Elrow orígenes (1870 – 2025): siglo y medio de ocio en viñetas

De despejar un corral de cabras para improvisar una sala de baile a ser uno de los referentes para montar raves llenas de colores. En esa frase condensa más de ciento cincuenta años de cultura de ocio española y mediterránea, de generaciones bailando al son de diferentes ritmos y modas. En medio de todo eso, una familia, el linaje Satorres-Durán-Arnau, que a lo largo de siglo y medio han logrado que sus locales y raves sean referentes de la cultura de ocio de nuestro país.

Todo eso está condensado en “Elrow orígenes (1870-2025)”, el cómic de la familia Arnau que han llevado a cabo Xavier Morató y Josep Giró, editado por Norma. Un tebeo cuyo motor ha sido el propio Juan Arnau III que entendía que en la historia de su familia había algo que contar y así es. Pues aquí hay un relato digno de recorrer a varios niveles.

El primero, y más evidente, es el de descubrir la historia de una saga familiar y sus iniciativas. Que comienza cuando José Satorres abre el café Josepet en Fraga (Huesca), inspirado en los cabarets de las grandes ciudades, con la particularidad de que la ubicación era un pequeño pueblo agrícola de la franja entre Huesca y Lleida. Uno que llegó a situarse en el mapa de la cultura de ocio europea cuando la discoteca “Florida 135” irrumpió en la escena. El nexo de ambos locales es la misma familia, la cual no se quedó ahí en sus logros: Ahí está el Monegros Dester Festival que ha llenado de música electrónica el desierto aragonés. O “Elrow”, que de ser en origen una discoteca de Viladecans («Elrow 14«), es ahora un concepto y referente a nivel internacional para organizar raves y fiestas multitudinarias.

El cómic permite recorrer todos estos proyectos y su gestación, protagonizados por la familia que tiene una constante que sirve de motor de su negocio: Hacer bailar a la gente. En siglo y medio han cambiado las modas y corrientes musicales, pero no las ganas de ocio. Y esa es la necesidad que han cubierto los Arnau a lo largo de los años. Así cantó de forma regular Antonio Machín en el Club Florida o pudo tocar Xavier Cugat en Fraga en la época que tenía su residencia en un casino de Las Vegas. Así llegó el Tecno de Detroit y, con posterioridad, el House a los altavoces de Florida. Así ha sonado música electrónica al aire libre en el desierto de Monegros mientras pincha Laurent Garnier. Músicas diversas pero la misma constante: proporcionar momentos de baile y diversión.


Todo conducido en las viñetas por el propio Juan Arnau, que se acompaña de tres iconos de excepción para pasar por pasado, presente y futuro: Xavier Cugat, el DJ francés Laurent Garnier y Rowgelia. Sirviendo además para recorrer la evolución de la música de ocio en nuestro país, extrapolable a muchas zonas de occidente. Una cuestión que ha cuidado Xavier Morató en el guion, dotando de contexto cada época e hito.

Así se muestra la historia empresarial de la familia a lo largo de décadas, con sus éxitos. También sus fracasos. Pues emprender no solo es ganar, también implica fracasar y aprender de ello. Y ese camino también se muestra, dotando así de mayor veracidad a lo contado.

Al lado de Morató, el lapiz de Josep Giró perfila la historia y nos lleva por épocas y lugares metiéndonos de lleno en cada momento que se representa. Son páginas que suenan a cualquier estilo que ha sido popular, en mayor o menor grado, del siglo XX (y XXI). Que muestran la iniciativa por innovar en un campo como es la cultura de clubs y discotecas, por romper moldes organizando festivales y fiestas.

Queda así materializado, en 228 páginas, una historia que es capital para entender la evolución de la música de baile que ha sonado en nuestro país en siglo y medio. La que suena ahora y la que fue, pues toda ella comparte la constante de divertir al personal. Y eso también lo logra “Elrow orígenes (1870 – 2025)” en sus páginas. Condensar la ingente cantidad de datos y vivencias aquí recogidas y que no sea abrumador el resultado es todo un mérito. Al contrario, la sucesión de hitos fluye natural en estas páginas. Unas que vienen muy bien acompañadas por las firmas de lujo de Luis LLes, Ricard Robles y Javier Blánquez y presentadas bajo la sugerente portada que ha realizado Okuda San Miguel. Al acabar de leerlo, queda la sensación en el ambiente de un trabajo compacto, que muestra un recorrido empresarial y familiar, pero también uno cultural, de baile y ocio. Un pedazo de historia cultural que se disfruta viñeta a viñeta. Seguro que mientras leas estas páginas, suenan canciones en tu cabeza. Señal, entre otras, de que este cómic funciona.

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