A.V.X. El día del juicio. Esperando sentencia  

Cuando los dioses bajan del pedestal, la Tierra tiembla. Eso es, en esencia, lo que propone «A.V.X. El día del juicio» («A.X.E. Judgment Day«) El monumental evento escrito por Kieron Gillen que Panini recoge en un tomo de 400 páginas. Aquí no hay tregua: Vengadores, X-Men y Eternos se enzarzan en una guerra que nace de la arrogancia divina y de las grietas políticas entre las tres facciones, para luego escalar hasta una amenaza que hace que toda esa guerra previa parezca una pelea infantil en el recreo.

La premisa es directa pero demoledora: Druig, recién nombrado Eterno Supremo, decide que los mutantes son “desviantes” y, como tales, deben ser eliminados. Lo que para él es una aplicación fría del mandato eterno, para el resto del mundo un acto genocida. La guerra contra Krakoa es inminente, y en medio de la tensión, un grupo de héroes decide recurrir a un recurso desesperado. Revivir al Progenitor, un Celestial muerto que los Vengadores usaban como cuartel general. Lo que sigue es un giro de tono y escala. El nuevo dios decide juzgar a cada ser humano, mutante, superhéroe o villano en la Tierra, y si la balanza se inclina hacia lo negativo… adiós planeta.

Kieron Gillen no se limita a plantear una amenaza y hacer que los héroes reaccionen. Su trama busca desmontar los cimientos de cada facción implicada. Para los Eternos, este juicio es el clímax que ya había iniciado en su propia serie. Especialmente el conflicto entre fe programada y libre albedrío, encarnado en el personaje de Ajak. Para los mutantes, es un retorno a sus peores pesadillas. Volver a ser perseguidos por lo que son, esta vez no por humanos, sino por dioses inmortales. Para los Vengadores, la trama es casi un recordatorio de su fragilidad como fuerza mediadora en conflictos donde están por debajo del nivel de poder de sus rivales. Lo fascinante del guion es que Gillen introduce un tercer eje temático. El juicio como espejo de la autopercepción. El Progenitor no juzga con criterios objetivos; parece medir a cada individuo contra sus propias convicciones. Incluso en la duda, puede aprobar quien se engaña a sí mismo. Esta idea convierte el evento en algo más que una batalla. Es una fábula moral envuelta en un blockbuster cósmico.

La estructura de la historia, con la serie principal «El día del juicio«, la complementaria «La muerte de los mutantes» y varios one-shots dedicados a cada grupo y un número Omega, permite a Gillen mostrar el conflicto desde múltiples perspectivas. A veces esto provoca que ciertas escenas o diálogos se repitan desde ángulos diferentes, lo que puede ralentizar la lectura. Pero también da una visión panorámica poco común en este tipo de eventos. Además, incorpora un recurso que funciona de maravilla. Seis civiles sirven como termómetro humano de la catástrofe. Aunque solo uno de ellos llega a interactuar directamente con la trama principal, su mera presencia recuerda que, más allá de las luchas de poder, hay vidas corrientes colgando de un hilo.

En el apartado gráfico, este tomo es una superproducción en la que cada artista sabe dónde brillar. Valerio Schiti lidera con la historia principal y demuestra por qué es uno de los dibujantes de eventos Marvel más fiables. Su estilo es limpio, dinámico y sabe transmitir tanto la majestuosidad de un Celestial como la tensión íntima de una conversación a vida o muerte. El color de Marte Gracia potencia cada página, aportando volúmenes y atmósferas vibrantes sin entorpecer la claridad narrativa. Guiu Vilanova, encargado de «La muerte de los mutantes» y del número Omega, aporta un trazo más duro y sombrío. En su primer número quizá el contraste con Schiti resulte chocante. Pero conforme avanza, su estilo se asienta y aporta un efecto visual perfecto para los momentos más opresivos. Pasqual Ferry brilla en el prólogo y el especial de los Eternos. Su trazo elegante y su composición cuidada aportan un aire más contemplativo, casi mitológico, que encaja con la dimensión divina de estos personajes. Nombres como Dustin Weaver, Federico Vicentini, Francesco Mobili e Ivan Fiorelli completan el plantel. Aunque el salto entre estilos es inevitable, la coordinación de entintadores y coloristas, como Dean White, Dijjo Lima, Alex Guimarães, Frank Martin, Matt Hollingsworth, Erick Arciniega y Andrés Mossa, asegura una cohesión visual notable para un tomo tan variado.

Panini presenta este evento en su formato Marvel Deluxe. Lo que significa cartoné resistente, papel de buena calidad y reproducción impecable del color. La gran ventaja de esta edición es que incluye absolutamente todo lo necesario para leer la historia de principio a fin, sin necesidad de buscar tie-ins sueltos. Veremos el prólogo del FCBD( Free Comic Book Day, día del comic gratis), la serie principal A.X.E.: Judgment Day 1 al 6 , A.X.E.: Death to the Mutants, los especiales dedicados a Vengadores, X-Men y Eternos, y el epílogo Omega. La traducción de Uriel López mantiene el tono y la precisión. Algo esencial en un guion que mezcla jerga superheroica, diálogos introspectivos y referencias mitológicas. Además, tenemos aquí las portadas principales de Mark Brooks, Nic Klein o Esad Ribic y multitud de portadas alternativas realizadas por Phil Noto, Ron Lim, Tom Reilly, Kaare Andrews, Logan Lubera o Arthur Adams, entre otros.

Al final, el tomo de «A.V.X. El día del juicio» es un evento que cumple con creces en cuanto a ambición, ideas y espectacularidad. Ofrece momentos de auténtica grandeza tanto en lo narrativo como en lo visual. Gillen propone un relato cargado de matices y reflexiones, mientras que el despliegue gráfico de Schiti, Vilanova, Ferry y el resto del equipo aporta una riqueza que hace brillar cada capítulo. Sin embargo, el conjunto no está exento de altibajos. El tono fluctúa entre la solemnidad filosófica y la acción superheroica más directa, lo que a veces provoca rupturas de ritmo y una sensación de irregularidad que puede distraer al lector. Pese a ello, sigue siendo una lectura más que recomendable para quienes busquen un crossover con algo más de fondo que el habitual intercambio de golpes.

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