Kaya 4. Kaya y la senda del dragón: buen camino

“Sin nada más que quemar, incluso el voraz dragón cayó a la tierra, para nunca despertar.

Allí donde cayó la bestia, incluso sus huesos se convirtieron en una senda…”

Tiempo después, ese será el camino que emprenderán Kaya y Jin, el esperado “chico dorado” de las profecías. Ese es el camino que nos va a mostrar el cuarto TPB de la saga de fantasía ideada por Wes Graig: “Kaya y la senda del dragón”, recién editado en castellano por Norma editorial.

Presentados con solvencia los parámetros con los que se mueve la serie en sus tres primeros tomos (“Kaya y los jinetes lagarto”, “Kaya en tierras peligrosas” y “Kaya y el templo de Shazir”), Wes Craig ha optado por elevar el listón en el arco argumental que aquí nos espera. Publicado originalmente en formato grapa, en los números #19 al #24 de la serie, la trama se va a repartir entre cuatro pilares protagonistas que, con distinto peso, van a elevar la emoción de lo contado.

Así, junto a Kaya y Jin, la presencia del semidios Razel ganará enteros en esta “senda del dragón”. A su vez, el villano Vox tendrá momentos capitales, tanto para mostrar su particular camino como para ahondar, aunque de forma sintética, en como funciona ese imperio dispuesto a encontrar a Jin a toda costa. Hechos que, combinados todos, convierten a este volumen en una estimulante y entretenida lectura, que con el arte de Craig sigue proporcionando grandes dosis de solvente entretenimiento. Uno que va ganando en tensión y emoción conforme las páginas se suceden, dejando con ganas de más una vez acabado. Señal inequívoca del buen trabajo realizado para una serie de aventuras de estas características.  

En el fondo, quizá Kaya no cuente nada nuevo. Pero está realizado con la suficiente solvencia argumental y magnetismo plástico que es imposible dejar de leer cada uno de los volúmenes que integran esta serie. Aquí Wes Craig juega bien sus cartas y despliega todos los encantos de su savoir faire como dibujante mientras se revela como un guionista con oficio, capaz de mantener la atención a lo largo de cada entrega, manejando un argumento solvente y sacándole gráficamente todo el jugo posible. Como muestra, al igual que los anteriores, es este nuevo tomo, donde sigue seduciendo con páginas refrescantes, tanto por composición como por trazo. Aderezadas por el color de Jason Wordie, cuyas elecciones cromáticas siguen revelándose como esenciales para el resultado final de cada entrega de Kaya, fortaleciendo la esencia plástica de la obra en todo momento. Quedando así conformada como un todo, una personalidad e identidad propia que la distingue de otras obras del mismo género.

Ese es el valor de “Kaya y la senda del dragón”, que reafirma a Wes Craig como un autor completo a tener en cuenta. Por su majestuosidad artística y solvencia argumental, llena esta última de oficio. Sin artificios, pero con suficientes elementos y recursos para conformar una trama suficiente para entretener y mantener la atención de quien lo lea. Plasmada en páginas notables que son su mayor fortaleza. Por eso, las 140 páginas del cuarto volumen de “Kaya”, traducidas por Uriel López, conviene recorrerlas si se siente querencia por las buenas aventuras de ficción en viñetas. Esas que recuperan la maravilla de la fantasía mientras se revisten de abundante encanto plástico. Eso espera en “la senda del dragón”

“¡Encontrad al dorado!”

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