiten en las esquinas oscuras del deseo. Y luego está «Rito de pasión: Hoy te ofrezco mi semen» (Seikan Gishiki Kon’ya Ore no Seieki wo Sasagemasu (性感儀式 今夜、俺の精液を捧げます)), de TANNU (たんぬ), un manga que lanza sus páginas al viento como si fueran los pétalos de una flor carnívora, listas para engullir tu moralidad y escupirla cubierta de néctar divino. Publicado por Lucifer Ediciones, quienes sin duda no le temen ni al fuego del infierno ni al pudor de las masas, este volumen de apenas 80 páginas logra condensar, como un elixir sagrado, lo que muchos títulos BL (Boys’ Love) apenas si se atreven a sugerir.

Pero empecemos por el principio. Kotane es una aldea ficticia, encerrada entre montañas y mitologías rurales, donde cada diez años se celebra una ceremonia sagrada: un rito en el que un joven soltero es ofrecido a los dioses para asegurar descendencia sana a las generaciones venideras. Y claro, como buen relato que mezcla el deseo con el dogma, lo que parece un pretexto simbólico es en realidad un acto explícito, húmedo y absolutamente gráfico. Este año el elegido es Yuzuki, un chico que parece llevarse el mundo por delante con su ceño fruncido y su rebeldía pasiva, y que pronto descubrirá que el pasado no se entierra cuando se trata de fluidos y emociones mal resueltas.

TANNU no pretende construir una epopeya psicológica ni nada por el estilo. Aquí no hay trauma latente ni exploración filosófica del yo. Hay cuerpos, hay deseo, y hay una ligera pincelada de culpa ancestral que flota como incienso sobre los personajes. El conflicto central, que en otros mangas podría haberse desarrollado con lentitud y capas de ambigüedad, aquí se resuelve entre gemido y gemido. Y eso no está mal. Porque este no es un manga que quiera venderte emociones falsas o romanticismos edulcorados. Es un hentai BL con todas las letras, y lo sabe. Este manga no es para tímidos ni decorosos. Cada página es una declaración de guerra al puritanismo, una oda a la sexualidad ceremonial, una sinfonía de jadeos, gemidos y penetraciones sin censura. Ahora bien, no todo es placer. Hay un punto, en las primeras páginas, que puede generar incomodidad: la escena inicial sugiere una relación sexual no del todo consentida. Es breve, no se explora en detalle, y rápidamente da paso a una dinámica más romántica-consensuada, pero está ahí. Y es importante mencionarlo para señalar que el erotismo, incluso en clave ritual, debe manejarse con responsabilidad.

Lucifer Ediciones ha tenido el buen ojo y arrojo de publicarlo sin censura alguna. En un mercado acostumbrado a mosaicos digitales, brillos sospechosos o directamente viñetas “tapadas”, esta historia se presenta como un golpe en la mesa: aquí se ve todo. Y eso incluye penes erectos, fluidos en primer plano, y expresiones faciales que se debaten entre el éxtasis y la veneración. Porque sí, este manga tiene un estilo visual que sorprende. Los rostros son detallados, bellos, casi idealizados. Las líneas del cuerpo están tratadas con mimo, pero sin caer en la hipertrofia caricaturesca de ciertos doujinshis. TANNU sabe dibujar, y sabe cómo equilibrar el erotismo con la estética.

Quizás por eso este manga funciona. Porque no quiere gustarte. Quiere encenderte. Quiere que sudes, que te incomodes o ambas cosas. No hay pretensión, pero sí hay conciencia de género, de tono, de mercado. ¿Es arte? ¿Es pornografía? ¿Es una broma? Es todo eso y un poco más. A veces lo explícito no necesita metáforas. A veces basta con una página bien dibujada y dos cuerpos que se reconocen al fin, entre jadeos y viejas deudas. Lo cierto es que TANNU ha entregado un volumen breve, sí, pero cargado de fuerza y sudor. Y en un mundo saturado de insinuaciones tibias, «Rito de pasión» llega como una ofrenda candente, directa y sin censura.

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