Curiosidades del mundo del rock: entre viñetas y notas

Abrir «Curiosidades del mundo del Rock» es como meter la cabeza en el camerino de una banda después de un bolo y quedarte ahí. Respirando esa mezcla de sudor, cerveza tibia y cables de guitarra enrollados de mala manera. Desde la primera página, Mauro Entrialgo te agarra del cuello de la camiseta (probablemente negra, con el logo de un grupo que ya no existe) y te pasea por ese circo ambulante que es el rock. Armado con su bolígrafo afilado y un humor que no pide permiso para entrar.

El concepto es tan sencillo como irresistible: recopilar las viñetas que Entrialgo empezó a dibujar en los años noventa. Cuando el rock no era una playlist de Spotify sino un ecosistema completo que ocupaba calles, bares, radios y portadas de revistas. Y lo mejor es que, aunque han pasado los años, el chiste sigue tan vigente como el olor a choto en un festival de tres días. Esta reedición de Diábolo, con nueva cubierta no es un lavado de cara. Es como sacar del baúl tu chaqueta de cuero de 1997 y descubrir que todavía te queda más o menos bien.

El trazo de Entrialgo es el de siempre. Limpio, directo y reconocible a kilómetros. Como una guitarra Gibson en medio de un escaparate de ukeleles. Sus personajes tienen esa mezcla de exageración caricaturesca y realismo incómodo. Hace que te preguntes si está dibujando a tu colega el bajista, al pesado del foro de fans o, peor aún, a ti mismo. Porque aquí sale todo el mundo. La magia del comic está en que Mauro no se limita a hacer chistes por hacer chistes. Hay una puntería quirúrgica en cada viñeta. Como si hubiera pasado media vida estudiando el ADN del rock para después ponerlo bajo un microscopio que, en vez de aumentar, distorsiona. Y eso es justo lo que lo hace tan divertido. Te ríes, sí, pero también asientes porque sabes que es verdad. El rock es exagerado, autocomplaciente, a veces absurdo y por eso lo queremos. Pero lo que multiplica la diversión es su manera de plantear las viñetas: a menudo en forma de preguntas con solución inmediata, tan lógicas como absurdas, que destapan las contradicciones del rock. ¿Por qué el guitarrista tarda una eternidad en afinar? ¿Cómo es posible que un fan conozca mejor las canciones que el propio grupo? Las respuestas son tan demoledoras como ingeniosas, y ahí está el golpe maestro: te ríes porque sabes que es cierto.

La edición, gracias a su formato manejable y esas cincuenta páginas hacen que cundan más que un solo de batería de diez minutos. La contraportada con declaraciones de personalidades como Miguel Ríos, Rosendo Mercado, Silvia Superstar o Jorge Explosión, todos ellos rindiéndose a la evidencia de que Mauro ha capturado el espíritu del rock como pocos. Es como si un grupo entero de leyendas firmara el libreto del álbum para decirte: “Sí, es así de ridículo y así de genial”.

En definitiva, «Curiosidades del mundo del Rock» es como un festival de verano condensado en papel. Sudas, te ríes, te sorprendes y terminas con ganas de más. Es un espejo deforme que, en vez de hacerte más delgado o más alto. Te devuelve con tu cara de loco por la música, de músico o de marioneta del backstage, pero con la carcajada puesta. Y esa es la esencia del rock: no tomarse demasiado en serio, pero vivirlo como si fuera lo único que importa.

Deja un comentario