Yo, Julio César: Equilibrado retrato histórico


Hay personajes históricos que, conforme transcurren los siglos desde su existencia, su recuerdo va mezclándose con el mito. En ocasiones también su visión se empaña cuando se mira desde el presente, aplicando códigos y juicios de valor propios del tiempo del que analiza en lugar de contemplar su biografía dentro del contexto que vivieron. También cabe la posibilidad que, al recordar la vida y obra del personaje en cuestión, ésta quede distorsionada por un enfoque excesivamente elogioso. Muestra de ello son las numerosas hagiografías que se han escrito sobre muchas celebridades, cuyo propósito en ocasiones es la mera propaganda.

No pertenece a ninguno de los casos citados el tebeo que nos ocupa hoy: “Yo, Julio César” (“Moi, Jules César”), de Alfred de Montesquiou, Névil y Vérane Otéro, editado en castellano por Reservoir Books. Un tebeo que traza una equilibrada biografía acerca de una las figuras más destacadas de la Roma Clásica. Tan relevante como poliédrica, los cincuenta y cinco años que vivió Gaius Iulius Caesar son dignos de contar. Mientras vivió, entre el año 100 A.C. hasta aquel 15 de marzo del 44 A.C. (cuando los Idus de marzo trajeron su asesinato), logró ascender desde una familia patricia romana arruinada hasta lo más alto de la República, siendo nombrado dictador vitalicio.

Militar de éxito, el fue quien consolidó la mayor expansión de Roma de su historia, de oriente medio al centro de Europa, con el Mediterráneo como “Mare Nostrum” de los romanos. Hábil orador, historiador, dictador, genocida, historiador y escritor, sus múltiples facetas y claroscuros hacen de su vida un relato más que interesante. Pero hay un peligro al abordar una figura así, caer en el maniqueísmo que destroce los matices que se pueden ofrecer sobre un personaje histórico y la época donde vivió.

Este escollo lo ha salvado Alfred de Montesquiou a base de documentación , pues se ha nutrido de forma notable de varias fuentes académicas que han estudiado al personaje. Con semejante volumen de información ha sintetizado un guion solvente, que discurre por la vida del insigne personaje presentado las luces y sombras. Basado en hechos que se consideran ciertos, y con las licencias pertinentes para que el tebeo fluya, nos cuenta así la vida de un hombre que fue pura ambición política e ingenio militar. Sin Julio César es imposible entender como Roma pasó de ser una República a un Imperio. Promiscuo en sus relaciones, manipulador con sus adeptos, el retrato plasmado que aparece del dictador romano no está dulcificado. Y eso es lo que hace certero al tebeo.

Junto a Montesquiou, el funcional dibujo de Névil y color de Vérane Otéro se encargan de meternos de lleno en esa Roma clásica, en la Guerra de las Galias y en la conquista de Egipto. También en la guerra civil ocurrida en Roma que llevó a César al poder. Con su trazo “cruzamos el Rubicón” para meternos de lleno en la historia hasta el desenlace final de una vida de un hombre tan ambicioso como grande era su ego. Orgulloso y calculador, que supo ganarse a las masas y maniobrar entre los juegos de poder de la clase política romana.

Todo ello está aquí, con sus matices, luces y sombras. Con un ritmo preciso, el relato discurre con buen ritmo mientras discurrimos por la vida del biografiado a lo largo de las 256 páginas que comprende “Yo, Julio César”. Con traducción de Xisca Mas, el volumen editado por Reservoir Books cuenta además con un apéndice a cargo de Montesquiou que da mayor contexto a lo contado, fortaleciendo la propuesta. Una que, como digo, llega a buen puerto. En un saludable equilibrio que muestra una biografía en la que la luz y la sombra aparece. Lejos de mitificaciones y nutriéndose de hechos reales. Aportando así quizá el tebeo más certero de cuantos se han realizado sobre la figura de Julio César.

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